Sólo un 24% de los encuestados cree que la colaboración es lo que mueve a los chilenos a resolver problemas comunes, mientras que la dimensión en la que las personas se sienten más incondicionales a colaborar es en la familiar con 63%.
El Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Facultad de Gobierno de la UDD, en conjunto con Feedback, Pacto Social y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), realizaron el estudio “Radiografía de la Colaboración Social en Chile”, el cual revela interesantes resultados sobre lo que entienden los chilenos por colaboración y cuánto están dispuestos a hacerlo.
Carlos Rodriguez-Sickert, director del CICS, enfatiza que el diagnóstico del escenario actual no es muy positivo, ya que se percibe una muy baja agencia social para enfrentar los problemas comunes. “Hoy Chile se enfrenta a una encrucijada donde las personas no se sienten tan comprometidas a colaborar, con sólo un 24% que cree que la colaboración es lo que mueve a los chilenos a resolver problemas comunes y más de un 70% considera que los chilenos o reclaman frente a terceros o son indiferentes frente a los problemas comunes”.
“Lo positivo es que son los jóvenes los que asignan más importancia a la colaboración, pues creen que además es muy importante el conocimiento y la innovación, pero esto no ocurre a nivel de otros rangos etarios”, agrega Carlos Rodríguez.
Si bien, uno de cada cuatro encuestados opinan que la característica más importante para enfrentar de mejor manera los desafíos del país es la colaboración (26%), cuando se les consulta por la actitud que mejor refleja el modo de ser de los chilenos, sólo un 24% cree que los demás colaboran entre sí cuando enfrentan problemas comunes; por el contrario, la mayoría considera que las personas prefieren reclamar contra los responsables (44%), y un 29% que las personas tienen una actitud de indiferencia ante este tipo de situaciones.
Además, el estudio aborda la disposición a colaborar en distintos contextos sociales, mediante una escala de 5 alternativas posibles. Las dos alternativas que se refieren a una baja o nula disposición a colaborar fueron resumidas en la categoría de free rider o “no colaborador”; otras dos alternativas que aluden a la disposición relativa se resumen en “colaborador condicional” y una última alternativa para designar a los “colaboradores incondicionales”.
Al consultar sobre la expectativa en la disposición que tienen las personas para solucionar un problema común que afecta al barrio donde viven, la mayoría (55%) considera que hay una condicionalidad para ayudar, 27% ve una nula disposición, y tan solo el 18% considera que las personas tienen una disposición incondicional a colaborar.
Por otra parte, son la familia y el trabajo los espacios donde las personas manifiestan una mayor disposición a la colaboración incondicional, con un 63% y 42% respectivamente, es decir, sostienen que están dispuestos a colaborar incluso si es necesario hacerse cargo del trabajo de otros. En este mismo contexto, es donde se percibe la menor tendencia a la nula disposición a colaborar, donde en la familia solo un 5% declara no colaborar, y un 7% en su trabajo.
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