En 2024 la brecha salarial entre hombres y mujeres en Chile llegó a -24,4 %, ampliándose respecto al año anterior.
De acuerdo con el Zoom de Género, elaborado por la Fundación ChileMujeres, la Cámara de Comercio de Santiago y el Observatorio del Contexto Económico de la UDP, las mujeres que trabajan reciben en promedio un 24,4 % menos que los hombres en sus ingresos laborales.
Al compararlo con el año anterior, la brecha se amplió, ya que en 2023 alcanzaba un -23,3 %.El informe revela que, por nivel de calificación, la desigualdad afecta a todos los segmentos, con un promedio general de -33,5 % en perjuicio de las mujeres, y que la diferencia se amplía a medida que aumenta la calificación.En el caso de la informalidad, los datos son aún más críticos.
La brecha entre ocupados informales llega a -31,3 %, mientras que entre los trabajadores formales es de -21,1 %.
En los segmentos de alta calificación, la brecha es mayor en los empleos formales que en los informales; en cambio, en los niveles medio y bajo ocurre lo contrario, es decir, en estos segmentos, la brecha es mayor entre los ocupados informales.Según el tipo de jornada, también se observan diferencias notorias. Las mujeres en trabajos con jornada parcial ganan un 34,3 % menos que sus pares hombres, mientras que quienes trabajan jornadas completas de 44 a 45 horas presentan una brecha de -14,8 %.Al analizar cinco ramas económicas con alta participación en el empleo total, el panorama es desigual: en la industria manufacturera la brecha es de -35,4 %, en salud -40,6 %, en comercio -36,9 % y en enseñanza -30,5 %.
El caso de la construcción es particular: allí la brecha resulta positiva para las mujeres (9,9%), lo que se explica porque la mayoría de quienes logran insertarse en este rubro acceden a puestos de alta calificación y mejor remunerados.
Factores que pesan
Mauricio Apablaza, investigador de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, explica que en los últimos años se observa un deterioro de las condiciones laborales de las mujeres, expresado en la caída de su tasa de ocupación y en el menor número total de empleadas.
Mientras tanto, los hombres han experimentado mejoras, con más ocupación y menos desempleo.Apablaza también señala que, aunque la informalidad disminuyó en ambos géneros, el descenso fue más marcado en los hombres.