En una conversación liderada por el académico Guido Larson, se analizaron los intereses estratégicos de los principales actores involucrados, la fragilidad del equilibrio regional y los posibles escenarios a futuro en Medio Oriente.
En un contexto internacional marcado por tensiones crecientes en Medio Oriente, la Facultad de Gobierno de la UDD organizó el webinar “Conflicto Israel-Irán: riesgos estratégicos y potencial disruptivo”. La actividad fue encabezada por el académico Guido Larson, y moderada por Juan Pablo Sims, investigador del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERI).
Durante la sesión, Larson planteó un análisis profundo de los factores históricos, estratégicos y regionales que explican la escalada del conflicto entre Israel e Irán, abordando las motivaciones particulares de cada actor involucrado.
“El año 1953 marca un hito clave”, señaló Larson al comenzar, en referencia al golpe de Estado en Irán que alteró radicalmente la dinámica del poder en la región. Desde entonces, explicó, se ha desarrollado un juego geopolítico en el que Israel, Irán y Estados Unidos actúan con objetivos distintos pero interrelacionados.
Israel, por ejemplo, ve en la presión internacional sobre Irán una oportunidad para sostener la legitimidad interna de su actual gobierno y garantizar la continuidad del apoyo estratégico de Estados Unidos. Irán, en tanto, busca preservar la supervivencia de su régimen y mantener un mínimo de disuasión frente a las potencias extranjeras. Para Estados Unidos, el interés pasa por frenar las ambiciones nucleares iraníes y contener su influencia en la región.
Larson comparó la situación iraní con la de Corea del Norte, destacando que “la estabilidad del régimen no necesariamente refleja debilidad interna, sino una estrategia sostenida de sobrevivencia, aunque con un costo constante de aislamiento y tensiones”.
Respecto a los escenarios futuros, el académico subrayó la dificultad de realizar predicciones claras. “Estamos frente a una bruma estratégica. Este conflicto, aunque no redefina por completo el equilibrio de poder, sí altera dinámicas previas, como la percepción de la invulnerabilidad militar israelí frente a Irán”, indicó.
Entre las variables destacadas, mencionó una posible aceleración del programa nuclear iraní, así como cambios de régimen que, incluso si fueran hacia gobiernos más liberales, no necesariamente modificarían la percepción de amenaza regional. “Más allá del tipo de régimen, la geografía no se puede derrotar”, afirmó Larson.
También llamó la atención sobre el impacto que estas tensiones tienen en otros actores regionales como Turquía, Irak, Siria y Arabia Saudita, con crecientes intereses internacionales. “Israel puede ser temido, pero ser odiado perjudica su capacidad de generar alianzas sostenibles. Su desafío es convivir con la región”, sostuvo.
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