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Nuevo Doctor en Ciencias de la Complejidad Social recibe grado por tesis enfocada en la evolución de las decisiones sociales

Con esta investigación, Nicolás Ferrer se convierte en el vigesimotercer graduado del Doctorado en Ciencias de la Complejidad Social de la UDD, programa recientemente acreditado por 7 años por la CNA.

El Doctorado en Ciencias de la Complejidad Social y el Centro de Investigación en Complejidad Social, pertenecientes a la Facultad de Gobierno de la UDD, celebran la obtención del grado de Doctor en Ciencias de la Complejidad Social por parte de Nicolás Ignacio Ferrer Lorca, quien defendió con éxito su tesis titulada “From Childhood to Adulthood: The Influence of Social Preferences and Theory of Mind on Decision-Making in Social Negotiation”, bajo la tutoría del Dr. Pablo Billeke y la co-tutoría de la Dra. Patricia Soto.

La tesis de Ferrer explora cómo evolucionan nuestras decisiones sociales desde la niñez hasta la adultez, influenciadas por nuestras preferencias sociales, la Teoría de la Mente (ToM) y otras funciones cognitivas clave. A través de una combinación de revisión sistemática y estudios experimentales utilizando el juego del ultimátum, la tesis profundiza en el desarrollo de la empatía, la equidad y el juicio moral.

“Lo que más me motivó fue entender cómo se forma nuestro sentido de justicia, cómo aprendemos a negociar con otros, y qué papel juegan nuestras habilidades cognitivas en ello”, comenta Ferrer. “Quería conectar el neurodesarrollo con implicancias prácticas para la educación, la salud mental y las políticas públicas”, agrega.

Uno de los hallazgos centrales del trabajo es que la capacidad de ponerse en el lugar del otro —base de la ToM— comienza a formarse en la infancia, se refina en la adolescencia y adquiere mayor estabilidad en la adultez. Sin embargo, el estudio también muestra que los adolescentes tienden a ser más competitivos, mientras que los adultos presentan una orientación más consistente hacia la equidad.

“Me sorprendió ver lo poco que influye la retroalimentación inmediata en nuestras decisiones sociales”, explica. “Esto sugiere que nuestras ideas sobre lo que es justo o injusto están más consolidadas de lo que se pensaba, incluso desde edades tempranas”.

Además, la tesis vincula estos procesos con áreas específicas del cerebro, como la corteza prefrontal medial y la unión temporoparietal, y revela diferencias relevantes entre personas neurotípicas y neurodivergentes. En este sentido, la investigación abre nuevas posibilidades para el diseño de intervenciones en contextos clínicos y educativos.

“Espero que este trabajo sirva para abrir nuevas conversaciones sobre cómo diseñamos intervenciones en educación emocional y cómo abordamos el desarrollo social en niños neurodivergentes, como es el caso del autismo y el déficit atencional”, señala Ferrer.