Aunque la participación laboral de personas mayores muestra una leve recuperación postpandemia, más del 43% trabaja en la informalidad, situación que afecta con mayor intensidad a las mujeres.
Un reciente informe elaborado por el Centro de Conocimientos e Investigación en Personas Mayores (CIPEM), de la Facultad de Gobierno UDD y Caja Los Héroes, evidenció un crecimiento en la tasa de ocupación de personas mayores de 60 años en el país, aunque acompañado por un alza preocupante en la informalidad, especialmente entre mujeres.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Empleo del INE correspondientes al trimestre diciembre 2024 – febrero 2025, la tasa de ocupación de este grupo etario alcanzó un 31,4%, lo que equivale a 1.234.125 personas. Este aumento, aunque leve respecto al año anterior (31,1%), muestra una tendencia de recuperación del empleo senior tras la fuerte caída provocada por la pandemia.
«Desde el año 2021 hemos visto una recuperación paulatina del empleo en personas mayores, sin embargo, aún no logramos alcanzar los niveles previos a la pandemia», explica Yamil Tala, investigador de CIPEM. «Esta alza también se ve impulsada por factores demográficos, como el envejecimiento poblacional acelerado y el aumento en la esperanza de vida, que hacen que más personas prolonguen su vida laboral», añade.
El informe también pone énfasis en las brechas de género. Mientras que la ocupación en hombres mayores alcanza el 45,3% (797.600), en mujeres llega solo al 20,1% (436.525), es decir, 25,1 puntos porcentuales menos. Además, se registra un aumento significativo en la informalidad: el 43,9% de los ocupados mayores trabaja sin acceso a seguridad social ni contratos formales. Esta situación afecta en mayor medida a las mujeres mayores, con un 50% (218.146) trabajando en condiciones informales, lo que representa un alza del 5,1% en comparación con el mismo período del año anterior. En los hombres, la informalidad alcanza el 43,9% (323.413), pero el incremento fue mayor: 8,4% en un año.
«La falta de oportunidades laborales formales, las restricciones etarias y las dificultades para reinsertarse una vez fuera del mercado formal, son factores que explican este fenómeno. En el caso de las mujeres, esta tendencia es más marcada en todos los grupos etarios», señala Tala.
El estudio también destaca que los mayores aumentos de informalidad se registran entre asalariados del sector público, con un crecimiento de 33,9% (5.205 personas), seguido por asalariados del sector privado (8,5%) y trabajadores por cuenta propia (6,5%).
Por otra parte, aunque los empleos formales también crecieron, su ritmo fue más lento: solo aumentaron un 2,7% (18.627 personas) frente al 7% de aumento en empleos informales (35.554 personas). En términos relativos, los mayores incrementos en empleo formal se observaron en trabajadores por cuenta propia (10,4%) y asalariados del sector privado (3,9%), mientras que los empleados de servicios domésticos formales sufrieron una baja de 14,3%.
«Se espera que el envejecimiento continúe empujando a una mayor proporción de adultos mayores a mantenerse activos laboralmente, pero mientras no se aborden las barreras estructurales del mercado laboral, la informalidad seguirá siendo una constante, particularmente entre las mujeres», concluye Yamil Tala.