Un estudio de CIPEM (UDD-Los Héroes) reveló que los adultos mayores de estratos socioeconómicos más bajos desembolsan casi el 40% de su presupuesto familiar en alimentación. En tanto, los adultos mayores de sectores socioeconómicos más altos el presupuesto familiar destinado a alimentación es de 20%.
Carnes (22%) y cereales (18%). Esos son los productos más consumidos por las personas mayores de 60 años en Chile. Al analizar los hogares compuestos solo por personas mayores según clase social, se observan diferencias en la distribución del gasto alimentario. En hogares de clase baja, predominan las categorías básicas, destacando las carnes (23,8%), cereales (20,0%) y hortalizas, tubérculos y legumbres (14,0%). A medida que aumenta la clase social, aunque estas categorías siguen siendo relevantes, disminuyen su proporción en el gasto total. En hogares de clase alta, las carnes representan solo el 18,9% del gasto, mientras que aumenta el gasto relativo en categorías como productos lácteos y huevos (11,5%), frutas y frutos secos (9,6%), y especialmente en alimentos más procesados como platos preparados (7,4%) y azúcares y repostería (5,3%). Lo anterior evidencia cómo, con mayores ingresos, los hogares de personas mayores diversifican su dieta, reduciendo proporcionalmente el gasto en alimentos básicos. “Esta diversidad no solo da cuenta de un acceso más amplio a alimentos variados, sino también la posibilidad de elegir alimentos que se ajusten a las necesidades de la vejez, como facilidad de preparación o aporte nutricional. En contraste, los hogares con menos ingresos siguen concentrando su consumo en lo básico, lo que limita las oportunidades de una alimentación equilibrada y saludable en esta etapa de la vida”, dice Yamil Tala, investigador de CIPEM.
MÁS ALLÁ DEL PLATO
Los hogares solo de personas mayores de clase baja gastan en promedio $202.246 (mediana $160.543), destinando un alto porcentaje del presupuesto, 36,1% a alimentación. En hogares de clase media, el gasto promedio aumenta a $236.150, pero el porcentaje del gasto total destinado a alimentación se reduce a 29,0%. Finalmente, los hogares de clase alta presentan un gasto promedio mensual de $266.830, pero la proporción destinada a alimentos baja al 19,5%. Estos resultados revelan que, aunque los hogares de mayores ingresos gastan más en términos absolutos, la alimentación representa una carga menor en su presupuesto familiar, patrón que se repite también en los otros tipos de hogares. “Mientras más altos los ingresos, menor el peso de la alimentación en el presupuesto, lo cual permite destinar parte del presupuesto para otro tipo de actividades. En los hogares más vulnerables, comer bien no solo cuesta más: también limita otras decisiones esenciales para un envejecimiento saludable”, agrega Tala.