Desde ciberdelincuencia hasta suplantaciones, las formas e ideas de cometer delitos se multiplican. En los últimos años, las nuevas modalidades delictuales, como robos con distractores para la huida (caso Portal La Dehesa), supuesta suplantación de autoridades o crecientes engaños online (phishing, secuestro de WhatsApp), son algunas de las múltiples técnicas ocupadas por delincuentes que ponen en duda la capacidad de las policías para enfrentarlos. La investigadora de AthenaLab, Constanza Araos, señala que en Chile han irrumpido tanto nuevas formas de comisión de un delito, como es el caso mencionado de los robos, así como también otras figuras delictivas nuevas, como secuestros extorsivos o el sicariato.
Según la experta, un factor que hace más complejo el panorama es el uso de nuevas tecnologías empleadas para la comisión de delitos.
“En el clásico ‘cuento del tío’, ahora los delincuentes usan Inteligencia Artificial para simular la voz o incluso el rostro de un familiar, o es cada vez más común el phishing o sistemas complejos de secuestros de datos bancarios desde los celulares.
Esto es porque son herramientas de muy bajo costo al alcance de muchos y también es difícil de perseguir”, argumenta. De acuerdo con el docente investigador de la Facultad de Gobierno UDD, Hugo Contreras, entre otros ilícitos, se ha visto con mayor frecuencia el robo cometido por “motochorros” y “bicichorros”, donde el “lanzazo” (robo por sorpresa) o robo con violencia, lo comete el delincuente desde su moto o bicicleta a una persona que camina descuidada o distraída.
Por otro lado, el académico asevera que se observan nuevos delitos asociados al crimen organizado, como: narcotráfico, tráfico de armas, lavado de activos, contrabando, trata de personas, tráfico ilícito de migrantes y cibercrimen. “La estafa telefónica (desde la cárcel), según datos empíricos, nace en Chile y se ha expandido a otros países, haciendo estafas desde Chile hacia Europa, teniendo cómplices en el viejo mundo.
Hay técnicas que nacen, hay técnicas que vuelven a revivir (el cuento del tío nunca ha dejado de estar presente).
Existen técnicas como el secuestro de Facebook, en donde se hacen pasar por la persona dueña de la red social y ‘solicitan’ dinero (casi siempre es una persona conocida y que para el defraudado sería un honor ayudar)”, comenta Eduardo Labarca, prefecto en retiro de la PDI, y consultor en seguridad pública y privada. Lo que dicen las cifras Hugo Contreras indica que los registros del Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD) aseguran que las tasas de casos policiales para 2022 muestran que los homicidios aumentaron un 34,4% respecto de 2021.
Además, el robo con violencia o intimidación lo hizo en un 64,3%, el robo por sorpresa en un 62,4%, las lesiones (leves, menos graves y graves) un 25,9%, y el porte de armas un 53,4%.Según la PDI, durante el año pasado se registraron 46 secuestros, lo que implica un aumento del 76,9% respecto del año anterior, que arrojó un 26%.
De acuerdo con los números que maneja Carabineros, entre 2017 a 2022 se registraron 1.925 de estos delitos. Tan solo en 2022 se contabilizaron 508 secuestros (un 79% más que 2021), donde la Región Metropolitana registra el mayor número de casos, los que, en su mayoría eran de tipo extorsivos, siendo el perfil de las víctimas pequeños comerciantes.
Constanza Araos destaca las cifras significativas de homicidios en Chile, haciendo especial énfasis a la forma violenta en la que se trata a las víctimas. “Por otro lado, la ciberdelincuencia ha tenido un alza desde 2017 con un aumento de un 53% hasta 2021, lo que, según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (con datos del 2021), arrojaría la afectación de unos 560 mil hogares.
El ciberdelito más común es el de estafa, que según datos oficiales se triplicó desde el 2017 hasta el 2021, mientras que le siguen el delito de acoso, hostigamiento y/o recepción de mensajes de carácter sexual no solicitados, que aumentó un 43% entre 2019 y 2020”, asegura la investigadora de AthenaLab.
Araos menciona que otro aumento se evidencia en el caso de los delitos de adquisición, almacenamiento, comercialización y/o producción de material pornográfico infantil, que aumentaron en un 50,5% desde 2017 a 2021.
“Me quiero detener que todos estos delitos, están asociados al crimen organizado”, expresa. La preparación policial y el accionar de las autoridades Constanza Araos sostiene que, a pesar de que existe una buena preparación policial en Chile, deben existir facultades perfectamente reglamentadas en las leyes, junto con una voluntad política de emplearlas, argumentando que las policías son obedientes y no deliberantes.
La especialista enfatiza en la importancia del rol de las autoridades, ya que son quienes instruyen el actuar de las Fuerzas de Orden y Seguridad.
En ese contexto, señala que es importante la coordinación de la inteligencia y las medidas preventivas, pero que otro aspecto fundamental son las políticas contra el crimen organizado. “Esto es, aplicando efectivamente las medidas especiales de investigación que ahora la ley permite, generar leyes de manera eficiente para tipificar y sancionar de manera efectiva a los nuevos tipos de delitos, trabajar institucionalmente los índices de impunidad, perseguir el patrimonio producto de la actividad criminal y respaldar el actuar de las policías en la persecución contra el crimen”, comenta Araos. Con respecto a estos nuevos delitos, como el phishing o los secuestros de identidad en redes sociales, Eduardo Labarca asegura que la preparación policial es la adecuada, argumentando que estos son delitos de muy baja pena, en donde siempre hay un “palo blanco” al que se le depositan los dineros adquiridos ilícitamente.
Ante esto, el experto enfatiza en los protocolos de prevención que deben tener las personas, familias y las empresas, para evitar ser víctimas de estafas. En relación al actuar de las autoridades y el Estado, Hugo Contreras asevera que, hasta ahora, solo se está reaccionando con la nueva Política Nacional contra el Crimen Organizado, y que tras su implementación se esperaría una mayor prevención de este tipo de delitos.
“Ahora, independiente de la política, la ciudadanía podría actuar de manera más preventiva contra ciertos delitos.
Por ejemplo, ante los engaños a través de correos electrónico o mensajes fraudulentos, pueden cerciorarse del origen y la veracidad de estos antes de responder o presionar algún link. En este caso, los bancos siempre informan que no envían ningún tipo de información por estas vías o que no pedirán claves.
El actuar de los motochorros se previene caminando con cuidado, sin exponer el teléfono o pertenencias personales de valor”, agrega el docente investigador de la Facultad de Gobierno UDD. De acuerdo con Constanza Araos, desde un punto de vista institucional es deber del Estado reforzar las medidas de prevención, haciendo énfasis en la reestructuración de los tomadores de decisiones, para que puedan reaccionar rápida y efectivamente, mediante una Arquitectura de Seguridad.
Por otro lado, desde el punto de vista de las víctimas, la experta destaca que es importante informarse sobre las nuevas formas de comisión de delitos. “Acá me detengo en el caso particularmente del cibercrimen, hay canales oficiales de Estado como el CSIRT (Equipo de Respuesta ante Incidentes de Seguridad Informática), que ayudan a concientizar sobre el uso de tecnologías y cómo prevenir ser víctima de este tipo de delitos, para lo cual además es importante llegar a todos los sectores de la población, ya que hay sectores más vulnerables a este tipo de conductas, como personas mayores o los que tienen poca o nada de educación digital”, añade la investigadora.
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