El debate sobre adelantar o no las vacaciones de invierno por un alza en los virus respiratorios se ha vuelto a instalar. Lo cierto, es que desde el Gobierno ya descartaron realizar la acción este año y, por el contrario, llamaron a aplicar lo aprendido en los colegios durante la pandemia del covid-19, como lavar las manos y ventilar los espacios.
Pero, ¿qué opinan entendidos en el tema consultados por Emol? Sebastián Ugarte, médico intensivista y jefe UCI de la Clínica Indisa, considera que anticipar el receso escolar en los colegios «puede ayudar a manejar el brote de enfermedad respiratoria estacional».
Lo anterior, según precisa, «por una reducción de la propagación, porque se transmiten más fácilmente de persona a persona en entornos escolares, por dar un tiempo de recuperación a aquellos niños o familiares que se encuentran enfermos, por tratar de cortar o amputar el pico epidémico de enfermedades y, sobre todo, para aliviar la presión sobre los servicios de camas críticas pediátricas».
Ahora bien, sostiene que «el momento preciso de ese adelanto debe ser estimado de acuerdo a dos factores: las curvas epidémicas de contagio y el índice de ocupación de camas críticas, para evitar un colapso de los sistemas sanitarios».
La directora ejecutiva del Centro de Políticas Públicas e Innovación en Salud de la Universidad del Desarrollo, Paula Daza, asegura por su parte, que cualquier medida extraordinaria de esa magnitud, «tiene un impacto enorme en las familias y en los niños», por lo que se tiene que tomar «cuando la situación sanitaria es de una emergencia tal que el sistema de salud no es capaz de responder a las necesidades«. Algo que en su opinión, ahora no ocurre.
«El Ministerio de Salud ha levantado hace unos meses atrás una campaña de invierno que una de las cosas que hace es aumentar las camas críticas, fortalecer los servicios de urgencia, fortalecer el recurso de manos en la atención primaria, y además, fortalecer la vacunación. Entonces, antes de suspender las clases o adelantar las vacaciones, todas esas medidas tienen que tomarse con la máxima prontitud y energía para poder responder al sistema de salud«, acota.
Añade que le «parece que es una medida que tiene un impacto más negativo en las familias y niños, y tampoco parece ser necesaria«. «Ya hemos suspendido bastante las clases, los niños están sumamente afectados por los dos años de pandemia, tenemos que recuperar no solamente el punto de vista educacional, porque finalmente el colegio es un lugar de protección, donde los niños se alimentan, las familias se han organizado, y adelantar las vacaciones, el impacto negativo que produce, es mucho mayor que el beneficio que en este minuto podría dar», puntualiza.
Una mirada similar muestra Elisa Araya, rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), quien afirma que hay que empezar a pensar de manera «más global» sobre «cómo vamos a enfrentar las consecutivas emergencias y crisis que vamos a vivir, de toda índole». «La pandemia fue una, el aumento viral es otra», dice, pero también menciona el cambio climático y el aumento de las temperaturas.
Así, dice que «la pregunta es si la escuela está preparada para, por ejemplo, volver a pasar a estados estudios en remoto, de volver instaurar modalidades que combinen lo presencial con lo virtual, porque nosotros ya supimos que estos 2 años de lejanía de los niños y de los jóvenes en las escuelas, nos ha costado carísimo en tema de brechas de aprendizaje y de salud mental, entonces, no se trata de decir, «mire nos estamos resfriando todos, todos estamos con influenza y volvamos a la casa»».
«Hay que preparar mejor al sistema educativo chileno para flexibilizar esta modalidad de trabajo, de manera de que no haya una pérdida tan grande en los aprendizajes, porque en general los que pierden más son los niños y niñas de los sectores más pobres, quienes tienen menos recursos, porque la escuela no solamente les provee de alimento, sino que además les provee de la socialización que no tienen en otros lugares. Me parece que es la respuesta más adecuada en realidad», advierte.
Por último, Isaías Sharon director ejecutivo de HPI International, manifiesta que «adelantar las vacaciones siempre tiene un costo importante para el proceso de aprendizaje de los estudiantes, no solo porque van a tener cierta cantidad de días sin clases, sino que porque corta la rutina que da forma al proceso formativo, y al retornar de las vacaciones se debe volver a poner a los estudiantes en sintonía, y eso toma al menos la primera semana».
Por esa razón, comenta que realizar esa acción «en un contexto en que se debe avanzar en contenidos de aprendizaje que el Ministerio ha priorizado y, enfrentando un contexto de grandes brechas de aprendizaje -como es la lecto escritura-, hace razonable que el Mineduc no quiera avanzar en una medida así tan rápidamente«.
En sintonía con Daza y Araya, dice que existen muchas otras medidas que se pueden tomar frente a la actual situación, «como el uso de modelos híbridos como en pandemia, uso de mascarillas en las salas de clase para contener los espacios de posibles contagios y la vacunación que el Minsal ya implementó».
«En vista de lo anterior, más parece ser necesario promover medidas de autocuidado y prevención en escuelas, empresas y en lugares de aglomeración, que buscar hacerlo por medio de mover las fechas de las vacaciones», concluyó.
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