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Cinco claves para mirar lo que viene

Análisis de Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno UDD.

El proceso electoral que se inicia estará sometido a diversas tensiones y complejidades, la mayoría de ellas asociadas a las estrategias que desarrollen los candidatos para posicionarse y ganar espacio político-electoral. Dichas estrategias es muy probable que tengan que ver, en algunos casos, con movimientos tácticos hacia un sector ideológico u otro (izquierda, centro o derecha), con tratar de poner de manifiesto los atributos personales de los aspirantes a La Moneda (historias personales) y con acercamientos identitarios con grupos de la sociedad (mujeres, clase media, jóvenes, etcétera), por supuesto, entre otras fórmulas.

5 claves que estarán presentes en el proceso electoral, a partir de los resultados de la encuesta y de los acontecimientos democráticos recientes.

La dinámica de competencia

Un aspecto que aún no se manifiesta con intensidad es la dinámica de conflicto y diferenciación de los candidatos, la cual debiera tener impacto en las preferencias de los potenciales electores. Por ejemplo, la propaganda negativa, que ciertamente existe, evidencia que tiene efectos en la adhesión a un candidato y es probable que se intensifique en los próximos meses. En ese sentido, el rol de los medios para escrutar la información será crucial para evitar el efecto de caja de resonancia.

Los que se fueron y que se irán

Si bien el número de candidatos se redujo a siete, después del pronunciamiento del Servel el pasado jueves, hasta ahora Sichel y Boric concentran más del 40% de las preferencias. Y si no consideramos el porcentaje que declara que no votaría, la cifra en favor de ambos presidenciables aumentaría a un 48%. No obstante, la salida de Gino Lorenzini (Felices y Forrados) y Diego Ancalao (Lista del Pueblo), si bien solo representaría un 6,6% de las preferencias, será importante observar hacia dónde fluyen esos votos.

Pero no todo es competencia, porque —de una forma u otra— quienes pasen a segunda vuelta deberán pedir el apoyo de los que queden en el camino. Ello plantea la necesidad de establecer “puentes” a priori o límites a la competencia entre candidatos “afines” (lo que se puede y lo que no). De esta manera, posiblemente veamos “agendas y enemigos comunes”. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas son armas de doble filo, pues ayudan en una segunda vuelta, pero no generan diferenciación electoral en primera vuelta.

Las mujeres

Hasta ahora la adhesión femenina entre los candidatos parece favorecer a Sichel. Es así que, según sea el contendor de segunda vuelta, esta llega a 7 puntos porcentuales e incluso más. Lo central en este punto es que los candidatos deberán calibrar, en lo que viene de la campaña, de qué manera equilibran o exacerban dichas diferencias en razón de las estrategias que más les convienen, dependiendo del peso electoral que hombres y mujeres tienen. De hecho, del total de votantes en 2017, las mujeres representan un porcentaje superior al de hombres, 54,6% versus 45,3%.

Los jóvenes

Hasta ahora se aprecia que los principales adherentes de Boric provienen de sectores jóvenes; no obstante, hay dos desafíos: por una parte, encantar a sectores de votantes mayores de 40 años y, por otra, que los votantes jóvenes efectivamente voten. Solo a modo de referencia, la diferencia entre el porcentaje de los votantes menores de 30 años y los mayores de 40 años es superior a 10 puntos porcentuales.

La participación

Si tenemos en cuenta los últimos años, la participación no ha superado el 52%, e incluso menos si miramos los datos de mayo, donde concurrió a las urnas solo el 43,7%. Ahora bien, no solo importa el volumen de participación, sino que también su composición, como se insinuó en términos de sexo y edad. La razón de ello es que los movimientos de votantes pueden determinar el mayor éxito de un candidato más que de otro. En este sentido, un factor relevante que deberemos observar es la evolución de los que declaran que votarán.