Su tardía entrada a la carrera presidencial, su relación con la DC, la debilidad de su sector, su estancamiento en las encuestas y la irrupción de una nueva generación, entre los elementos que mencionan cuatro analistas.
Fue el 29 de marzo cuando algunos dirigentes de oposición miraron por primera vez con ojos de presidenciable a la senadora Yasna Provoste (DC).
Ese día -acompañada por su correligionario Jorge Pizarro- llegó a La Moneda a una reunión protocolar con el Presidente Piñera. Iba a presentarse como nueva presidenta del Senado, pero terminó en una reunión de trabajo político, donde llamó al Mandatario a que mejoraran la protección social de los chilenos… lo que un mes después se conocería como Agenda de Mínimos Comunes.
El 30 de abril, de hecho, la misma Provoste junto a Pizarro volvió a La Moneda –en un recordado episodio donde Piñera la salió a recibir al patio de los Cañones, tras sufrir una amarga derrota en el TC por el tercer retiro- y la presidenta del Senado se volvió el foco de todas las miradas…
Entrevistado: Eugenio Guzmán, decano Facultad de Gobierno UDD
En imágenes sus declaraciones
Si bien Provoste irrumpió en las encuestas presidenciales sin ser candidata aún (superando a la carta del PS, Paula Narváez y la apuesta del PR, Carlos Maldonado), en las últimas semanas no ha seguido subiendo. Incluso ha bajado en algunas de ellas.
La Cadem –las últimas cuatro semanas- la ubica entre los 12 y 9 puntos de preferencias presidenciales, versus 3 puntos de Narváez y uno de Maldonado. Criteria la sitúa (con 11 puntos, 2 más que en la medición anterior) como la única de ese sector entre las primeras siete preferencias presidenciales. Y en Pulso Ciudadano aparece con 7,1% de adhesión, superando a Narváez (1,8%) y a Maldonado (0,3%).
Pero en todas las mediciones aparece en tercer o cuarto lugar, tras Sebastián Sichel (de Chile Vamos) y Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), que al menos la doblan en preferencias. En la última Cadem, Provoste bajó un punto (ya había caído 3 puntos la semana anterior) y en Pulso Ciudadano marcó 5 puntos menos respecto de la última medición, quedando en cuarto lugar tras José Antonio Kast (Republicanos). Su capacidad para lograr acuerdos en un clima polarizado (a propósito de los Mínimos Comunes) la catapultó en las encuestas, pero esa visibilidad mediática hoy la tiene la Convención Constitucional y la ha sacado de la escena pública.
“Ella no ha despegado, no ha sido esa espuma que se eleva a niveles impensables, más bien se ha mantenido y eso incide mucho en el ánimo de los votantes”, agrega Guzmán.
“Ella sale a escena con dos o tres meses de retardo respecto de su momentum, lo que generó un vacío que luego se llenó con el resultado de la primaria legal (Boric y Sichel). Y aunque ha tenido menos tiempo para instalarse como precandidata (su programa se conoció recién el domingo en la tarde), aparece como la más popular, con más enganche en la gente sencilla”, dice el analista electoral, Pepe Auth.
Por eso, en el círculo de la candidata entienden que es fundamental congregar la mayor cantidad de gente a la primaria de este sábado. “Si la consulta es masiva, debiera ganar con amplitud. Pero si la consulta es más bien de militantes, el resultado es incierto”, agrega Auth.
El fantasma de la baja participación en una primaria que no genera interés en la ciudadanía (el último debate televisado marcó 18,2 puntos de rating, mientras que el de Chile Vamos alcanzó 29 y el de Apruebo Dignidad 25) es quizá el mayor temor de los partidarios de esa candidatura. Las cifras en torno a cuánto es lo aceptable, varían según la mirada. Lo ideal, dicen los expertos más exigentes, sería que los tres candidatos en conjunto sumen medio millón de votantes (considerando que las primarias legales superaron ampliamente el millón de personas en cada uno de los sectores). Pero, con realismo –admiten en el propio sector- “ya sería una victoria si alcanzamos las 200 mil personas”, apelando a la capacidad instalada que tienen los partidos del pacto.
Cristóbal Bellolio, cientista político, repara que justo cuando ella se posicionaba en la opinión pública (sin ser candidata aún), la primaria legal cambió completamente el escenario. “Provoste parecía una opción muy promisoria cuando los potenciales contendores eran el UDI Joaquín Lavín y el comunista Daniel Jadue, porque hacían presagiar una presidencial polarizada en que ella quedaba en el centro” dice. Pero al ganar Boric y Sichel, “se le achica la cancha, porque ambos tienen suficiente cintura como para apuntar a votantes más moderados. Además, al ser ellos los candidatos más jóvenes aparece el mensaje de que «ahora, sí o sí, es el minuto de la renovación». Y ella no es parte de esa renovación”. No solo porque bordea los 50 años (Sichel tiene 44 y Boric 35), si no por haber participado –como gobernadora, intendenta y ministra- en los últimos gobiernos de oposición, lo que le ha valido criticas permanentes, incluso de gente de su sector.
Auth destaca a que al definir su equipo de trabajo, Provoste se preocupó de poner rostros nuevos y no necesariamente de su partido: “Eligió a una generación nueva de centroizquierda, gente que representa la renovación. Tampoco se encerró en la DC, una tentación fácil. De hecho ella no está donde está por ser DC, al contrario; está donde está, a pesar de ser DC. Creo que es la más transversal”.
Pero en las últimas semanas, el partido parece pesarle. No solo porque es crítica de parte de su última dirigencia (Fuad Chahin), que ha significado no contar con todo el respaldo de la tienda. También porque no tienen completa sintonía en algunos temas. Uno de los episodios más incómodos fue la despenalización de aborto. Pese a que se mostró partidaria de ello, la diputada DC Joanna Pérez –en la comisión de Mujer de la Cámara- votó en contra la idea de legislar. El otro fue cuando le preguntaron varias veces en el debate por su cercanía con el senador DC Jorge Pizarro, formalizado por el caso SQM, y la posibilidad que formara parte de su eventual gobierno.
“Es difícil para ella decir que es la representante de las mujeres, cuando su partido no está alineado con la agenda feminista, por ejemplo. Hoy ser militante de un partido es un costo. Pero ser militante DC, un doble costo porque es una marca tremendamente desprestigiada”, dice Bellolio.
Guzmán advierte que su relación con la DC es un arma de doble filo, porque “potenciar su partido como medio para atraer votaciones en una primaria es clave. Pareciera que ella trata de ser transversal, cuando en esta pasada es la representante de la DC. Si no logra ser atractiva dentro del partido, es un problema mayor serlo fuera”. Y luego señala: “O quizás su estrategia es quedarse en el borde para así atraer votantes de otros mundos, tal como lo logró con parte del PPD que salió a apoyarla. Pero es un riesgo, porque puede generar susceptibilidades que desmovilizan”.
Para Bellolio, Provoste tiene el problema de que “viene de un mundo que no tiene mucho proyecto, que se está apagando. Y lo que están haciendo es un poco salvando la dignidad, diciendo no podemos rendirnos ante nuestros hijos que son los del Frente Amplio y dejar que dominen la política chilena porque nos parecen muy radicales, porque aun tenemos algo que decir… No olvidemos que el PS trató de irse a la primaria del Frente Amplio y no le resultó”.
Y tras recordar cómo se reagrupó la Unidad Constituyente tras ese episodio, advierte: “En política las cosas son muy sorpresivas. Imagínate que gana este fin de semana. Y que luego se impone a Sichel por un punto. Eso significaría que pasa a segunda vuelta, y lo más probable es que sea Presidenta porque la derecha va a votar por ella antes que por Boric. Todo puede pasar. Ella debe jugarse su oportunidad, porque si gana la primaria, todo el escenario puede cambiar nuevamente”.
