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El dilema de las encuestadoras para las primarias

Cita: Rodrigo Arellano, vicedecano Facultad de Gobierno UDD.

Las primarias presidenciales del próximo 4 de julio se muestran difíciles de pronosticar no sólo porque ningún candidato, ni en el oficialismo ni en la oposición, es el claro favorito, sino porque ninguna encuesta podrá entregar un vaticinio más o menos certero. Así lo reconocen varios expertos en este tema, justo cuando ayer Cadem publicó un sondeo en el cual la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (con 33%) en Chile Vamos; la senadora Ximena Rincón y la exministra Paula Narváez (ambas con 24%) en Unidad Constituyente, aparecen liderado la carrera entre quienes reconocen que votarán en la primaria.

“Ninguna encuesta va a medir bien una elección primaria. En ningún caso se podrá dar una predicción, sino cuando mucho una tendencia (…) y con harto margen de error”, dice el director de Criteria Cristián Valdivieso. Esto, explica, por cuanto los estudios que actualmente se publican trabajan con un universo de pocos encuestados.

“O tienes un panel longitudinal, donde sigues a una cantidad de gente por mucho tiempo y sabes con certeza que irán a votar en una primaria, o haces una muestra con cinco mil personas que te permita sacar una muestra representativa. Es como encontrar una aguja en un pajar”, acota.

El sociólogo y director «detuinfluyes.com», Axel Callís, reconoce la dificultad: “En nuestros trabajos no preguntamos si van a votar por una primaria determinada, preguntamos directamente por el nombre del candidato. Por lo tanto, los resultados sólo responden a quienes están respondiendo la encuesta. No es una muestra representativa”. Y agrega que buena parte de las dificultades se explican por la falta de credibilidad del sistema político.

“Tenemos claro que si preguntamos por coaliciones o partidos se producen sesgos. La ‘partidofobia’ es muy grande, por eso vamos a los nombres de los candidatos directamente”.

El vicedecano de la Facultad de Gobierno de la UDD, Rodrigo Arellano, añade que las encuestas tienen el difícil desafío “de determinar al ‘votante probable’, es decir, si la persona a la que le estás preguntando si votará lo hará efectivamente. En general a la persona encuestada le gusta tener una actitud vinculada a valores ciudadanos, entonces muchas veces una persona dice que lo hará, pero por diversos motivos no vota y eso altera los resultados de la encuesta”.

Arellano agrega que “es una dificultad bien relevante que tienen las encuestas y por eso muchas veces es muy importante ajustar las preguntas para poder ver si la persona efectivamente tiene un comportamiento que lo incline a participar de la elección: si le interesa la política o si en su casa se habla de política, por ejemplo”.