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Por qué cae tanto la aprobación del Presidente Piñera

La aprobación presidencial más baja registrada por sus mediciones, dio a conocer esta mañana la encuesta de Criteria Research, en la que Sebastián Piñera alcanzó solo 7%, seis puntos menos que el sondeo del mes anterior.

“En toda la historia de esta encuesta (desde agosto de 2016), más allá de este gobierno, la menor aprobación la había tenido la Presidenta Bachelet y llegó al 16% (noviembre y diciembre de ese año, y también en febrero de 2017). El Presidente hoy tiene 7%, y es menos de lo que tuvo en el peor momento del estallido social”, precisa Cristián Valdivieso, director ejecutivo. “Es tan baja, que prácticamente no tiene mucho sentido entender dónde tiene menor aprobación, porque no hay ni siquiera nichos”, añade.

Deterioro en atributos

El deterioro del apoyo a la gestión del Mandatario se muestra también en otros sondeos. Por ejemplo, el último Pulso Ciudadano, de Activa, registró 11,2% el mes pasado y en febrero solo 6,7%.

Motivo de análisis para los expertos, quienes desde ya advierten los atributos en los que Piñera tiene mayor debilidad: para Valdivieso, en “carisma y cercanía”; para Ramón Cavieres, de Activa Research, “perdió la confianza de su sector y de la ciudadanía”; mientras que Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno UDD, no cree que en su capacidad de gestión esté tan afectado, “como podría estar en cercanía a la gente, que siempre ha sido una mayor debilidad de Piñera. Una crisis sanitaria requiere más empatía y acercamiento con lo que están viviendo las personas”.

En cuanto a la encuesta dada a conocer hoy (ver recuadro con el desglose), Valdivieso resalta algunas ideas: “Mientras más jóvenes son las personas, menor aprobación tiene el Presidente”; no hay mayor diferencia entre la capital y las regiones; tiene evidentemente menos aprobación entre quienes se identifican con la oposición, “pero además entre los chilenos que no se identifican con ninguna coalición, que siempre eso es más del 50%, ahí marca un 4%”.

Hay un tema profundo, dice Valdivieso, quien describe que el Presidente es visto hoy por la gente como “un actor secundario en el proceso que está viviendo el país”, en lo constituyente, la economía y las elecciones, pero que, al mismo tiempo, “genera cierto escozor y molestia. Entonces cada vez que da señales de vida, que no tienen nada que ver con la sensibilidad de la gente, la preocupación con la salud o por la reactivación, la gente se enrabia”. Ahí cita el tema de pasear por la playa sin mascarilla, uno de los hechos del periodo de toma de muestra de esta encuesta que se realizó entre los días 2 y 9 de diciembre. Esto, “le da carne a la idea que se instaló después del estallido social, de que hay un conflicto entre los poderosos y la gran mayoría del pueblo” y “genera aún más combustible a la hoguera del eventual populismo, que se estructura sobre eso: que los buenos son el pueblo y los malos la élite”.

Cavieres, en tanto, señala que si bien en general los Presidentes empiezan a perder protagonismo cuando entran al último año, aquí se conjuga que la crisis mostró un distanciamiento entre la ciudadanía y la élite más allá de cuestiones políticas de centro, de derecha o de izquierda, en cuyo contexto “a Piñera la gente lo ve como que representa el símbolo de la injusticia. Y cuando hace actos específicos, por supuesto que lo afecta más. El no uso de la mascarilla representa precisamente que la élite tiene un tratamiento distinto al ciudadano común”.

Guzmán remarca que la democracia no es la popularidad que se tiene en un determinado momento, “fenómeno que varía”, aunque sí gobernar “se hace más difícil, en el sentido de ordenar a quienes son parte de su coalición”. Y “aunque uno podría pensar que en el periodo del pato cojo, los presidentes no tienen nada que perder porque no van a la reelección, no es así, porque hay responsabilidades políticas que guardan relación con la coalición (…) Obviamente hay una caída significativa dentro de sus partidarios, que pensaron que el Gobierno iba a restituir cierto orden, y lo que ha ocurrido es que el Gobierno no ha tenido margen, la situación económica ha afectado mucho. Hay razones más de corte político, las rupturas o problemas entre los distintos partidos. Eso afecta a sus militantes”.

Ramón Cavieres apunta que “la baja popularidad representa el cuestionamiento no solo a Piñera, sino a toda la clase política” y que cuando 60% de la gente —en las mediciones de Activa— no se siente identificada con posiciones ni partidos políticos, “eso da el espacio a los populismos y gobernar en este escenario es muy difícil. Sin embargo, para la ciudadanía hay una puerta abierta que genera una esperanza, el proceso constituyente”. Agrega que con el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, “se salvó el gobierno, se dio una salida en el mediano plazo, que es una nueva Constitución”, pero “desde ese minuto Piñera perdió el control absoluto. Tendrá alzas o bajas, pero la aprobación general de popularidad es bajísima. Por un lado representa un símbolo de desigualdad, y por otro, para su sector él fue el que cedió a la centroizquierda, entregándole la Constitución”.