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Los cinco factores que pronostican una nueva tormenta primaveral para Piñera

Una agenda con inauguraciones y reuniones en el Biobío, tiene contemplado realizar el Presidente Sebastián Piñera en su segundo día de gira por el sur. Sin embargo, a 500 kilómetros de distancia, en La Moneda se vive una incipiente crisis política por la votación de ayer en la Cámara, donde por 130 votos a favor (entre ellos, 48 diputados de Chile Vamos) se aprobó un segundo retiro de 10% de los ahorros previsionales, a pesar de la resistencia del Gobierno.

El escenario, que se pronostica para el Senado, que a partir de la próxima semana comenzará a discutir el proyecto, tampoco es alentador por cinco factores. Primero, porque el diagnóstico que hizo La Moneda para la etapa post plebiscito aún no se ajusta a la realidad. A ello se suma el hecho de que las estrategias que esbozó el Ejecutivo para bloquear o encauzar la iniciativa sobre el segundo «10%» hoy no tienen viabilidad.

En tercer lugar, los ministros Cristián Monckeberg (RN) e Ignacio Briones (Evópoli) hoy enfrentan cuestionamientos, incluso, de las propias filas oficialistas. Cuatro, el clima electoral amenaza con exaltar aún más los ánimos. Y, cinco, las directivas partidarias de Chile Vamos están viviendo un etapa de debilidad interna.

Diagnóstico aún no actualizado

El actual cuadro del Gobierno tal vez comenzó con el diagnóstico de que después del plebiscito comenzaría una etapa de unión en Chile Vamos en vista de que los contenidos de una nueva Constitución desunían más a la oposición.

Sin embargo, el resultado de 21% para el «Rechazo» y el 78% para el «Apruebo», cristalizó dos visiones contradictorias en el oficialismo respecto de cuál debe ser la apuesta estratégica de la derecha: rearmarse en su espacio tradicional o transitar hacia el centro.

A juicio de Gonzalo Valdés, director del Centro de Políticas Públicas de la UNAB, “ideológicamente la centroderecha está muy fragmentada” señala y agrega que “la única forma de mantener la unidad era contar con un Presidente muy carismático que generara adhesión, pero no es el caso”.

Pablo Ortúzar, investigador del IES, dice que “el Gobierno está en una posición imposible. En el IES advertimos desde el 2017 que si el eventual gobierno de derecha no entraba con una agenda reformista fuerte, iba a quedar sin ruedas al poco andar. La segunda administración del Presidente Piñera, lamentablemente, ha sido una especie de suicidio de la institución presidencial, con congresistas carroñeros, festinando en los despojos y usándolos para hacer campaña”.

Estrategias inviables, por ahora

En La Moneda, sin embargo, aún guardan esperanzas de que en el Senado, se logre un espacio de reflexión. El problema es que esa apuesta, diseñada por Monckeberg y respaldada por el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, de ligar el segundo retiro del 10% a un cambio estructural de las AFP, fue descartado por la oposición.

El otro camino, en cambio, de bloquear la iniciativa, ya sea ordenando a los votos oficialistas y haciendo la reserva de constitucionalidad para impugnar la iniciativa en el Tribunal Constitucional, ya no resultó. Los 130 votos a favor dejaron sin piso la idea de ir al TC, al haber sido aprobada la reforma con más de dos tercios de los diputados.

En el Senado, el cuadro, no es distinto. Ya hay tres senadores de Chile Vamos comprometidos con su apoyo. Con dos votos oficialistas bastaría para aprobar el retiro y con cinco de ellos se llegaría a los dos tercios, clausurando la vía de la impugnación constitucional.

Por ello, Briones y la ministra del Trabajo, María José Zaldívar están trabajando “intensamente” en acercar posiciones por la reforma general al sistema de pensiones, que también se encuentra en manos del Senado. “Llegó la hora de tener un acuerdo”, se dice en el Ejecutivo, que por ahora no tiene un plan alternativo.

A juicio de Valdés, la apuesta por un acuerdo “solo podría funcionar”, si La Moneda asume un rol distante, como una suerte “de garante”, pero “ya no en una posición de guiar la discusión”. Dice que la oposición “jamás” le dará a un gobierno con baja aprobación “un éxito político”, como resolver las pensiones.

Ministros debilitados

Las tratativas en el Senado tienen, además, otro inconveniente. Dos de los titulares en estas negociaciones, Monckeberg y Briones, terminaron debilitados en la Cámara, no solo por el reproche de la oposición, sino también por sus socios políticos. Al titular de la Segpres, por ejemplo, se le criticaba la falta de estrategia y su capacidad de alinear a RN, mientras que a Briones, quien era partidario oponerse al proyecto en todas las instancias, se le cuestionaba su falta de conexión con la realidad social

“En cierto modo quedan debilitados, pero no sé si más debilitados de lo que está todo el Gobierno. Siempre se trata de concentrar estas cosas en los fusibles que pueden saltar, pero el problema parece ser más estructural”, opina Eugenio Guzmán, decano de Gobierno de la UDD.

El cuadro de los ministros se agrava porque Monckeberg, ya venía siendo cuestionado por la UDI, por su rol en la acusación al renunciado ministro del Interior, Víctor Pérez. Mientras que sobre Briones ya pesaba una amenaza de otro libelo constitucional por haber pedido los RUT de los ciudadanos que usaron el primer retiro del «10%». En el caso del titular de Hacienda, que tiene una complicada tramitación de la Ley de Presupuesto, tampoco existiría ánimo de defenderlo de parte de la UDI, especialmente luego de que parlamentarios Evópoli de La Araucanía decidieran congelar sus relaciones con el Gobierno a días de que se votara la acusación contra Pérez.

Esto podría aumentar las tensiones dentro del propio gabinete. Según Ortúzar “si a ello le sumamos que la oposición solo logra unidad al usar a los ministros como chivos expiatorios…, la verdad es que el resorte de la máquina de Gobierno parece estropeado”.

Clima electoral

Uno de los factores que llevó a parlamentarios de Chile Vamos a respaldar un segundo retiro fue la presión de sus representados. De hecho, el Presidente Piñera lo atribuyó al “año electoral”.

Por ejemplo, el diputado Juan Antonio Coloma (UDI) anunció que votaría a favor “después de hablar con centenares de personas, de leer miles de mensajes”.

Nino Baltolu (UDI) dice que en su voto no influyó un tema electoral, pero reconoce que existe la presión en la calle: “Hay amenazas. Usted sale a la calle y cualquier persona lo insulta”.

Francesca Muñoz (RN) explica que en su caso incidió la profundidad de la crisis y que “la gente de mi distrito” le manifestara “que necesita estos recursos”.

Frank Sauerbaum (RN) lo justifica en el hecho de que “hay un sector de la clase media que está siendo brutalmente golpeado y que no tiene respuesta del Estado”.

Según Ortúzar “esto nos deja una lección importante de cara al proceso constituyente: El poder, cuando se desarticula, deja paso a la ley de la selva” y agrega que por esa razón el Congreso no puede disponer por sí solo de recursos fiscales para evitar que los parlamentarios traten de congraciarse con su electorado.

Valdés añade que cuando “un gobierno no tiene apoyo popular, le es muy difícil ordenar a su coalición (…). Que el Gobierno está llegando tarde, es la misma crítica que le hacía oposición con el primer proyecto del «10%». El Gobierno se ha quedado solo, y la critica, que era de un sector, ahora es transversal”

Chile Vamos con su «pato cojo»

Que no existan órdenes de partido es una cosa; pero en esta pasada ha quedado clara una gran debilidad de las directivas de Chile Vamos para coordinar posturas en sus bancadas, donde medidas como acudir al Tribunal Supremo no parecen tener ningún efecto de contención.

Algo que coincide con los procesos internos que viven estos partidos. La UDI tiene elecciones el 12 de diciembre, con lo cual la administración de la senadora Jacqueline van Rysselberghe está de salida.

En RN, tras la partida de Mario Desbordes, asumió Rafael Prohens, quien fue confirmado, pero no ejerce el mismo liderazgo que su antecesor y enfrenta mucha crítica interna.

Por su parte, la directiva Evópoli, que preside el diputado Andrés Molina, asumió en agosto, y su acción más visible ha sido “congelar” las relaciones con el Ejecutivo por la situación de La Araucanía.