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La pasiva estrategia de Monckeberg frente a los vacíos del acuerdo constitucional – La Segunda

Aunque el ministro tomó la iniciativa para empujar ajustes por la pandemia para un “plebiscito seguro”, el Gobierno, en general, optó por inhibirse en los temas que quedaron pendientes del pacto de 2019.

A 73 días del plebiscito de octubre, que será enfrentado en forma dividida por Chile Vamos, se mantiene latente la tensión interna que podría acentuarse a medida que se acerque la definición por el «Apruebo» o el «Rechazo».

Si bien el cambio de gabinete ayudó a ocultar diferencias, las reformas pendientes, debido a los vacíos legales que existen sobre el proceso constituyente, revivieron divisiones y están llevando al Gobierno a inhibirse en acciones legislativas para no escalar un conflicto. No obstante, un punto que el Ejecutivo sí está impulsando son los ajustes procedimentales para evitar contagios el día de la votación (ver recuadro).

Un caso distinto es el proyecto que busca regular el financiamiento de las campañas para el referéndum de octubre.

Aunque la UDI apoyó la medida de prohibir aportes desde el extranjero y de empresas, puso reparos a las restricciones para donaciones de personas naturales. Esto llevó al ministro secretario general de la Presidencia (Segpres), Cristián Monckeberg (RN), a no presentar su propuesta, delegando la búsqueda de un acuerdo a los parlamentarios oficialistas, que firmaron el pacto del 15 de noviembre del año pasado.

Otra materia donde el Ejecutivo optó por abstenerse es la reforma que otorga los escaños reservados a representantes indígenas en una eventual convención constituyente. En este tema La Moneda también derivó la búsqueda de una fórmula para hacer efectiva esa participación indígena a sus legisladores. En este punto no existe unanimidad en Chile Vamos. De hecho, la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, y otros dos senadores gremialistas rechazaron la reforma.

Sin embargo, detrás de la decisión del Gobierno de inhibirse, también pesó una razón técnica, pues un cambio constitucional de esa naturaleza podría requerir una consulta a las comunidades ancestrales, como exige el Convenio 169 de la OIT, pero dado los plazos del plebiscito es casi imposible que se pueda realizar.

“Llegando tarde al cruce”

“El Gobierno, en general, ha sido pasivo. Ha sido un gobierno que llega tarde y mal a todos los cruces. Entonces tampoco me sorprende que esté llegando tarde a esto”, sostiene el cientista político Kenneth Búnker, quien añade que la duda que queda es si ahora es “intencional o simplemente parte de un patrón que viene de antes. En cualquier caso me parece que es un error”.

En el pasado, La Moneda ya ha tenido malas experiencias con dejar que el debate fluya en el Congreso y solo involucrarse indirectamente. En el caso del retiro del 10% de los ahorros previsionales, el Gobierno optó por no hacer nada para no validar ese proyecto y, en el caso de la rebaja de dietas, el Ejecutivo no presentó indicaciones en la Cámara. Al final, esa ley derivó en ciertas anomalías como el caso de la remuneración de los ministros que quedó debajo de lo que ganan algunos subordinados.

Manos atadas

En todo caso, la tensión latente en Chile Vamos acorta aún más el margen de acción del Gobierno.

A juicio del decano de la facultad de Gobierno de la UDDEugenio Guzmán, “hay que ver la dimensión de las divisiones, que antes eran de carácter y de liderazgos. Otras más distintas son de posiciones ya más de carácter de contenido. Si estás a favor o no del 10%, el tema constitucional. Eso probablemente podría generar divisiones o algún grado de conflictividad. Yo diría que todavía hay elementos, estrías”.

Además, en el Gobierno puede haber una suerte de trauma por la experiencia que tuvo el anterior ministro Segpres, Claudio Alvarado (UDI), quien se opuso a la presentación de un veto para permitir la reelección de alcaldes, lo que lo enemistó con su partido y algunos alcaldes. Ese episodio fue el inicio la crisis que desestabilizó al anterior gabinete de ministros y que incidió en la salida de Alvarado a solo ocho semanas de haber asumido.

“Puede generar temor. Eso se traduce en que los ministros son mucho más cuidadosos, pero eso tiene una ventaja en que son más prolijos”, cree Guzmán.

El sello personal de Monckeberg sería otro factor que alentaría la cautela de La Moneda. Pese a su perfil dialogante, suele tomar decisiones políticas o firmar acuerdos con una base de seguridad. Por ejemplo, declinó dos veces ser candidato a senador y cuando era presidente de RN si bien estuvo en las conversaciones para cambiar el sistema electoral en 2014, al final no firmó el acuerdo dada las divisiones que había en su sector.

El senador y actual presidente de RN, Rafael Prohens, dice que “las personas que tienen cautela en la vida no les va mal. Si él (Monckeberg) no da un paso seguro, es porque no tiene certeza y espera otro momento. Y eso no es algo criticable, es algo que hay que valorar”.