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Miedo y querer salir del encierro: cómo resolver la dicotomía del coronavirus – El Líbero

Un 64% tiene temor a contagiarse de Covid-19, al mismo tiempo, la mayoría dice sentirse cómodo volviendo a trabajar (60%), pero no enviando a sus hijos al colegio (78%) o visitando un mall (82%). Los expertos en opinión pública Roberto Izikson, Roberto Méndez y Eugenio Guzmán, entregan algunas pistas para enfrentar esta aparente contradicción: aplicar «ensayo y error» y entregar una comunicación «que fortalezca aquellas cosas que dan seguridad»

«El temor sanitario convive con el impacto de la economía y, por lo tanto, la gente está dispuesta a correr algún riesgo en la medida en que se le aseguren ciertas condiciones mínimas». Con esta frase el gerente de Asuntos Públicos de Cadem, Roberto Izikson, explica la dicotomía a la que se enfrentan los ciudadanos en un contexto en el que se está comenzando a gestar un paulatino retorno seguro a las actividades cotidianas en medio de una pandemia de Covid-19 que ya supera los 20 mil contagios en el país.

De acuerdo a la última encuesta realizada por Plaza Pública Cadem, 64% siente temor por la posibilidad de contagiarse con coronavirus, lo que es reflejo de que más de la mitad de la gente prefiere tomar resguardos y confinamiento.

Sin embargo, pese a la existencia del miedo a contraer coronavirus, el sondeo muestra que la mayoría se siente cómodo yendo a votar al plebiscito de octubre (64%) y volviendo a trabajar (60%), pero no enviando a sus hijos al colegio (78%) o visitando un mall (82%).

Miedo y bienestar económico. Esa es la disyuntiva que viven hoy las familias chilenas y que, según los expertos, va a ir creciendo a medida que la pandemia crece.

En conversación con El Líbero, Roberto Izikson puntualiza que un 69% está en desacuerdo con volver a las rutinas habituales, pero un 60% está dispuesto a volver a trabajar. Ante esto, explica que «este último punto está asociado a una visión más bien de bienestar económico».

En este sentido, agrega que «lo que está pasando es que el temor sanitario convive con el impacto en la economía y, por lo tanto, estoy dispuesto a correr algunos riesgos en la medida en que me aseguren condiciones mínimas y la primera de ellas es volver a trabajar. Las familias están más dispuestas a que los niños pierdan el año del colegio que perder el trabajo».

¿Cómo revertir esta situación? En primer lugar, Izikson señala que «el gobierno se adelantó al anunciar la medida de una ‘nueva normalidad’ y trató de avanzar más rápido de lo que la ciudadanía estaba disponible». Ante esto, aconseja «fortalecer todas aquellas cosas que entreguen seguridad. Podríamos establecer una política más potente para fortalecer el distanciamiento social, por ejemplo, en el transporte y en los lugares de trabajo«.

Bajo una visión parecida, el ex presidente ejecutivo de Adimark y actual académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Roberto Méndez, sostiene que «se ha dado una dicotomía entre el miedo y regresar a la vida normal y se va a hacer mucho más dramática en la semana que viene». En esa línea, aclara que «la pandemia está llegando a sectores en que la estructura del encierro son menos favorables y también los costos en el grupo familiar».

En medio de estas contradicciones se va también un fenómeno que va más allá que salir para tener sustento, como la fiesta clandestina en Maipú con 400 personas o los más de 70 mil vehículos saliendo de Santiago el recién pasado fin de semana largo. Sobre este punto, Méndez subraya que «es importante monitorear este asunto. Vamos a tener descontento. En Estados Unidos vemos cómo la gente se rebela, salen a las calles, se arriesgan y contradicen a la autoridad».

Para revertir esta disyuntiva, Méndez plantea que se requiere una «habilidad y liderazgo en la medida de lo que sea necesario. Se va a necesitar una mezcla de información y disciplina y el gobierno va a tener que usar las herramientas con las que cuenta».

El decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del DesarrolloEugenio Guzmán, sostiene que «una cosa es el nivel de ansiedad que produce la pandemia y el temor a contagiarse y la otra es la necesidad que se tiene de seguir trabajando. Está bastante internalizado en las personas el riesgo a perder el empleo».

Sobre cómo se explica la falta de seguir las medidas de restricción a pesar del alto nivel de miedo a la enfermedad, Guzmán señala: «Lo que está pasando es que hay un porcentaje alto de personas que aún no internalizan los riesgos y esos son los más jóvenes. En ese segmento el nivel de temor es mucho más bajo y las sanciones al parecer no se están cumpliendo».

En el mismo tono, remarca que la solución a esta situación radica en aplicar «ensayo y error. Debemos tener controles más estrictos y que se apliquen las sanciones que correspondan». Y añade: «Es importante entregar un llamado de alerta para aquellos que aún son escépticos con los riesgos de esto».

Nota original AQUÍ