El voto dividido, la incómoda situación de Evópoli y una oposición empoderada entre los efectos más inmediatos.
La aprobación del proyecto que asegura que las mujeres logren igual participación en una eventual convención constituyente tuvo un alto costo para el oficialismo, generando un complejo escenario también para la agenda del Gobierno.
Son al menos 5 los efectos más inmediatos y cuatro de ellos que atañen directamente a Chile Vamos: el voto dividido de la coalición oficialista por el rol de RN, la incómoda situación de Evópoli y una oposición empoderada que marca incluso los tiempos legislativos
A ello se suma además, el apetito que se abre para que la paridad pueda replicarse en las parlamentarias del próximo año.
Abandonando posiciones moderadas, las parlamentarias opositoras que negociaron paridad optaron por establecer una negociación mucho más exigente, aprovechando la presión de la calle y la cercanía del Día Internacional de la Mujer.
El Ejecutivo y Chile Vamos se vieron obligados a ceder y, al final, incluso, a acatar lo que la oposición presentó.
Este nuevo perfil opositor se encarnó en el rol que jugó la senadora DC Yasna Provoste, quien articuló la propuesta que finalmente se impuso en la comisión mixta y luego en ambas cámaras, apostando a la mayoría parlamentaria que tiene la oposición: 83 diputados (incluidos independientes) y 23 senadores.
El estilo comenzó a sentirse cuando algunos integrantes de la comisión mixta comenzaron a ceder sus cupos a mujeres. Por ejemplo, el DC Francisco Huenchumilla cedió en favor de Provoste y el PPD Felipe Harboe dejó su cupo a la senadora de su partido Adriana Muñoz. Este último cambio fue un fuerte golpe para el oficialismo pues ven en Harboe un interlocutor moderado.
En paralelo, la senadora Provoste se encargó de apurar el tranco de la discusión en la comisión mixta, planteando propuestas para asegurar que la votación se produjera antes del 8 de marzo.
La estrategia fue concordada por las parlamentarias opositoras en una reunión previa a la comisión mixta del martes en la noche. Allí se decidió “avanzar sin transar”..
Otra señal que da cuenta una nueva forma de negociar de la oposición es lo que pasó con la reforma de pensiones, donde el Gobierno quería poner discusión inmediata con el fin de aprobarla antes del plebiscito, pero finalmente accedió a posponer su votación para mayo.
En ese espacio de tiempo, actores como Yasna Provoste, quien ya estuvo en las conversaciones por la reforma tributaria, pretenden volver tener injerencia en la negociación.
“Invópoli”. Esa fue la palabra tuiteada por el diputado Gabriel Boric (CS) la tarde de ayer. El mensaje, que hasta esta mañana tenía ya 1668 “me gusta”, era una crítica más a la postura de Evópoli en la discusión del proyecto: sus diputados —salvo Sebastián Keitel— se abstuvieron en la Cámara al igual que el senador Felipe Kast.
La actitud del partido contrastó con la que tuvieron sus diputados en diciembre, cuando la bancada completa aprobó la paridad en la Cámara, marcando un contrapunto con sus socios de la UDI. Eso generó un conflicto en Chile Vamos. Incluso, el 23 de diciembre, Jacqueline Van Rysselberghe dejó públicamente sin saludar al ministro Gonzalo Blumel y a los timoneles de Evópoli, Hernán Larraín Matte, y de RN, Mario Desbordes.
A esto se suma que Felipe Kast no estuvo en sala para votar el proyecto a fines de enero por estar en Lima —y se perdió por sólo un voto— momento en que surgieron las primeras críticas al rol del partido, que hoy es la base del comité político del Gobierno ya que a sus filas pertenecen los ministros de carteras como Hacienda (Ignacio Briones) e Interior (Gonzalo Blumel).
Tras los cuestionamientos, Kast pasó a la ofensiva y buscó jugar un rol articulador que resultó fallido: en febrero exploró junto a su par RN Rodrigo Galilea una fórmula para dejar atrás las listas cerradas de candidatos que hasta ese entonces defendía Chile Vamos. Propuso agregar escaños para lograr las correcciones y hasta subió un video en tuiter explicando su postura. La dupla, que incluso tuvo conversaciones con las politólogas que asesoraron a la oposición, no logró convencer con su propuesta. Ese escenario dejó a Evópoli a medio camino y en un limbo entre la UDI y RN.
“Nos perdimos una oportunidad como parlamento (…) de llevar un proyecto que no esté condicionado por el #8M, por una marcha en la calle”, dijo hoy el vicepresidente del partido, Francisco Undurraga en Radio Infinita.
Tras la votación en la Cámara, las diputadas de oposición que lucían poleras moradas con el escrito “Paridad ya”, le regalaron las mismas camisetas a las diputadas de RN, Ximena Ossandón, Marcela Sabat y Paulina Núñez, quienes habían votado a favor. Ellas luego llamaron al presidente de ese partido, Mario Desbordes, quien veía desde lejos el momento, para que se sumara a los festejos.
La escena fue una de las postales de la jornada de ayer, que entre sus efectos también constituye una señal del rol que podría ejercer RN en las próximas reformas políticas y sociales y en todo el proceso constituyente.
Dado el escenario de una oposición endurecida y empoderada, que impone sus términos legislativos, al Gobierno se le complica más su agenda si una facción de RN se desmarca de futuras negociaciones, tal como ocurrió ayer en el debate por la reforma de paridad y en la antigua discusión por la ley de rebaja a 40 horas semanales la jornada laboral.
El papel que jugó ayer este sector de RN fue suficiente para que se aprobara esta norma constitucional —que necesariamente requería de votos del oficialismo para ser aprobada— es lo que en política se define como rol de bisagra. Es decir, un grupo aunque sea minoritario es capaz de mover la mayoría necesaria de un lado a otro.
La situación generó molestia en otro sector de RN. De hecho, el senador Andrés Allamand se retiró de la sala en la votación (ver página 9).
A juicio de Pablo Valderrama, director ejecutivo de Idea País, “este rol de bisagra de RN es un problema para derecha”.
Aunque no cree que esto derive en un quiebre en el sector, sí implica un desafío especialmente para el presidente de RN de tener que administrar esta división en su partido. “RN tiene aparentemente un postura menos ideológica que sus pares de la UDI y Evópoli”, lo que explicaría que en la colectividad convivan corrientes conservadoras y liberales.
Según Valderrama este escenario de dispersión se mantendrá al menos hasta el plebiscito de abril y después de ellos la derecha debiera comenzar a ordenarse.
La aprobación de la paridad además genera expectativas de si esta fórmula se puede replicar para las futuras elecciones, específicamente las parlamentarias del 2021. De ser aplicado, podría garantizar un mínimo de 44,5% de representación femenina en la Cámara Baja, que dista del 22,8% actual (35 mujeres diputadas).
De esta manera se le abre al gobierno una agenda no proyectada, ya que esta reforma podría significar el mayor salto de representatividad política de las mujeres en Chile, superando el alza de cerca de 7 puntos porcentuales que se logró con la Ley de Cuotas (2017) y que obliga a los partidos a tener no menos del 40% de representantes de un género entre sus candidatos a nivel nacional.
“La paridad de entrada de este proyecto es infinitamente mejor que la que tenemos hoy para elegir las listas de candidaturas del Congreso”, explica Carolina Garrido, cientista política y parte de la Red de Politólogas que redactó la fórmula elegida, quien advierte que el piso mínimo para las siguientes elecciones será mejorar la Ley de Cuotas.
Aún siendo un modelo replicable, se advierten varias complejidades: los plazos son acotados y las reformas para la elección de los parlamentarios tendrían que realizarse antes de redactar una eventual nueva Constitución. Pero además, se deberá abordar el uso de la fórmula para el Senado, donde la renovación es alternada cada 4 años y la paridad podría alcanzarse recién luego de dos períodos.
Uno de los efectos positivos para el Gobierno fue la reivindicación de la política que resolvió esta reforma antes del Día de la Mujer.
Unos ganaron, otros perdieron, pero la clase política hizo su trabajo.
Este bien podría ser un precedente que sirva de impulso a la dinámica que se observe con ocasión del plebiscito, en términos de que la actividad política no estará inmovilizada.
“Es una buena señal en el sentido de que hubo voluntad de diálogo y se definió el punto, pero hay que tener cuidado con tratar de legislar en función del aplausómetro o las críticas de la galería”, dice el analista político y académico de la UDD, Rodrigo Arellano.
Los hermanos Ossandón (Ximena y Manuel José) en medio de la sesión.
