Los acontecimientos, que hemos atestiguado por una semana no han dejado a nadie indiferente. Múltiples y diversas voces se han alzado para plantear sus demandas y soluciones a problemas reales del día a día. La necesidad de replantearnos como sociedad chilena en los diferentes ámbitos se hace cada vez más urgente y esta labor no compete solo al Gobierno, sino también como ciudadanos debemos involucrarnos en este cambio. Un paso importante, sin lugar a dudas, es la elaboración y ejecución de una agenda social que pueda ayudar a disminuir la brecha de desigualdad, este primer paso dado por el gobierno es significativo y muchos esperamos que no sea el único. Pero, si el cambio debe ser más profundo, ¿cómo podemos lograrlo? Hay acciones a corto y largo plazo que deben de ponerse en funcionamiento lo antes posible, especialmente si pensamos en cambios estructurales. En una primera instancia, la necesidad de establecer un diálogo entre los actores políticos y las demandas ciudadanas (que pueden canalizarse a través de organizaciones sociales, juntas de vecinos, organizaciones estudiantiles, asambleas o incluso cabildos organizados por las municipalidades). Este punto es de vital importancia, ya que en la medida ¡o el gobierno no se abra al diálogo las movilizaciones se mantendrán, aunque podrán disminuir su intensidad. El diálogo es además la estrategia que debe de utilizarse para recuperar la gobernabilidad del país, junto a terminar con el Estado de emergencia y el toque de queda.
Por otro lado, y pensando más alargo plazo, y entendiendo la política, como el que hacer fundamental de la ciudadanía, esta se convierte en la principal forma de realizar cambios estructurales. Implica por un lado, participar activamente en ella,a través de las diversas formas que presenta tanto como participación ciudadana (como las que hemos visto mayoritariamente en esta semana) como en la participación electoral, que es fundamental para recuperar la legitimidad perdida por la mayoría de los políticos de nuestro país. La política implica que los ciudadanos seamos responsables en llegar a acuerdos,comprometernos realmente en ser actores y agentes de cambio, en investigar quienes son los candidatos, conocer sus propuestas, y que estas nos representen. Por ello es fundamental poder transformar nuestra democracia en una democracia más participativa, y eso no solo implica que vayamos a votar más (entendiendo como mayor cantidad de participación o más elecciones). En este mismo sentido, el rol del Estado debe de estar abierto a enfrentar la discusión de revisar el modelo y el proyecto de país que tenemos, implica realizar cambios dentro de la estructura del Estado; algunos cambios ya se han empezado a discutirse como rebaja de la dieta parlamentaria, pero también a cambios.
La atribución del poder del Estado en el territorio, la necesidad de revisar el rol de los gobiernos locales y de cómo se relacionan con el poder central, se anunció una medida importante: la modificación del fondo común municipal pero es la única que se puede implementar.
Desde hace años se habla de la descentralización, pero hasta el momento esta no ha sido.efectiva. Ahora, ¿qué rol nos compete a los docentes universitarios? Especialmente a los que trabajamos formando a los futuros profesionales del área de las humanidades y ciencias sociales.
Primero, desarrollando el pensamiento crítico en nuestros estudiantes, para que sean ellos los que también puedan proponer soluciones a los problemas cotidianos; pero también desarrollando empatía y capital social en ellos, ya que nos permite desarrollar tejido social, cohesión, aumento de la confianza mutual, mayores niveles de asociatividad y finalmente, generando una sociedad más receptiva a cambios que generen beneficios para todos.