Ve posible una carrera a La Moneda de la ex Presidenta Bachelet, la periodista y a Joaquín Lavín por el oficialismo. “Sería una dura confrontación”, anticipa el panelista de “Mesa Central” de T13.
Ya en una de sus columnas del primer semestre –“¿Hacia dónde va la oposición?»- Eugenio Guzmán anticipó las complejidades que políticamente tendrán que enfrentar los partidos de la ex Nueva Mayoría, así también el Frente Amplio, en el proceso de las definiciones electorales.
En un análisis más exhaustivo en el que contempla además al oficialismo, observa este segundo ciclo del año, en el que aparentemente la distancia entre la DC y el PC se profundiza, en medio de una sensación de nostalgia por lo que fue y significó la Concertación.
No obstante, Guzmán es cauto en asegurar que exista un intento por aislar al PC. “Quizás lo haya y se puede sospechar o conjeturar el querer retomar eso que llamamos la Concertación. Aun así, probablemente -por el otro lado- tendríamos a un PC que trata de articular al mundo de la izquierda entendido por el resto de los actores y el FA con todas sus facciones”, esgrime el sociólogo, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo y panelista de “Mesa Central» de Canal 13, quien participará el martes 30 en la ll Asamblea de Fundadores de la Fundación Piensa, durante la cual se presentará la V Encuesta de Opinión Política en la Región de Valparaíso.
“Si bien es cierto que por un lado el PS y el PPD tratan de diferenciarse del PC para atraer a la DC nuevamente, podría estar ocurriendo que el PC esté queriendo articular a la izquierda. Ahora, esa situación la veo no madura desde el momento en que también hay un interés del PS de abrirse a ese mundo de izquierda que históricamente representó», complementa el analista, refiriéndose a Revolución Democrática e Izquierda Unida entre otros, que de alguna manera han tenido contacto con el socialismo, lo que se ha visto interrumpido por los escándalos que tiñen a la colectividad que lidera Álvaro Elizalde.
IMPACTO ORDENADOR
En el contexto de las reacciones desde el PC por el informe de Michelle Bachelet acerca de la crisis en Venezuela, se deslizó la posibilidad de tomar esa situación como “excusa” para marginar a ese partido y de alguna manera recapitular a la Concertación. ¿Usted coincide con esa lectura?
-El PC sabe lo que hace y hay que distinguir dos cosas. Las declaraciones del alcalde Daniel Jadue fueron desafortunadas, no sé si el PC lo sabía, pero conociendo la lógica interna uno esperaría que sí, y si él lo informó de alguna manera está reflejando la opinión del PC. Pero supongamos que no fue así, por lo tanto, se genera un daño ya que es distinta la opinión que tiene el PC del informe mismo y que la expone Guillermo Teillier. No obstante, no es muy diferente a la opinión que ha tenido siempre el PC respecto del gobierno de Venezuela todos estos años. Entonces, mi duda es dónde estaría el pretexto para alejar al PC. El PS no ha hecho tampoco mucho en sentido, por eso soy escéptico.
-¿Es escéptico también en que exista un acercamiento entre el FA y el PC dado que una buena facción frenteamplista se cuadró con el informe de Bachelet?
-No sé cuán verdad o factible es eso. A pesar de que el FA ha sido crítico del tema Venezuela, aunque no todos, sí es tema en la medida
en que parecía que el PS quería ir creciendo para capturar esa votación o retener cualquier filtración hacia esos segmentos. Por otro lado, está el hecho de que un sector más de izquierda pudiera arrebatar mayor número de cupos parlamentarios. Pero si uno observa la geografía en donde están los ocho diputados PC, con los votos del FA probablemente muchos no salgan, entonces no está en una situación como para decir me voy a cambiar de domicilio. No está la fruta tan madura como para que el PC diga listo me voy para allá.
-En este escenario de divisiones internas, ¿podría la elección de gobernadores del próximo año tener un impacto ordenado en la oposición?
-Es probable, pero puede también que más bien profundice las diferencias. Existe bastante consenso porque es un asunto simplemente electoral numérico dado que en las elecciones uninominales, como lo sería esta de gobernadores regionales -es el caso también de los alcaldes-, la necesidad de generar alianzas o competir en listas es importante. Ahora bien, estamos hablando de 16 regiones no más, entonces no hay espacio suficiente para una oposición toda junta. Es decir, bajo qué mecanismo se le va a compensar a un partido el hecho de apoyar a otro, en especial en ciertas gobernaciones emblemáticas, por ejemplo Valparaíso, la Metropolitana, la del Bío Bío o en las nuevas como Ñuble. Es imperativo llegar a acuerdos pero la moneda de cambio no está clara. Además, es más complejo aún porque normalmente para este tipo de elecciones no puede haber candidatos extremos, sino más bien que sean capaces de atraer a una masa de electores bastante transversal.
-¿Cuál es el escenario en caso de que no se logre la unidad de las listas por estas mismas compensaciones?
-Bueno, si la otra lista contraria va unida, obviamente eso le va a generar una desventaja en el saldo final de regiones o de gobernadores ganados.
-¿No duda entonces de que haya elección de gobernadores regionales en octubre de 2020?
-Serla impresentable aunque no es la primera vez que ocurran cosas impresentables. Si así fuera, la opinión pública más mediática e ilustrada haría tiras esa situación y para el Gobierno tampoco sería bueno tener que pagar esos costos.
ROL DE LA DC Y EL PS
-¿Cuál es su análisis respecto al rol que ha jugado la DC? Para algunos ha sido estratégica en su acercamiento con el Gobierno en materias como la reforma previsional; para otros es un intento ambiguo y desesperado de retomar su posicionamiento político.
-Hay que juzgar por los resultados. Después de las elecciones de 2017 una de las conclusiones fue que hubo una derrota o destrucción significativa de la DC. Muchos apostaban a que estaba desaparecida, no sólo por los resultados de su candidata presidencial, también de los parlamentarios. Y después de un año estamos viendo que uno de los principales actores en los procesos de negociación ha sido la DC. Entonces ese uso permanente de la ambigüedad, de alejarse de la lógica de polarización en la que entró el PS, que fue de alguna manera la estrategia de Elizalde, le ha permitido a la DC ser un actor sistemáticamente.
-Pero sin liderazgos definidos…
-Bueno, probablemente no tengan un candidato presidencial, pero es un actor real, muy por el contrario de lo que se cree. Recordemos cuando se definieron las comisiones en el Parlamento y se sacó a la DC de muchas, por lo pronto de la de Hacienda, y asumió un comunista como represalia…Bueno, uno supondría que con eso la DC quedó sin voz, y no fue así. Han negociado -para bien para mal- la reforma tributaria, la ha llevado mediáticamente y lo mismo pasa ahora con la reforma previsional. Todo eso le ha dado un rédito a lo menos de presencia pública al que hace un año nadie apostaba.
-¿Y el PS cómo se va a recuperar de su crisis?
-Creo que el PS está dañado y herido internamente. Si bien asumió una nueva directiva, no ha estado a la altura de las circunstancias; por lo pronto no ha sido lo agresiva que uno hubiera esperado, eso revela el impacto de lo ocurrido en San Ramón, pero más que eso, el que produjo que la elección haya tomado tanto tiempo en definirse. Además, se adicionó una división interna mucho más profunda, que algunos dicen que no es ideológica -puede ser-, sino de liderazgos que tiene nombre y apellido: Elizalde-Díaz. Eso refleja elementos de conducción y además, yo agregaría, de experiencia.
-¿En qué sentido?
-Los cambios ocurridos en las directivas, entre otras cosas, fueron una señal poderosa para de algún modo “operarse” de las generaciones más históricas del PS.Y, obviamente los partidos políticos tienen que tener ese elemento de continuidad, no se pueden hacer cambios tan radicales. Probablemente por un exceso de confianza creyeron que podían conducir un partido sin la intervención de los antiguos y no es así.
QUÉ PASA EN EL OFICIALISMO
-¿Qué señales está dando el oficialismo tras la baja de la aprobación del Gobierno que llegó a quedar incluso por debajo del 30%? ¿O sólo es el llamado “síndrome del segundo año” que está afectando al Presidente Sebastián Piñera?
Todos los gobiernos -en los últimos años- enfrentan esta situación que es propia de gobiernos cortos y sin reelección en donde en un mundo en el que la gente quiere resultados inmediatos se generan a veces excesos de expectativas. Más allá, ni siquiera se han cumplido las expectativas moderadas, el crecimiento económico no ha tenido el impulso que se esperaba sea por las razones que sea. Eso tiene efectos en el oficialismo. Sin embargo, como toda elección, no depende de lo que tú elijas, dicho de otra manera uno elige entre alternativas. De la oferta del otro lado, también dependen las posibilidades que tú tengas. Y hasta el momento existe un relativo consenso entre analistas en que el problema más que todo está en la oposición por su falta de liderazgos y en que sólo se han concentrado en ser una crítica al Gobierno muchas veces sin contenido. Ahí hay un exceso de polarización incluso difícil de leer porque es oponerse por oponerse, en un contexto en que la gente no es tonta y un porcentaje alto no está involucrado en política. Más del 80% no sabe que el próximo año va a haber elecciones, o la fecha exacta de cuándo son. A ese desinterés agrégale desconfianza. En resumen, a pesar de la baja que pueda tener Piñera y que pueda estar afectando al oficialismo, todo depende de lo que haya al otro lado y lo que pase el otro año.
-Pero José Antonio Kast ha sido un factor desestabilizador en las huestes del oficialismo.
-SÍ, no cabe duda, pero el problema que tiene Kast es que va a crecer en la medida en que enfrente más al mundo de la izquierda. En la medida en que enfrente a la derecha, claro, eso le puede dar créditos dentro de su sector, pero no para crecer hacia el centro, y en ese sentido la propuesta de Kast va a tender a ser testimonial, no de poder. Cuando tú tienes el deseo de poder, para bien o para mal, tienes que renunciar a las rigideces que te da el exceso de convicción o llamémoslo preciosismo ideológico.
-Kast sacó un porcentaje en estas elecciones a lo menos no despreciable.
-SÍ, pero también hay que tener en cuenta que frente a la alternativa que se presente al otro lado, el elector no necesariamente se va a quedar en la casa. Recordemos que entre las últimas primera y segunda vueltas aumentó significativamente el número de personas que fue a votar. Eso demuestra que la alternativa Guillier – Piñera llevó mucha gente a las urnas y le permitió a Piñera marcar una distancia mayor que lo que se veía en la primera vuelta con el propio Guillier.
«Usted dice que faltan liderazgos en la oposición. En el oficialismo el mejor posicionado es el alcalde Joaquín Lavín. ¿Es su momento?
-Primero tiene que decidir si va a ser candidato. Yo creo que está claro, aunque no hemos escuchado de su parte ninguna información, todo parece demostrar que sí. Pero él va a tener que competir con otros, un Manuel José Ossandón, el propio José Antonio Kast si es que está dispuesto a ir a una primaria, en una de esas decide ir a una primera vuelta con los otros candidatos que vayan surgiendo. En RN han ido apareciendo nombres, Andrés Allamand, y probablemente sigan saliendo más en el camino.
-¿Volveremos a ver a una Michelle Bachelet como candidata? ¿Irá por un tercer intento?
-Nunca es descartable. Pero más bien creo que la apuesta va a ser del Frente Amplio, no en todo su conjunto, pero en gran medida va a seguir siendo Beatriz Sánchez y ahí una confrontación entre Sánchez, un candidato de derecha -Lavín- y Bachelet va a ser bastante dura…
-¿Cómo imagina esa escena?
-Bachelet no es confrontacional, si en algo se parecen ella y Lavín es en eso. Nunca la hemos visto participar en situaciones de alta fricción en las cuales ya tenía una ventaja ganada; por lo pronto el 2005 las encuestas la mostraban sólida. Para qué decir la elección del 2013, en la cual prácticamente vino a hacerse cargo cuando ya en las encuestas estaba arriba. Y vimos los resultados.