El prorrector de la Universidad del Desarrollo, Ernesto Silva Méndez (43), fue una de las 130 personas que el jueves pasado escucharon atentamente -y aplaudieron- la exposición de Joaquín Lavín en el foro El Momento Económico y Político, realizado en el Centro de Estudios Públicos (CEP). “Gobernar hoy no es tomar medidas, es conversar con la gente; en el futuro se necesita un gobierno que tranquilice, apacigüe los ánimos…”, dijo el alcalde Las Condes entre otras cosas.
Una semana antes, la encuesta de este mismo centro de estudios ubicó al alcalde Las Condes como la figura política mejor evaluada del país, 18 puntos sobre la expresidenta Michelle Bachelet, quien lo escolta en la segunda posición.
¿A qué atribuye este revival de Lavín?
Joaquín Lavín está teniendo una sintonía fina con los problemas de la ciudadanía, incluyendo los temas emergentes, además de una conexión y estilo de gobierno ciudadano tanto en los espacios públicos como en las redes sociales. Desde su rol de alcalde está leyendo e interpretando el cambio social en Chile y, más allá de su proyecto habitacional, está haciendo que las personas se integren, se sientan parte, participen…
A su juicio, ¿existe hoy tanto en La Moneda como en los partidos de Chile Vamos una disposición a proteger su liderazgo con miras a las próximas presidenciales?
Chile Vamos tiene muchas personas interesadas en proyectarse, y su tarea hoy es ayudar a que todos ellos y ellas se proyecten. En su momento la coalición debe tener la madurez para conducir por el camino que le permita volver a ser una opción con posibilidades de ganar la elección presidencial, pero para eso queda mucho tiempo.
En su charla en el CEP, Lavín advirtió un “espacio vacío en el centro político”. A su juicio, la estrategia electoral de Chile Vamos debería apostar por ese centro o cuidar el extremo derecho?
Hay varias tareas, primero, la del gobierno, que es seguir esforzándose para cumplir su promesa, que fue mejorar las condiciones económicas, sociales y laborales de las familias chilenas, y dar mayor seguridad. Segundo, la tarea de nuestros partidos es seguir trabajando, no solo en el gobierno, sino que -como coalición- en discutir, reflexionar y construir respuestas para un Chile que está cambiando… Una tercera tarea es darles espacio a todos los liderazgos para que puedan crecer, proyectarse y desplegarse.
También el del exdiputado José Antonio Kast.
José Antonio Kast es hoy una voz importante, pero para fortalecerse debe estar dispuesto a cooperar en un proyecto político común que pretende derrotar a la centroizquierda. Chile Vamos ha sido un bloque político exitoso, porque ha colaborado entendiendo y respetando la diversidad interna. Eso es lo que ha permitido ser una opción de gobierno, con diversidad, pero con cooperación.
¿Prefiere a Kast y su partido Republicano dentro o fuera de Chile Vamos?
Entrar o no en Chile Vamos es un tema más instrumental, lo central es, le reitero, que para ser exitosos y ser una alternativa política debemos convivir en la diversidad. Hay que sumar fuerzas para tener una gran representación parlamentaria que una a todos los grupos de centroderecha. Esa es una primera tarea, luego, en la primera o segunda vuelta presidencial, espero que exista una plataforma programática común que vaya desde José Antonio Kast a los partidos que hoy conforman Chile Vamos. Kast y Republicanos es una noticia en desarrollo.
En su libro Aire nuevo para Chile: un recambio necesario (2015), usted llama a apoyar la diversidad. ¿No le choca el conservadurismo de J.A. Kast?
Hoy hay conservadores en la UDI, Renovación Nacional y Republicanos…
¿Y no se siente más cercano a Evópoli que a la UDI?
Yo estoy muy cómodo en la UDI, al revés, creo que hay mucha gente en Evópoli que se sentiría mejor en la UDI. Ahora sí creo que tenemos que mejorar como partido…
En la antesala del pasado cambio de gabinete su nombre sonó en Desarrollo Social. ¿Le gustaría participar en el gobierno?
No en esta etapa de mi vida. Muchas personas ven la actividad política como una escalera para ir subiendo peldaños, pero uno puede participar de la discusión de las políticas públicas y del rumbo del país desde distintas partes. Mi etapa en la política contingente fue muy entretenida, pero ahora estoy muy entretenido y motivado también en la vida académica en momentos en que la Universidad del Desarrollo (la casa de estudios que fundó su padre, Ernesto Silva Bafalluy) cumple 30 años.
¿Por qué le molestó tanto a la UDI no mantener el Ministerio de Desarrollo Social y Familia?
Los partidos tienen la vocación de influir y, por tanto, entiendo la legítima aspiración de la UDI de querer influir en el gobierno, y eso pasa porque sus militantes o simpatizantes asuman cargos de responsabilidad donde impriman su sello. Una cosa distinta es la pelea por cupos y cargos que no me parece. La UDI es un partido que se ha definido como popular, pero que quiere interpretar la transición que hoy está viviendo Chile a un país de clase media, y Desarrollo Social es uno de los lugares desde donde se puede influir…
¿Y qué le pareció, en general, el cambio de gabinete?
Se equivocan quienes tratan de ver un cambio de rumbo político en el reciente cambio de gabinete, no lo hubo. Sí hubo un cambio en la gestión para ser más efectivos en mejorar cotidianamente la calidad de vida de las personas. Yo creo que el primer año de gobierno fue bueno: se retomó la senda de crecimiento y se definieron las reformas. Se presentaron las reformas tributaria, previsional, laboral; ahora el Parlamento, donde el gobierno es minoría, tiene que decidir si quieren ser parte de la solución de los problemas que estas buscan.
El gobierno se ha propuesto aprobar este año sus reformas…
Si el gobierno logra aprobar este año la tributaria y previsional, tendrá un nuevo impulso; por mientras, creo que debe ir avanzando en recuperar la sintonía y comunicación con la ciudadanía. Lo digo de otra forma: en el último tiempo se ha diluido la sintonía con la clase media que permitió ganar la elección presidencial, pero existe la tremenda oportunidad de recuperarla y reforzarla.
Mucha gente ya está diciendo que no han llegado “los tiempos mejores”, recordando la promesa de la campaña.
Es natural que exista ese sentimiento. En todos los gobiernos suele suceder que hay un primer año de entusiasmo y optimismo, en este caso, el año pasado sí hubo un impulso al crecimiento; y los segundos años suelen ser más complejos. La pregunta es si esta complejidad se proyectará o no, mi respuesta es que si el gobierno acelera su gestión, recupera la empatía y sintonía con las personas y logra despejar.
¿Cuál sería su consejo para recuperar la sintonía perdida?
Más empatía y menos hablando de política. El gobierno en terreno hablando con la ciudadanía y empatizando básicamente, con los dos compromisos centrales que se hicieron: aumentar los empleos y reducir la sensación de inseguridad.
¿Usted es de los partidarios de ceder en puntos claves para aprobar las reformas o de mantener los ejes de ellas con el riesgo de perderlas?
Hay espacio para construir acuerdos razonables con la oposición que permitan aprobar las reformas de pensiones, tributaria. En los años 90 y en los 2000 la política fue un activo, un pilar en el crecimiento y desarrollo del país, eso en parte, porque no solo había voceros, sino que líderes. Estos últimos estaban dispuestos a llevar a sus partidos y coaliciones a tomar decisiones que podían incomodar a sus seguidores, pero que eran importantes para Chile; hoy veo con preocupación muchos voceros que les hablan a los suyos y pocos líderes dispuestos a construir acuerdos.
¿Y ve a la directiva de su partido, liderada por Jacqueline van Rysselberghe, con disposición a llegar a acuerdos?
La directiva de la UDI tiene hoy tres desafíos: lograr dar espacio a todas las miradas que hay en la UDI para trabajar juntos, ser un partido con influencia en el gobierno y enfrentar la emergencia que plantea José Antonio Kast y Republicanos.
Ver nota publicada: https://www.latercera.com/politica/noticia/ernesto-silva-mendez-expresidente-la-udi-lavin-esta-interpretando-cambio-social-chile/712191/