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«Westminster está roto»: La crisis partidaria que estalló en Reino Unido a raíz del Brexit – Emol

Ocho laboristas y tres «tories» es el saldo de diputados que durante los últimos días han decidido abandonar a sus colectividades. La incertidumbre y la polarización interna provocada por la salida de la UE serían las grandes responsables.

SANTIAGO.- «Westminster está roto», lanzó el miércoles el nacionalista escocés Ian Blackford ante la cámara baja del parlamento. «Los partidos conservador y laborista está implosionando», sentenció.

Su expresión no es gratuita. En las últimas 72 horas, ocho legisladores laboristas y tres conservadores decidieron dejar sus respectivos partidos y formar el «Grupo independiente» de parlamentarios, que hace tambalear la estabilidad al interior del Palacio de Westminster.

Aunque algunos argumentos sobre su renuncia han hecho alusión a un descontento con el funcionamiento interno de las dos principales colectividades de Reino Unido y con el mismo sistema político bipartidista que ha regido en el país por décadas, el principal motivo esbozado por los diputados está relacionado al siempre polémico Brexit.

En el caso de los laboristas escindidos, éstos rechazan la decisión tomada por el partido que lidera Jeremy Corbyn de no respaldar, como medida prioritaria, la convocatoria a un segundo referéndum sobre la salida de la Unión Europea (UE). Las conservadoras desertoras, en tanto, cuestionan la «desastrosa» negociación que ha llevado a cabo la Primera Ministra y líder del partido, Theresa May, respecto al divorcio con el bloque.

Factor Brexit

La crisis al interior de los partidos surge a seis semanas de la fecha prevista para la salida británica de la UE, el 29 de marzo, y en un momento en el que el país sigue sin haber ratificado un acuerdo que le permita hacerlo de forma ordenada. Esta situación ha incrementado los temores de un Brexit sin pacto, lo que tendría catastróficas consecuencias económicas y sociales para el país.

Según Guido Larson, Director del Instituto de Humanidades de la Universidad del Desarrollo, es precisamente ello lo que provocó el estallido de esta inestabilidad en el sistema político británico. Sin embargo, destaca que ésta viene gestándose desde 2016, cuando el ex Primer Ministro David Cameron decidió convocar al referéndum sobre la salida de la UE.

«Lo que estamos observando son dinámicas de supervivencia por parte de algunos parlamentarios, en tanto que observan que el 29 de marzo es una fecha que se acerca rápidamente; que Theresa May todavía no tienen un plan alternativo de salida de la UE y de que nadie realmente sabe lo que va a pasar», explicó el académico a Emol.

El miedo a que el Brexit termine siendo fracaso ha provocado que aumenten las voces que piden la convocatoria de un segundo referéndum, tanto desde la izquierda como de la derecha del espectro político. Miembros laboristas y también algunos conservadores consideran la celebración de una nueva consulta el único camino viable para dar solución al caos que ha generado el Brexit y ven con recelo todas las medidas propuestas por sus dirigentes, ya sea un llamado a elecciones generales o la aprobación del acuerdo actual propuesto por el Gobierno.

«Hay políticos que no quieren verse asociados al Partido Conservador, que finalmente es el que lidera el proceso de salida, y a los intentos un poco desesperados de tratar de llegar a cierto tipo de acuerdo o alternativa respecto a lo que va a ser el Brexit. Estos son efectos, pero que se inician hace mucho tiempo atrás y que están catalizando en este tipo de prácticas y de políticas», añadió.

Así también lo entiende la propia Theresa May, según sus declaraciones tras la fuga de parlamentarios. «La adhesión del Reino Unido a la UE ha sido una fuente de desacuerdos tanto en nuestro partido como en nuestro país durante mucho tiempo. Poner fin a esa membresía después de cuatro décadas nunca iba a ser fácil», afirmó.

Otros argumentos

La intensa polarización interna en los partidos, entre quienes defienden la permanencia a través de un referéndum y quienes insisten en cortar todos los lazos con la UE, también se vería reflejada en otras temáticas que marcan a las colectividades. Así al menos lo demuestran las otras justificaciones que han emitido los diputados escindidos, que incluyen el antisemitismo, la radicalización de las posturas y cuestionamientos al sistema político en general.

Al anunciar su salida, algunos de los siete primeros legisladores que decidieron desprenderse del Partido Laborista cuestionaron duramente al líder de la formación, Jeremy Corbyn, a raíz de su falta de determinación para poner freno a las actitudes antisemitas que habrían expresado algunos miembros de la colectividad – por la cual son investigados – e incluso por hacer «caso omiso» de la problemática.

La diputada Luciana Berger catalogó al partido como «institucionalmente antisemita» y, aunque admitió que su renuncia ha sido «muy difícil, dolorosa pero necesaria», se mostró satisfecha de dejar atrás «una cultura de acoso, intolerancia e intimidación».

Por su parte, el ahora ex laborista Chris Leslie criticó que la colectividad ha sido secuestrada por «la maquinaria de izquierda» y otros aprovecharon para poner en jaque el sistema político que rige actualmente en el país. «La conclusión final es ésta: la política está rota, pero no tiene que ser así, cambiémosla», publicó el diputado Chuka Umunna, quien encabeza la campaña a favor de un segundo referéndum y que en su momento había sido considerado como posible líder del partido de centro-izquierda británico.

«No me voy del partido conservador. Éste me ha dejado», aseveró por su parte la escindida conservadora Anna Soubry. «El ala más derechista (del partido), la incómoda cuadrilla antieuropea, está ahora dirigiendo el Partido Conservador de la cabeza a los pies», denunció y dijo que hay millones de personas que apoyan sus valores y que están cansados de la política tribal. A su declaración sumó un llamado a personas de cualquier tendencia política, a sumarse al nuevo grupo parlamentario independiente.

Sin embargo, Larson considera que hay algo de «oportunismo» en estos cuestionamientos al sistema político. «Es cierto que se ha discutido en torno a esta idea, donde laboristas y conservadores llevan la dinámica política, pero la verdad de las cosas es que este partido de los independientes no es el único que ha estado tratando de nivelar».

 «Hay que pensar qué hubiese ocurrido si el referéndum no tiene éxito. Probablemente lo que hubiese ocurrido es que nada hubiese cambiado y que todo hubiese seguido más o menos igual. El punto de inflexión está en el referéndum que llama Cameron y que resulta en la, posiblemente, mayor crisis política que ha enfrentado el Reino Unido desde la segunda guerra mundial», sentenció.

Con las nuevas adhesiones, el Grupo Independiente formado por los renunciados se convierte en la cuarta fuerza política de una Cámara de los Comunes de 650 escaños, tras los 314 diputados conservadores, los 248 laboristas y los 35 nacionalistas escoceses del SNP. Sin embargo, su ascenso podría estar recién comenzado, si es que los rumores de que alrededor de 50 parlamentarios podrían considerar renunciar a sus partidos, son ciertos.

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