El decano de la Escuela de Gobierno de la UDD asegura que ésta se debe principalmente a que el Ejecutivo no satisfizo las altas expectativas económicas. Y en política, cuestiona la supuesta «derechización» del Ejecutivo.
Desde su rol como decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), Eugenio Guzmán es testigo privilegiado de la marcha política del país y, en especial, de la segunda administración Piñera. De hecho, en su plantel se confecciona el sondeo semanal que el gobierno encarga para medir el apoyo ciudadano a distintas medidas y figuras del Ejecutivo. Los resultados de esa encuesta se manejan con total hermetismo.
En esta entrevista, Guzmán analiza los primeros diez meses del gobierno de Sebastián Piñera y asegura que la baja en los niveles de aprobación a la gestión del Presidente -que según la encuesta Cadem, en abril llegaba al 60% de apoyo, mientras que esta semana solo alcanzaba un 38%-, se debe principalmente a que el Ejecutivo no ha logrado satisfacer las expectativas de recuperación económica que la ciudadanía se hizo durante la campaña presidencial. Aclara, sin embargo, que esta disminución se dio de manera paulatina y que no se observa un hecho que por sí solo marque un punto de inflexión.
Con todo, apunta que es normal que durante los procesos de campañas políticas se generen expectativas en torno a las ventajas que se tienen como candidato o gobierno.
El sociólogo reconoce que el diseño inicial de gobierno proponía que la figura del Mandatario solo apareciera para los temas importantes, como los acuerdos nacionales o el anuncio de las grandes reformas, entre ellas la tributaria y la del sistema de pensiones, y que el resto de las vocerías estuvieran en manos de los diferentes ministros. Sin embargo, el plan ha ido mutando y Sebastián Piñera tiene un rol cada vez más omnipresente en la agenda pública. «Piñera, en situaciones de tensión política, cree que tiene que salir a blindar a su propio gabinete porque de otro modo, tarde o temprano, se va a horadar más la figura presidencial», sostiene.
Frente a la crítica que se le hace al gobierno de Sebastián Piñera de que gobierna con las encuestas en la mano, Guzmán asegura que en general todos los gobierno usan los estudios de opinión pública para tomar decisiones políticas, lo que no necesariamente es algo bueno: «Efectivamente se gobierna y se toman decisiones con encuestas, porque entregan información. Ahora, ojo, a veces mucha información agobia, entonces no sirve de mucho, porque finalmente igual se debe tomar una decisión».
Eugenio Guzmán piensa que las voces que aseguran que el discurso del gobierno y el oficialismo se ha derechizado no están siendo lo suficientemente cuidadosos y profundos en ese análisis: «Este ha sido el año más denso desde el punto de vista de lo que llamamos agenda cultural valórica: ley de aborto, transgénero, en temas de mujeres y derechos humanos, y la postura que ha tenido el gobierno en muchos de esos temas no es la que la derecha tenía tradicionalmente (…). Por otro lado, tenemos a parlamentarios que se dicen pinochetistas y no reciben una respuesta contundente desde el gobierno consistente con esa otra agenda cultural y valórica en la cual sí ha tenido opinión y lo que ocurre es que el tema de valores, entre ellos el tema de derechos humanos, ha tensionado más de lo que creemos a todo el sistema político y en especial a la derecha».
No obstante, Guzmán cree que en el Gobierno existe plena conciencia de que la derecha no gana solo con ese electorado (los de derecha más dura) «que ya sabemos cuánto pesa, sino que lo hace con la amplitud y la apertura y que es una derecha bastante más deslavada que la de los años noventa», argumenta.
La dramática caída de trece puntos (74% en noviembre a 61% en diciembre) en la aprobación del canciller Roberto Ampuero, según la última encuesta Cadem, se explica a ojos del decano de la Escuela de Gobierno de la UDD, debido a que como nunca los temas relativos a la agenda de política exterior este año han estado muy relacionados con la política doméstica del país y eso es nuevo en Chile. «Obviamente, en este caso, a Ampuero le toca administrar este escenario donde él no es el único que decide y hay otros ministros que también tiene injerencia en esos temas. Eso hace que se pierda ese carácter «país» que tenía ese ministerio y empiece a recibir efectos más políticos», explica.
Respecto del Caso Catrillanca, el sociólogo opina que el gobierno ha actuado de buena forma, pues no ha renunciado a tomar decisiones aunque sean difíciles, cuestión que el gobierno de Michelle Bachelet no hizo frente a situaciones similares. Con todo, reconoce que este tema pega directamente a uno de los temas centrales de la administración, que es el orden público y la seguridad.
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