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El suprapartido que imagina Kast – La Segunda

José Antonio Kast escoge bien a sus adversarios y aliados. Como activo tuitero, en las últimas semanas se ha enfrentado con el periodista Daniel Matamala, el empresario Andrónico Luksic y Francisco Saavedra, tres figuras influyentes y con una amplia audiencia, sin temor a pagar costos por ello.

Tampoco ha dudado en apoyar a la polémica columnista Tere Marinovic (“directa y clara como siempre”, le dijo) y al presidente de RN, Mario Desbordes, pese a que éste pidió a sus diputados restringir los acercamientos con él. Tampoco quiso polemizar con Cecilia Morel (ver declaraciones en página 11) y le respondió que “ella podría ser una gran ministra”.

No obstante, arremetió contra el líder de Evópoli, Hernán Larraín Matte, situándolo en “la derecha liviana y acomplejada”. A punta de tuits e intervenciones calculadas, lo cierto es que Kast se tomó y desordenó la agenda de Chile Vamos en las últimas dos semanas, desde su cita con Eduardo Bolsonaro, junto a diputados de RN, y las críticas de Morel en “El Mercurio”.

Él fue tema en la reunión del comité político del lunes 17 en La Moneda, donde algunos dirigentes propusieron aplicarle “la ley del hielo”. No obstante, en Chile Vamos no existe unanimidad, ni siquiera claridad sobre cómo hacerle frente. De hecho, las directivas de Evópoli y RN, que hoy ven riesgos en su liderazgo, lo habían invitado en noviembre a ser parte de una futura primaria de la derecha.

Su irrupción también abrió un debate sobre su peso electoral y apuró a algunos de sus eventuales competidores a dar pasos en la carrera presidencial, incluyendo llamados, como el de Manuel José Ossandón, a no tomarlo en cuenta. Aun así, Kast ha ido forjando una red de apoyos internos en el oficialismo, articulados desde su movimiento Acción Republicana. Hay parlamentarios, alcaldes e, incluso, columnistas (ver red), que no necesariamente escriben de él, pero que sí defienden el ideario de Kast, donde priman valores conservadores como la familia, el antiaborto, el libre mercado, el orden, la seguridad y la defensa de las FF.AA. y Carabineros.

Su apuesta, sin embargo, no es levantarle militantes a las colectividades de Chile Vamos para crear un partido propio. Tampoco es su meta conformar listas parlamentarias o de alcaldes que compitan con la coalición. Su sueño pasa por crear una red suprapartidaria, similar a la que logró Piñera en la UDI, Evópoli y RN.

Y una de las ventajas de Kast, respecto de otros presidenciables, es que mantiene activo este incipiente grupo de lealtades. Andrés Allamand también goza de una red, pero sus lazos se han enfriado con el tiempo. Felipe Kast, en tanto, tiene concentrados a sus seguidores en Evópoli y un pacto subterráneo con el diputado UDI, Jaime Bellolio, mientras que Joaquín Lavín hoy no tiene un grupo de fieles seguidores que se definan como “lavinistas”. Ossandón tiene su base en RN, al igual que Francisco Chahuán, con la única diferencia que el último mantiene un diálogo abierto con ex militantes DC.

Sin amigos poderosos aún

La debilidad de Kast es que aún no tiene un aliado poderoso dentro de las directivas. Con Desbordes no ha logrado reciprocidad pese a sus gestos al presidente de RN. Y con la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, el trato mutuo sigue siendo distante, pese a que sintonizan valóricamente.

Sin embargo, un potencial puente con la UDI puede generarse con la incorporación de la diputada María José Hoffmann como vicepresidenta de la directiva gremialista. El analista Max Colodro observa una estrategia “muy acotada a un sector muy específico” (ver entrevista).

El abogado Jorge Barrera, miembro de Acción Republicana, aclara que “nunca ha sido nuestra intención competir con los partidos de Chile Vamos ni levantarles gente. Tenemos apoyo de gente de la UDI, RN, Evópoli y el PRI y no queremos que esas personas dejen de pertenecer a sus partidos, sino que los fortalezcan sus convicciones de derecha”.

Según el académico de la UDD, Eugenio Guzmán, Kast “combina aspectos valóricos, orden y libre mercado, que son atractivos para el mundo más conservador de la derecha, lo que unido a la desilusión de ciertos sectores con el gobierno de Piñera le permiten ampliar sus audiencias”. No obstante, se confiesa “escéptico” sobre las reales posibilidades electorales. “Creo que Kast es todavía más prensa que otra cosa, obtuvo una buena votación (7,93%, casi 523 mil votos), pero ésta no es suficientemente enjundiosa y nada hace pensar que va crecer”.

Y si bien la estrategia de Kast parece estar encaminada a participar en una primaria del oficialismo, el ex candidato presidencial, que en 2017 corrió por fuera de Chile Vamos, mantiene la cautela. “Para siquiera pensar en participar en una primaria, lo primero es no contar con el veto del Presidente Piñera”, advierte Barrera.