Si bien el proyecto Aula Segura mantiene en promedio altos grados de aprobación, la estrategia de choque utilizada por La Moneda no estaría redituando como se esperaba. La encuesta que Cadem publicó a principios de semana, presenta una baja de cuatro puntos en la aprobación del Presidente Sebastián Piñera, quien puso a disposición todo su capital político para lograr avanzar en la negociación de la iniciativa. Desde Chile Vamos son muchos los que apoyan las formas empleadas por el Ejecutivo, pero no son pocos los que se lamentan de que no se haya capitalizado tal como se esperaba, encontrando la explicación a esto en un eventual apresuramiento cuando la propuesta no estaba aún completa.
Ya no queda mucho espacio para las medias tintas. En el oficialismo se alinearon casi a la perfección con el discurso empleado por La Moneda que, en un tono beligerante, logró, a la fuerza, saltar las dos primeras vallas en el Congreso respecto de la iniciativa estrella del momento: Aula Segura.
Una vez que se conocieron los primeros resultados de la presión impuesta desde el Ejecutivo a la oposición y que mostraban, tanto en la encuesta Cadem como en los análisis internos, un apoyo ciudadano superior al 70 %, desde la casa de Gobierno no dudaron en tirar toda la carne a la parrilla. De esta manera, se apostó al trasvasije del apoyo que sostiene el escrito presidencial a la figura del propio Mandatario.
Luego del sufrido paso por la comisión mixta, donde se cambió hasta el nombre del proyecto –de Aula Segura a Aula Democrática–, fue el propio Presidente Sebastián Piñera quien, aleonado por lo números, puso todo su capital a disposición. Endureció el discurso hasta elevar la tensión con la oposición a tope. La estrategia, sin dudas, estaba entregando resultados positivos, pues en cada discurso salido desde La Moneda se reiteró incansablemente la frase que brillaba como oro a esas alturas: “Definirse si se está con los estudiantes o con los delincuentes”.
En Palacio saben que la agenda legislativa se viene pesada y que, para tener levedad en la negociación, se requiere de pisos mínimos de aprobación para poder empujar a gusto. Lo contrario, lo vivió la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien vio cómo, a medida que fue perdiendo apoyo en las encuestas, su agenda y programa se fueron diluyendo entre las manos del propio oficialismo, el que llegó al punto de desconocerlo.
Hoy existe un indicador fundamental y que preocupa: el desempleo. En la última encuesta realizada por el centro de Microdatos de la Universidad de Chile, se reveló que en el mes de septiembre la tasa de desempleo en el gran Santiago fue de 7,1 %. En palabras del director, el economista Fabián Duarte, esta cifra significa un aumento de 0,1 puntos porcentuales respecto de junio del presente año y una caída de 0,08 si se compara con la medición del mismo mes del año pasado. Un tema que es imposible de poner en lista 2 respecto de las prioridades gubernamentales.
En La Moneda han reconocido que la tensión impuesta por el jefe de Estado ha servido para mantener los números de aprobación en alto (rozando el 50%), una estrategia que se probó la primera vez al momento de la discusión del reajuste al salario mínimo, donde el Mandatario se anotó con una intervención difícil de olvidar, como fue el catalogar de “antipatriotas”, a quienes, en palabras de la máxima autoridad, “se oponen a todo”.
Por la misma razón, no fueron pocos quienes en Palacio se vieron sorprendidos con los números presentados por el “oráculo” de este y el anterior Gobierno, la encuesta semanal Cadem, que entregó al Jefe de Estado un 46 % de aprobación, cuatro puntos de luz menos que lo obtenido por él antes de que se hiciese de la agenda de empuje de la iniciativa, que ahora se verá en la Cámara.
En Chile Vamos, si bien la mayoría defiende la estrategia impuesta desde La Moneda, hay quienes se lamentan, pues creen que “en positivo todo es mejor”, agregando que el gran pecado de la administración es que “se tiraron con una pata coja”. Si bien muchos consideraron que los tiempos fueron los adecuados para salir con el proyecto, reconocen que “lo hicieron sin haber terminado de concretar la idea” (qué hacer con el alumno expulsado). En el oficialismo hubo, incluso, quienes se lamentaron por no haber capitalizado toda la acción, aunque –tal como lo explica un diputado de Evópoli– el verdadero capital se verá en juego cuando llegue el momento en que “caiga el primer preso”.
Para el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, a pesar del muestreo semanal, “(el Presidente) salió a capitalizar, logró su objetivo. Más allá de si es bueno o malo o cómo salga de la Cámara, hoy en día los grandes culpables van a ser los parlamentarios, Piñera ha capitalizado eso, ha logrado políticamente un acuerdo”.
A diferencia de Guzmán, para el analista Gonzalo Müller, la baja en la aprobación de Piñera no es de responsabilidad directa de Aula Segura, sino que más bien, y tal cual lo plantea la encuesta Cadem, el cruce con el tema más importante para la ciudadanía encuestada: el alza en las bencinas. De todo modos, Müller pone el punto en otro lado. “Una de las características donde se reconoce un buen Gobierno, es su capacidad de mantener control de la agenda. En las últimas tres semanas ha logrado incomodar a la oposición”. El analista agrega que “es una estrategia desgastante, pero los liderazgos positivos en la oposición, solo surgen después de momentos muy duros de enfrentamiento”.
Es la economía
Según publica la encuesta Cadem en su edición del 29 de octubre, el alza en tres puntos (de 38 a 41 por ciento) de desaprobación y la baja en cuatro puntos (de 50 a 46 por ciento) de aprobación al Mandatario, estarían directamente sujetas a la “constante alza en los precios de los combustibles y la todavía poca reacción por parte de la administración para subsanar esta situación”.
Desde la propia Moneda, y en más de una ocasión, han reconocido que la economía –las promesas de mejores puestos de trabajo y crecimiento– es el real pilar de la administración, que, sin importar lo que se haga, “si los indicadores económicos están malos, nos olvidamos de la continuidad”.
Hoy existe un indicador fundamental y que preocupa: el desempleo. En la última encuesta realizada por el centro de Microdatos de la Universidad de Chile, se reveló que en el mes de septiembre la tasa de desempleo en el gran Santiago fue de 7,1 %. En palabras del director, el economista Fabián Duarte, esta cifra significa un aumento de 0,1 puntos porcentuales respecto de junio del presente año y una caída de 0,08 si se compara con la medición del mismo mes del año pasado. Un tema que es imposible de poner en lista 2 respecto de las prioridades gubernamentales.
A pesar de la respuesta entregada en abril por el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, quien señaló que “es verdad que sube, pero porque más gente ha salido a buscar trabajo”, desde el oficialismo se encogen de hombros al dar cuenta de la realidad, y repiten la frase que explica que, con malos índices económicos, el Gobierno no se sostendría.
Desde Chile Vamos, un diputado cercano al jefe de Estado asegura que en esta ocasión se cruzaron la acción política y el por qué se votó por Sebastián Piñera, en relación con el proyecto Aula Segura, y las soluciones económicas. En este punto y respecto de la primera explicación que entregó el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, respecto del alza en las bencinas, el mismo parlamentario agregó que “no se entendió nada”, muy técnica, acusó, dando a entender que indudablemente aquello rebota en el líder de la administración.
Para el académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, Daniel Brieba, “la economía es el tema que más determina la aprobación del Gobierno, el mismo Piñera ganó por la evaluación económica de Bachelet, no es raro siendo que la campaña fue basada en eso”.
Ahora se viene la reforma a las pensiones, un tema netamente político, pero que se cruza directo con la economía. Desde Palacio señalan tener confianza, pues al menos se logró el primer objetivo que, en principio, parecía muy difícil: mantener una alta aprobación presidencial.
Para este caso, Eugenio Guzmán cree que “en Aula( Segura) tenía apoyo y lo podía hacer, en pensiones hay que ver, la reforma es compleja. Aula contenía el factor violencia, apoyo altísimo, ahí tenía cuenta corriente, ahora (el Presidente) va a tener que ser cuidadoso, va a tener que pensar en ser protagonista o no”.
En este aspecto, Brieba agrega que “desde el punto de vista de la convivencia democrática, no es bueno que el Presidente ponga contra la pared a la oposición tan temprano y en un tema que tampoco es tan fundamental. Desde un punto de vista estrictamente estratégico, Piñera aprovechó su momento”.