La llegada de Jair Bolsonaro al Palacio de Planalto marcará un cambio interno para Brasil, pero también podría transformar las relaciones que tiene el mayor país latinoamericano con el resto de la región.
Así lo piensa María Victoria Murillo, experta en asuntos latinoamericanos de la Universidad de Columbia, quien visitó Chile invitada por la Universidad del Desarrollo y conversó con «El Mercurio» acerca del «fenómeno Bolsonaro».
-¿Cómo explica el enorme apoyo que tuvo un candidato tan polémico?
«Es una combinación de tres fenómenos. Por un lado hay un enorme antipetismo, que Bolsonaro aprovechó para volverse el candidato focal de toda esa gente que quiere cualquier cosa antes que al PT.
Una segunda cosa es que hay un proceso de desgaste del sistema político brasileño. Eso se ve en las encuestas, en el bajo apoyo que tienen los partidos, que quedaron sumidos en el escándalo de corrupción de Lava Jato. En ese escenario, Bolsonaro se ve como lo nuevo.
En tercer lugar hay un fenómeno que es más amplio. Un fenómeno mundial de apoyo a candidatos de extrema derecha, que tiene que ver con un sector que siente que perdió. El caso más claro es en EE.UU. con el votante de Donald Trump, blanco, con educación secundaria, de la industria manufacturera, que pierde no solo ingresos, sino que también su lugar social. Bolsonaro ofrece eso, una especie de vuelta al pasado. Volver a la sociedad tradicional donde yo tenía ese lugar que ya no tengo».
-¿Cómo cambiará Bolsonaro las relaciones de Brasil con la región?
«Bolsonaro ha tendido a alinearse con EE.UU. y a separarse de la trayectoria del PT. Uno pensaría que va a ser un Presidente que va a romper relaciones con Venezuela. Ese es el punto más importante donde uno puede pensar un cambio en función de la victoria de Bolsonaro. Porque EE.UU. ha tenido una política, por un lado de dejar hacer y, por el otro, agresiva hacia Venezuela, de anunciar incluso la necesidad de una intervención.
Uno puede pensar que una llegada de Bolsonaro al poder es dar al principal país de la región un empuje a estos esfuerzos para acorralar a Venezuela. Si eso llevará o no a una intervención internacional no lo sé, pero sí daría la posibilidad de que algo así ocurriera. Eso sí, marcaría un cambio dramático en la región».
-A Bolsonaro se lo critica mucho porque se ha mostrado como un defensor de dictaduras. ¿Corre Brasil riesgo de tener un gobierno más autoritario?
«Sí, definitivamente, yo creo que el riesgo es muy claro. No solo por sus declaraciones, sino también porque si en algún momento él tuviera conflicto de poderes con el Congreso, creo que podrían producirse un debilitamiento de la democracia. Esa experiencia existe en América Latina, tanto con (el expresidente peruano Alberto) Fujimori por derecha como con (Hugo) Chávez por izquierda, de cerrar el Congreso, de llamar a una Constituyente. Ese tipo de cosas no me parece que puedan descartarse por ahora».
-¿Son las instituciones brasileñas lo suficientemente fuertes para hacerle frente a eso?
«Son instituciones jóvenes. La democracia brasileña tiene 30 años. No es fácil, ya hemos visto otros países en la región donde las instituciones han sucumbido a las presiones de este estilo. El problema es que Brasil es el principal país de la región. O sea que el impacto sobre América Latina de un retroceso democrático en Brasil puede ser dramático».
-¿Hay posibilidades de que se extienda el fenómeno Bolsonaro por la región tras su victoria?
«Es un proceso que va más allá de la región. Lo que se ve es que a nivel mundial hay una especie de reacción a la globalización. Bolsonaro es tal vez el primero de ese movimiento en llegar a América Latina, pero no necesariamente el único. Sí, pienso que esto puede extenderse a los países de la región. ¿Quién va a ser la figura que lo catalice? Puede no saberse ahora, pero puede emerger en cualquier lado. Estos no son como los movimientos populistas en que necesitas un Chávez o un Perón. Esto está como latente y cuando aparece una figura focal se organiza alrededor de ella».