Sin duda que la historia de Manuel Xavier Rodríguez y Erdoíza -figura legendaria de nuestra historia- está plagada de episodios audaces.

Llegó a ser el hombre más buscado de todo el territorio nacional. Se sabe que burló a sus perseguidores una y otra vez, disfrazado de fraile o de huaso, escabulléndose y cruzando a nado el río Mataquito.

Manuel Rodríguez murió asesinado en Tiltil, cuando solo contaba con 33 años. Su figura devino en romántica y popular y se convirtió en un mito que ha inspirado a poetas, cineastas, directores de teatro y compositores chilenos. A pocos días de la conmemoración de los 200 años de su fallecimiento, la historiadora Soledad Reyes del Villar, docente de la Facultad de Gobierno de la U. del Desarrollo (UDD), presentará este jueves, a las 19:30 horas, «Manuel Rodríguez. Aún tenemos patria» (Ediciones El Mercurio). La académica es autora -entre otros volúmenes- de «Historia contemporánea, Cambios políticos, sociales y culturales del siglo XX, mujeres y élite» (Sudamericana).

El lanzamiento se realizará en la sede santiaguina de la UDD (Avenida La Plaza 680, Las Condes) y contará con tres destacados presentadores: el historiador Juan Eduardo Vargas, miembro de la Academia Chilena de la Historia; el ex ministro Francisco Vidal y el periodista Alfredo Sepúlveda, autor de la reciente «Breve Historia de Chile».

Tras un riguroso proceso investigativo -que incluyó diversos documentos, cartas y crónicas de época-, Reyes del Villar decidió abocarse a revelar una perspectiva íntima y desconocida de este líder.

«Me fasciné con la figura de Manuel Rodríguez. Siempre he encontrado que se sabe poco de él», afirma la profesional y añade que empezó la investigación revisando, entre otros, textos de Benjamín Vicuña Mackenna, de los hermanos Amunátegui y de Jorge Inostrosa, el autor de «Los húsares trágicos».

«Me leí todo lo que se ha publicado en torno a él. Me cautivó su figura. Junto al general José de San Martín tuvo un papel clave en el triunfo patriota. Lamentablemente tiene muy mala fama; se lo reduce a su faceta de guerrillero. También hay mucho mito que se confunde con la realidad. Se ha escrito que tuvo un hijo y que su señora, Francisca de Paula Segura y Ruiz, fue una criolla muy bella y elegante. ¡Pero no hay ninguna pintura o retrato de ella! Cuando empecé a leer sobre su muerte y los juicios en torno a su fallecimiento, que aún no están del todo aclarados, me lancé a escribir este libro». Su figuración pública comprende apenas ocho años: desde 1810 hasta su partida en 1818. «Se convirtió en un destacado patriota y gran amigo de los hermanos Carrera», dice la autora.

La historiadora señala que San Martín ayudó bastante a Rodríguez, sobre todo en su período de prófugo, «pero su amistad con Bernardo O’Higgins fue más fuerte y la lealtad a nuestro héroe lo llevó a no protegerlo más. Muchos, tras leer el libro, me han dicho ‘qué vida más triste’.  Así fue. Tuvo un desenlace trágico; de hecho, leí que se lo considera el primer detenido desaparecido de nuestro país».

Misterio sin resolver

Otro episodio clave y lleno de elucubraciones tiene que ver con su cuerpo.

«Hay expertos que dicen que en el Cementerio General no están sus restos o que cuando exhumaron su cuerpo en Tiltil, a fines del siglo XIX, no se llevaron ni un 20% de lo que estaba ahí. Otras versiones señalan que descansa en Pumanque y que lo habrían enterrado junto a Francisca de Paula, en una iglesia que se derrumbó por completo tras el terremoto de 2010. El misterio continúa», afirma la historiadora.

Soledad Reyes del Villar remata que Manuel Rodríguez fue fundamental en la consolidación de la independencia y, sobre todo, «en despistar a los realistas y preparar todo el camino para que San Martín cruzara exitosamente la cordillera junto al Ejército de los Andes y se celebrara el triunfo en Chacabuco».