La salida de la ex ministra y del sector «Progresismo con Progreso» que lidera, podría significar un reordenamiento de las fuerzas internas.
SANTIAGO.- Aduciendo una «clara hegemonía de la izquierda refundacional» dentro de la Nueva Mayoría y una pérdida de identidad de la Democracia Cristiana, el grupo Progresismo con Progreso, encabezado por la ex ministra Mariana Aylwin, renunció durante la tarde de este viernes a la Falange, después de semanas de tensión. Los problemas devienen desde el inicio de la carrera presidencial, cuando el sector defendió con fuerza el camino y la lista parlamentaria propios, así como la candidatura presidencial de Carolina Goic, sin intención de ir a una primaria.
El resultado fue una dura derrota electoral, que mediante la carta de renuncia el grupo atribuye a la forma en que el partido abordó esa decisión, acusando “falta de apoyo” y “diferencias internas respecto de nuestra misión”. Después, el sector se negó a apoyar a Alejandro Guillier en segunda vuelta. Tras la renuncia, que no dejó de sorprender al mundo político a pesar del requerimiento de expulsión que pesaba sobre la propia Mariana Aylwin y varias de las figuras, se abre un nuevo escenario para el partido, que tendrá su Junta Nacional este 27 y 28 de enero. En Emol consultamos a tres analistas políticos sobre el futuro que se abre para la DC.
¿Qué escenarios se abren para la DC?
«Va a generar un nuevo equilibrio de poder dentro de la DC, dado que el bloque de centroderecha ya está ausente y esto le abre el paso ya sea a la disidencia o simplemente a formar una mesa de consenso. Queda por verse qué va a hacer este grupo en términos políticos de aquí en adelante: ¿Va a formar un nuevo partido o se va a privatizar completamente? La sensación con la que queda parte importante de la DC es «por qué este grupo no dio la pelea interna», por qué no levantó una lista para pelear por la presidencia del partido y por qué en lugar de dar esa lucha prefiere dar definitivamente un paso al costado. Mucha militancia queda con el sentimiento de que estas personas se aprovecharon del partido para acceder a cargos de poder y con eso tener mejores vidas, y una vez que ya no les podía dar lo que ellos estaban demandando, deciden renunciar. Esto naturalmente rebaraja el naipe de posibilidades respecto a la persona que pueda ocupar la presidencia del partido».
Mauricio Morales, director del Centro de Análisis Político de la U. de Talca
«La crisis que vive la DC es la natural respuesta frente a la tensión acumulada durante mucho tiempo entre aquellos que responden más a una tradición de centro, propia de la Falange desde siempre, y aquellos que ya se han ido mimetizando cada vez más con posiciones de izquierda. La DC no resistió la tensión de alejarse del giro a la izquierda que vivió la Nueva Mayoría. Ante este escenario, sin duda que para Chile Vamos es una oportunidad de avanzar hacia el centro y de demostrar que es una coalición capaz de crecer y ampliarse hacia posiciones más de centro, pero creo que aquellos que recién han roto un vínculo tan extenso con la DC es difícil que lo reconstruyan rápidamente en otro lugar».
Gonzalo Müller, director del Programa de Opinión Pública de la U. del Desarrollo.
No creo que esto signifique el fin de la DC, porque el grupo que lidera Mariana Aylwin tiene mucha tribuna mediática, pero en términos de la representación de las bases no parecen ser una corriente mayoritaria. Los senadores y diputados más importantes que ganaron en la última elección representan al ala contraria: Yasna Provoste, Francisco Huenchumilla, Ximena Rincón. Se está yendo una facción disidente que no tiene arrastre electoral mayor, que es literalmente un poder fáctico en el sentido de que su poder tiene que ver más con las posiciones que ostentan fuera del escenario democrático. ¿A dónde se irán? Yo creo que a ningún lado. Es flotar un poco en el espacio, que no existe. Se quedan sin pan ni pedazo, es una renuncia tardía que genera un efecto político en la medida en que es un partido que se está desangrando y sufre una pérdida mayor, aunque no sé cuánto los vayan a echar de menos, a pesar de que se trate de un apellido simbólico para el partido.
Cristóbal Bellolio, académico de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez.