Trabajo se realizó el 12 y 13 de diciembre, y sus resultados estuvieron guardados en una notaría hasta el balotaje.
Tras la primera vuelta presidencial, las grandes derrotadas fueron las encuestas.Por ejemplo, la del Centro de Estudios Públicos -la más reputada del país- erró por 22,5 puntos, mientras el «Panel Ciudadano» de la Universidad del Desarrollo fue el más cercano, a solo 5,1 puntos de los resultados oficiales.Y aunque previo al balotaje la ley prohíbe difundir encuestas, la UDD hizo una entre el 12 y 13 de diciembre, cuyos resultados fueron guardados en la notaría de Gonzalo Hurtado Morales y entregados a «El Mercurio».
El trabajo acertó casi de manera perfecta al resultado final, con menos de 0,1 punto porcentual de diferencia.
Metodología
Liderado por Eugenio Guzmán, el proyecto comenzó como una tesis de magíster de María Estela Lavín.
Luego se sumaron Juan Pablo Lavín, hermano de María Estela, quien en 2015 compitió con este emprendimiento en Corea del Sur, invitado por la OEA, y la psicóloga Constanza Pérez.
Basado en la técnica del people meter, el equipo comenzó a reclutar de manera aleatoria y representativa a un panel de 1.200 personas que empezó a ser encuestado periódicamente.»Panel Ciudadano» es pionero en este tipo de encuestas en Chile, aunque la metodología es común en Estados Unidos, detalla Guzmán.
En mayo de 2016 se completó el grupo al cual le fueron haciendo entre dos y cinco preguntas semanales, las que no necesariamente eran políticas.Al responder las consultas a través de mensajes de texto, los encuestados acumulaban un puntaje que a fin de mes podían cambiar por recargas en la tarjeta bip!, entradas al cine u otras posibilidades.Para mantener el panel, que no podía cambiar durante todo el proceso, Constanza Pérez se preocupaba de llamar a los encuestados cuando no respondían las consultas de manera habitual.Según Eugenio Guzmán, esta metodología permite conocer de manera económica el parecer de los encuestados a través del tiempo.También evita, añade, «tomarle la foto a un grupo A y luego tomarle una foto a un grupo B».La mayor diferencia, plantea María Estela Lavín, está en el cálculo del votante probable, ya que las respuestas le van otorgando un puntaje a cada persona, con lo que se deduce cuán posible es que asista a sufragar el día de las elecciones.
Por ejemplo, una de las interrogantes clave se formuló en junio de este año en la pregunta de si vio o no la cuenta pública presidencial.Para la segunda vuelta los cálculos arrojaron un 51% de participación, mientras que los resultados entregados ayer por el Servel indican que un 48,9% del padrón asistió a votar.Al finalizar el día como la mejor encuesta, María Estela Lavín dice que «estamos muy felices, porque es una metodología absolutamente nueva y la Universidad del Desarrollo apostó por nosotros, y nos creyó que esto podía funcionar cuando nadie tenía idea».