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Cuña de Rodrigo Arellano: Balotaje supera la participación de primera vuelta y es el más masivo desde la elección de Lagos-Lavín – El Mercurio

Los siete millones de sufragios la convierten en la presidencial con más electores desde que se instauró el voto voluntario.

Los más de siete millones de votos de las elecciones de ayer transformaron este proceso no solo en el de mayor participación desde que se instauró el voto voluntario, sino también en una segunda vuelta con más votos que la primera, lo que no sucedía desde enero de 2000, en el balotaje que enfrentó a Ricardo Lagos con Joaquín Lavín.

En dicha oportunidad, hubo 7,3 millones de sufragios.En cambio, en la jornada de ayer hubo 7.026.096 votos, de acuerdo a los datos del Servicio Electoral (Servel) con un 99,90% de las mesas escrutadas.Si se compara este dato con la segunda vuelta de 2013, entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei -único antecedente de este tipo desde la instauración del voto voluntario-, este año hubo 1.328.345 electores más.Y bajo el sistema antiguo, los balotajes de 2005 y 2009 también tuvieron una participación menor (ver infografía).En este escenario de mayor participación podrían haber incidido varios factores, explican los expertos.

Mireya Dávila, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la U.

de Chile, plantea que, por ejemplo, «la gente percibió que era una elección más reñida y había más incertidumbre sobre quién podría ganar».En esa línea, Rodrigo Arellano, vicedecano de la Facultad de Gobierno de la U.

del Desarrollo, sostiene que la elección se sentía estrecha, lo que «moviliza al votante más indeciso y que quizás no habría salido, como por ejemplo (ocurrió) en la segunda vuelta pasada».Pese a los récords de los números, la participación no alcanzó a la mitad del padrón electoral, y un 51% de los potenciales votantes se abstuvo de participar.

De todas formas, se trata de una abstención menor que la de las elecciones del 19 de noviembre, donde llegó a 55%.De hecho, la Presidenta Bachelet se refirió ayer al sistema de voto voluntario, antes de conocer los resultados.

«Me equivoqué, porque pensé que la gente tenía un espíritu cívico más grande que el que han demostrado tener, pero quedó en evidencia que muchos votaban solo porque era obligatorio y tenía ciertas sanciones no hacerlo», sostuvo.Una de las posibilidades que sigue sobre la mesa es «analizar si efectivamente se puede volver al voto obligatorio y también evaluar bien el actual sistema», dice Rodrigo España, director de la escuela de Ciencia Política de la Universidad Central.Según Octavio del Favero, coordinador legislativo de la fundación Ciudadano Inteligente, el gobierno electo «debe asumir el desafío de implementar programas a nivel de educación cívica, de campañas para fomentar la participación».

También apunta a que se deben explorar otras actividades «que permitan que la gente vaya reconociendo su rol en las decisiones públicas».

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