La última encuesta CEP resultó ser un balde de agua fría para la Democracia Cristiana (DC). Después del tensionado episodio que enfrentó a la senadora Carolina Goic con el diputado Ricardo Rincón, a raíz de la denuncia por violencia intrafamiliar en la que estaba involucrado el parlamentario, se esperaba que la candidatura presidencial de ella tuviera un segundo aire y se consolidara como una carta real para avanzar a la segunda vuelta o, en un escenario también positivo, que alcanzara la votación promedio que en último tiempo había logrado la Falange, en torno a los diez o doce puntos. Pero no fue así.
El sondeo del Centro de Estudios Públicos, el último antes de las elecciones del próximo 19 de noviembre, posicionó a la senadora por Magallanes en el quinto lugar en cuanto a intención de voto, con un 3,9%, siendo incluso superada por Marco Enríquez-Ominami (4,6%) y seguida muy de cerca por el diputado José Antonio Kast (2,7%).
Como ha sido la tónica entre los aspirantes a La Moneda que no aparecen en las primeras posiciones -salvo Beatriz Sánchez, quien reconoció que esperaba «otros números» tras sufrir una baja de casi nueve puntos-, la senadora Goic acusó una «colusión» entre las encuestas, las que a su juicio «están buscando instalar una realidad que no es tal».
Y si bien algunos expertos coinciden en que la votación que obtendrá la abanderada será mayor a la que marcó el último sondeo -incluso con posibilidades de llegar a las dos cifras-, dan prácticamente por sentado que no pasará al balotaje del 17 de diciembre.
Con esto, el futuro del partido por los próximos cuatro años deberá resolverse el 20 de noviembre, día en que la Falange ya citó a un Consejo Nacional para definir si apoyará a uno de los dos competidores o dará libertad de acción a sus adherentes durante la segunda vuelta.
Post primera vuelta
Uno de los factores que posibilitará a la colectividad negociar de mejor manera su respaldo a alguna candidatura será precisamente la cantidad de votos que logre Carolina Goic. El llegar a los siete puntos como mínimo -dicen los analistas- le permitirá al partido sumar algunas de sus ideas al programa del candidato de la centro izquierda que logre avanzar, y no al del ex Presidente Sebastián Piñera, a quien las encuestas lo dan por seguro en el balotaje.
«No creo que la DC se comprometa a una alianza política sino hasta después de la segunda vuelta. Van a comprometer su apoyo y pondrán algunos énfasis en el programa de Alejandro Guillier», sostuvo el analista político y rector de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central, Marco Moreno, quien agregó que al Partido Comunista -con quien la DC ha tenido mayores diferencias durante el actual gobierno de la Nueva Mayoría- «no le quedará más que acatar este punto porque la votación de Goic va ser importante para Guillier en la segunda vuelta».
Si bien el director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, también coincide en que post 19 de noviembre la Falange se inclinará por la candidatura de la centro izquierda, augura que dicha decisión nuevamente provocará divisiones internas, lo que a la postre podría hacer dispersar el voto demócrata cristiano.
«El partido se encuentra fracturado por la sencilla razón de que un grupo importante de diputados escribió una carta señalando su decisión de apoyar a Guillier en segunda vuelta sin considerar la opinión de la institucionalidad partidaria y de la propia candidata presidencial», comentó el experto electoral.
«Por ahora -agregó Morales- da la sensación de que, al menos institucionalmente, estarían respaldando a Guillier, pero eso no quiere decir que los votantes de la DC vayan a sufragar por él», asegurando que, de acuerdo a la encuesta CEP de agosto, de cada diez electores de la DC, seis votaban por Guillier, dos por Piñera y dos no participarían o votarían en blanco en el balotaje.
Rol durante gobierno
Ahora, en el caso de salir electo finalmente el ex Presidente Piñera, los analistas coinciden en que la DC deberá seguir siendo un partido «bisagra», vale decir, que apoye los proyectos transversales y de real necesidad para el país, no así los que apunten a reformar lo que ha impulsado el actual Gobierno de Michelle Bachelet.
«Como vamos a tener un Congreso fragmentado sin mayorías, Piñera lo que va a buscar son entendimientos para poder llevar adelante su gobierno. Por lo tanto, la DC va a ser un partido bisagra, que va a apostar a ser el fiel de la balanza que permita llevar adelante proyectos importantes, pero en otros intentos de reformas que indican volver atrás seguramente no los va a apoyar. Creo que van a estar en la oposición, pero jugando un rol de bisagra», comentó Marco Moreno, quien ve poco probable que se integren a un eventual gobierno de Piñera.
«La DC se podría transformar en una especie de partido bisagra y más representativo de los acuerdos y consensos de cara a la evidente polarización en que va a caer la elite política chilena, con un gobierno de centro derecha y una izquierda que inevitablemente va a crecer en número de diputados», comentó Mauricio Morales, augurando que el Frente Amplio (FA) «como mínimo podría llegar a obtener siete diputados».
En contraste a ellos, el académico de la Universidad Del Desarrollo (UDD), Gonzalo Müller, si bien aseguró que la posición natural de la Falange es ser una oposición constructiva y abierta al diálogo, explicó que las visiones encontradas al interior del partido podrían marcar otro escenario.
«El problema de la DC es que no tienen resuelto su futuro, que es hacia dónde y con quiénes quieren construir. Uno escucha a Ignacio Walker y él fija límites: no con el PC ni el FA, pero tampoco con la derecha. Y también fija un posicionamiento: en el mundo de la centro izquierda con todos los que tienen una vocación social demócrata. Pero esa visión no es mayoritaria en la DC y no es la única. Hay otro sector que se siente mucho más cómodo con el mundo de la izquierda y no tiene ningún problema de apoyar a Guillier ni trabajar con el PC. Incluso, estaría disponible para sentarse a la mesa con el Frente Amplio», dijo Müller.
Goic y otros liderazgos
Entre los tres expertos hay una coincidencia: si Goic no logra obtener una buena votación y el número de parlamentarios de la DC se reduce, perderá liderazgo en el partido e incluso algunos plantean que podría dejar la presidencia.
De allí es que comienzan a surgir nuevos nombres a nivel nacional, como el del senador Ignacio Walker, el de la exministra Ximena Rincón, el del intendente Francisco Orrego o el de la diputada Yasna Provoste, hoy candidata al Senado por la Región de Antofagasta.
«Se prevé un duro round entre Provoste y Goic a partir del 19 de noviembre. Un duro round no sólo por el control de la DC, sino que por su futuro. Provoste, para ser senadora, lo que ha hecho es un pacto con el Partido Socialista y está trabajando con la candidatura de Guillier en esa región. Ese es su camino para ser senadora, por lo tanto va a representar, y así lo ha hecho, una visión más de izquierda dentro de la DC y su futuro», analizó Müller.
«El problema de la DC es que no tienen resuelto su futuro, que es hacia dónde y con quiénes quieren construir. La visión de Ignacio Walker, de no con el PC ni el FA, no es la única» Gonzalo Müller, Analista Político y académico de la Universidad Del Desarrollo.
«Por ahora da la sensación de que la DC, al menos institucionalmente, estaría respaldando a Guillier, pero eso no quiere decir que sus votantes vayan a sufragar por él». Mauricio Morales, Director del Centro de Análisis Político de la U. de Talca.
«Como vamos a tener un Congreso fragmentado, Piñera va a buscar entendimientos para poder llevar adelante su Gobierno. Por lo tanto, la DC va a ser un partido bisagra». Marco Moreno, Rector de la Facultad de Ciencias Políticas de la U. Central.