Regla número 1 de todo proceso eleccionario: queda estrictamente prohibido llamar a votar por un determinado candidato el día mismo de una elección.
Así lo dice clarito la ley 18.700 sobre Votaciones y Escrutinios, en su artículo 30, que también establece que no se puede hacer ningún tipo de propaganda relacionada con los candidatos intervinientes, ni tampoco se pueden realizar actos políticos hasta tres horas después de cerradas las mesas de sufragio.Este domingo la Roja juega la final de la Copa Confederaciones frente a Alemania y, seguramente, con toda legitimidad, habrá uno que otro ciudadano que acuda a cumplir con su deber cívico, vistiendo alguna camiseta del Niño Maravilla (Aunque en las nuevas camisetas de la selección y del Arsenal aparece solo con el nombre Alexis).Pero…¿Qué pasa si un fanático de Alexis va a votar en las elecciones primarias con una camiseta de la Selección con el apellido Sánchez en la espalda? ¿Podrían acusarlo de hacer proselitismo político en favor de la abanderada presidencial del Frente Amplio Beatriz Sánchez?Suena descabellado, pero fíjese que no lo es tanto, porque ejemplos de malos ratos por supuestos actos de proselitismo político, o de interpretaciones libres sobre el tema, ya se han visto en procesos eleccionarios recientes.Le ocurrió al senador RN Baldo Prokurica, quien en octubre del año pasado fue expulsado de un local de votación en Vallenar, solo por acompañar a votar al candidato de su partido a la alcaldía local, Roberto Alegría.
Una funcionaria del Servicio Electoral presente en el Liceo Pedro Troncoso Machuca de Vallenar interpretó que la sola presencia de Prokurica favorecía al Alegría y lo acuso ante Carabineros de proselitismo político.
La fuerza policial acogió la denuncia y procedió a la expulsión del honorable.“Considero que por tratarse de un alcance de apellidos, no debería ser considerado propaganda pues ponerse la camiseta de Sánchez no implica que se esté llamando a votar por ella; y menos en un día en que juega la Selección.
Por lo demás, difícilmente alguien va a cambiar su preferencia al ver una camiseta de un seleccionado nacional”, dice el cientista político de la Universidad Diego Portales Claudio Fuentes, quien plantea: “Siempre es posible que alguien lo cuestione.
Creo que quedará al buen criterio de los encargados de local”.Su colega de la Universidad del Desarrollo, Miguel Ángel Fernández, agrega un elemento interesante: “Si bien Beatriz Sánchez utilizó en la franja una metáfora futbolera, creo que se debe diferenciar entre el ciudadano común que vaya a votar y se vuelva a su casa y el activista político (el apoderado de mesa, el que está horas en los centros de votación).
Si partidarios de Sánchez se aprovechan de eso, estaría mal y debería tomarse como prosiletismo en día de elecciones que está prohibido”.“Si en algún centro de votación alguien se intenta aprovechar ese juego de palabras, creo que estaría mal y se estaría intentando sacar beneficios con técnicas desleales a la democracia.
Y los encargados de los locales deberían pedir que la persona se retire o se ponga un polerón encima”, remata.El diputado y experto electoral Pepe Auth cree que es ridículo que se sancione a alguien por ir a votar con la camiseta de Alexis Sánchez porque “si prohibieran eso tendrían que prohibir poleras con “Piña (el dibujo o foto de la fruta) por Piñera” o que alguien de Puente Alto llegara con una polera que diga “vivo en el KASTillo”, y otro sin fin de juegos de palabras.
No hay que pasarse de revoluciones en la aplicación de las leyes”Contactado el Servel no hubo nadie disponible para referirse al asunto.