Hero Image

Noticias

El escenario politico que se abre después de las primarias – Diario el Clarín

La historia puede presentar dos aspectos, a menudo, estrechamente vinculados entre sí: uno, lo constituye la descripción de hechos o, lo que es igual, el relato histórico mismo —que es, o debería ser, esencialmente neutro—; otro, sin embargo, es la interpretación de tales hechos o relato.

Supongamos que los hechos son ciertos —aunque no siempre lo son pues la pasión del historiador es tal que, en ciertos momentos, no vacila en inventar sucesos o situaciones—. Podemos decir, entonces, que esa circunstancia constituye el aspecto objetivo de la historia. Sin embargo, cuando el sujeto que hace la historia interpreta esos hechos, se refiere a ellos o les asigna un significado, la historia se subjetiviza, deja de ser neutra y pasa a servir a una causa o a un interés. Y muchas veces adquiere el carácter de creencia o de dogma. Entonces, ya no es posible alterarla. No por otra cosa ha dicho Karl Marx que la historia jamás es crítica consigo misma; si lo fuese, ya hubiere adquirido el carácter de ciencia exacta. Y no lo es.

Existen, no obstante, hechos que no sólo pueden considerarse objetivos sino lo son y que, por lo mismo, colaboran en la tarea de establecer una posible ‘verdad’ histórica. Son éstos los que nos invitan a adentrarnos en el escabroso mundo de la interpretación de las elecciones primarias del presente mes.

Las elecciones primarias de 2 del presente se realizaron con la participación de dos conglomerados políticos que fueron ‘Chile Vamos’ (que reemplazó a la antigua coalición ‘Alianza Por Chile’) y el debutante ‘Frente Amplio’, unión de nueve partidos y dos movimientos políticos. No participó en esa justa electoral la organización oficialista ‘Nueva Mayoría’ que sí lo hizo la vez anterior (2013), pues una de las colectividades que la integran (la DC) decidió enfrentar directamente las elecciones de noviembre próximo impidiendo, con ese hecho, que pudiese la coalición oficialista presentarse como tal en las primarias de julio.  Y puesto que el eventual candidato que apoyaron las demás colectividades de ese pacto era independiente, la posibilidad de participar en elecciones primarias se esfumó. La ley exige que, en esos casos, aquel sólo puede inscribirse luego de reunir un determinado número de firmas ante notario.
A la luz de lo expresado, las elecciones primarias del 02 del presente presentan algunas características que son del caso señalar aquí.

Es la primera que los pre candidatos de las coaliciones participantes no compitieron representando a dichas estructuras, sino lo hicieron entre sí, dentro de cada una de ellas, disputando las preferencias a sus propios compañeros de ruta. En realidad, se trataba de elegir a quien representaría con mayor propiedad a cada coalición en las elecciones de noviembre próximo.

En segundo lugar, a diferencia de las elecciones primarias de 2013, en que participaron las coaliciones ‘Alianza Por Chile’ y ‘Nueva Mayoría’, en esta oportunidad solamente lo hicieron ‘Chile Vamos’ y el ‘Frente Amplio’, como lo señaláramos más arriba, dos organizaciones que aparecen hace muy poco en la escena política nacional.
De todo lo cual se infiere que, si en las elecciones de 30 de junio de 2013 participaron casi tres millones de personas (2.950.002), en esta oportunidad solamente lo hicieron 1.744.800 votantes, de los cuales 827.037 entregaron su apoyo a Sebastián Piñera, 371.999 a Manuel José Ossandón y 218.169 a Felipe Kast lo que hizo un total de 1.417.205 sufragios para el conjunto de ‘Chile Vamos’. El resto, que alcanzó la cifra de 327.595 fue para el debutante ‘Frente Amplio’ cuyos precandidatos alcanzaron los 221.340 y 106.255 votos que fueron para Beatriz Sánchez y Alberto Mayol, respectivamente.

En 2013, los candidatos de la ‘Alianza por Chile’ Andrés Allamand y Pablo Longueira sólo alcanzaron, juntos, a reunir 808.002 sufragios contra los 1.417.205 que logró ‘Chile Vamos’ en las primarias recién realizadas.
Existen datos estadísticos de lo que fue la cantidad de votos recibida por cada uno de los partidos de la coalición llamada ‘Nueva Mayoría’ en las últimas elecciones municipales que arrojan las siguientes cifras, consignadas aquí solamente en miles:

Partido Socialista                                      487.000
Partido Por la Democracia                         401.000
Partido Radical                                          337.000
Partido Comunista                                    247.000
Otras colectividades                                  86.000
Total                                                         1.558.000

Estas cifras son interesantes: muestran una cantidad de votantes que pudieron haber participado en las elecciones primarias de julio y, sin embargo, no lo hicieron porque no quisieron o no pudieron hacerlo; poco importa ya. Con una salvedad: existe conocimiento que un grupo no determinado de personas pertenecientes a esos partidos (e, incluso, algunos independientes) había manifestado su voluntad de participar en esas elecciones primarias con el objetivo de aumentar la votación de Manuel José Ossandón y frenar así el avance arrollador de Sebastián Piñera. Son los mismos a quienes se refiere Rafael Gumucio cuando dice:

“De los 300.000 votos de Ossandón hay cerca de 100.000 que no votarían por Sebastián Piñera, en las presidenciales del mes de noviembre, cifra a la cual hay que agregar a quienes, desde la izquierda, votaron por Ossandón para detener a Piñera”.

Sin embargo —pongámonos aquí subjetivos—, no nos parece que el número de personas que quiso realizar esa acción haya sido de una magnitud tal que ponga en tela de juicio las cifras obtenidas por la coalición ‘Chile Vamos’.
Las interpretaciones que se han formulado a las cifras que presentan estas elecciones primarias son variadas. Para acometer esta tarea hemos separado algunas de las que nos parecen más importantes.

 El argumento que da vida a tal afirmación se construye a partir de una comparación odiosa: en 2013 la sumatoria de votos obtenida por ambos precandidatos a la presidencia de la coalición ‘Alianza Por Chile’ alcanzó solamente 808.002, en tanto en 2017 esa sumatoria se elevó a 1.417.205. En palabras más simples: la representación política del empresariado estaría experimentando en estas primarias un crecimiento cercano al 80%.

Este convencimiento se refleja, por una parte, en las alegres cuentas que han sacado diversos actores políticos. Veamos algunos de ellos.

Que el propio candidato triunfante de la coalición participante en los comicios primarios manifieste su complacencia ante las cifras obtenidas no es de sorprender pues es obligación de todo actor político mostrarse en el carácter de ganador ante todo el electorado nacional. Así lo ha hecho Sebastián Piñera, vinculando su alta votación al Campeonato de Fútbol de las Confederaciones:

«Nos sentimos orgullosos de nuestra Selección Nacional, la Roja de todos. Y ojalá que el mismo espíritu de la Selección nos ayude a enfrentar los desafíos y los problemas del futuro […] logramos sacar cuatro veces más votos que el Frente Amplio […] ganamos en todas las regiones de Chile […] nuestra candidatura va mucho más allá de Chile Vamos, y es para todos y todas los chilenos».

Como lo hemos señalado reiteradamente en nuestros documentos, el sector de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo que dirige hegemónicamente al Bloque en el Poder en Chile es el bancario (este sector es  llamado también ‘poder financiero’, sector parasitario de la economía que no genera plusvalor sino se nutre permanentemente de la transferencia de aquel). Su representante en la escena política de la nación es Sebastián Piñera como también ya lo hemos señalado.

La banca no ha estado ajena a los avatares de las elecciones primarias cuyo resultado aparece ante ella como la consolidación de su hegemonía.

“El gran ganador fue el ex Presidente, que queda como el gran favorito. La ‘Nueva Mayoría’ queda al debe y la alta participación en relación con lo proyectado los deja débiles.

Analistas anticipan que bolsa local y bonos soberanos abrirían con alzas este lunes. Resultados despejan amenaza de que las posturas más radicales de los candidatos del FA se conviertan en el referente de la centroizquierda, reemplazando posiciones más moderadas de Alejandro Guillier y Carolina Goic. En particular, la paliza que Sánchez le propinó a Mayol”.

Andrés Cabrera, director de la Fundación Crea, sostiene que la gran ganadora de la jornada es la representación política de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, que queda fortalecida en términos electorales y hasta llegaron a superar

“[…] unas elecciones primarias sumamente competitivas, entre Longueira y Allamand en 2013”.

“Cuando se cuestiona el modelo aparece la derecha resguardándose, pero eso no se refiere necesariamente a sectores ABC1, sino que también más populares, que se sienten identificados con el proyecto político de la derecha”.

Para Claudio Fuentes, otro analista,

“[…] era esperable que Chile Vamos tuviera una buena votación y de tres veces más que el Frente Amplio, ya que recién está surgiendo y Chile Vamos lleva 25 años en el poder. No era algo raro. Sin embargo, esto habla de que hay un cierto proceso político que se mantiene a lo largo del tiempo, con un grupo de electores que es fiel a su conglomerado”.

“[…] hay un mínimo de un 10% que se está movilizando por la coalición de derecha y si la Nueva Mayoría hubiera tenido primarias también habría ocurrido lo mismo”.

Carlos Correa Bau, hijo del lobbysta Enrique Correa y persona a quien también se estima como analista, afirma que
“Piñera tuvo un regalo del cielo, que fue que la Nueva Mayoría no se presentó, por lo tanto, sus votantes se fueron hacia allá. Además, está el discurso práctico que levantó Piñera, del crecimiento, el que va más allá del voto de la derecha dura, allí vieron una ilusión de un país que se reencauza”, una esperanza que podría haber capitalizado la Nueva Mayoría, si es que Ricardo Lagos se hubiera mantenido en campaña.

Pero, ¿son estas interpretaciones correctas? Para otros analistas, el resultado de las elecciones primarias es diferente y arroja otras conclusiones. Consignemos aquí lo que indica uno de aquellos.

“Si se considera que Chile Vamos obtuvo 1.417.637 votos, que equivalen a un 10.38% del total de los catorce millones de electores que tiene el padrón al 2016, los 827.547 votos de Piñera alcanzan apenas al 5.85% del mismo. De igual manera, si efectivamente Chile Vamos sacó 612 mil votos en el Gran Santiago, sumando además a Puente Alto y San Bernardo, más del 50 por ciento de esos votos se obtuvo en ocho comunas: Las Condes, Vitacura, Providencia, La Reina, Ñuñoa, Lo Barnechea, Puente Alto y Peñalolén, en algunas de las cuales fue a votar hasta el 35% del padrón de la comuna. Pero en otras partes, el norte del país por ejemplo, los resultados fueron más bien escasos”.

Las expectativas que existían en el Comando del Frente Amplio hasta antes de las elecciones primarias fueron mayores que los resultados obtenidos. Alberto Mayol había señalado que esperaban “[…] al menos 500 mil, si no sería una derrota”.

El total de votos fue, no obstante, 327.595. A pesar de ello, la triunfante ganadora del ‘Frente Amplio’ Beatriz Sánchez, hablando a la prensa luego de los comicios señaló:

«Hoy comienza una etapa nueva de la historia política de Chile, se cierra una etapa donde había dos bloques, comienza una etapa donde empezamos a disputar el poder. Y estamos disputando en serio, y lo saben y nos tienen miedo […] estamos orgullosos de lo que estamos haciendo y construyendo. Dijimos que haríamos una campaña distinta, valiente y horizontal; que correríamos los márgenes estrechos de la política chilena y lo estamos haciendo».
«Los desespera a todos oír a una mujer que va a escuchar antes de decidir; los desespera oír a una mujer reconocer un error y que ellos jamás harían; los desespera una mujer que asume un liderazgo a su manera, no en los moldes estrechos con que ellos miran la realidad» […]

«No sólo corrimos el cerco de las definiciones políticas, sino que también el cerco que en el que tenían reducida a la izquierda. Si me atreví a dar este paso no es sólo para hablarle a los convencidos».

«Se habla del aborto como un derecho y no sólo de una excepción; se habla del primer gobierno feminista de la historia de Chile, y cada vez son más hombres y mujeres que entienden de qué hablamos “.

«Derrotaremos el poder del dinero y les ganaremos en la primera vuelta y segunda vuelta, y en cada elección de Cores, diputados, senadores en todo Chile. Hasta cuándo aguantaremos a quienes creen sabérselas todos, ellos ya fracasaron, fracasaron hartas veces creando un sistema de transporte, reformas tributarias, censos, puentes, sistemas de pensiones, etcétera. Éste es un proyecto colectivo, tenemos mucho por crecer y ser capaces de llegar a quienes no conocen nuestro mensaje […] El Frente Amplio llegó para quedarse. Chile se merece tener una alternativa. Chile no está a la venta sin importar las lucas que tengan […]”

Estas palabras son normales en este tipo de situaciones; ya lo dijimos a propósito de las expresiones de Piñera. Los candidatos han de presentarse como triunfadores y dar sensación de seguridad a sus votantes; especialmente si, en unos meses más, han de enfrentar otro desafío similar. Los analistas, sin embargo, examinan esos hechos de manera diferente. Así, por ejemplo, Andrés Cabrera, director de la Fundación Crea, sostiene que en el Comando de esa coalición existía honda:

“[…] preocupación. No había una victoria, sino más bien preocupación desde mi punto de vista, pero falta aún mucho, puede haber una apertura de aquí a noviembre”.

Y Carlos Correa Bau, hablando sobre la coalición construida por Jackson y Boric, indica que aquella

“[…] no ha logrado llegar a las capas medias. Ella (Beatriz Sánchez) sacó los mismos votos que RD en las municipales y no logró convocar más allá de lo que tiene Revolución Democrática”.

Las organizaciones que integran dicha coalición, agregó Correa Bau,

“[…] no han logrado morder votación de la Nueva Mayoría”,

uno de los principales objetivos que tenían dichos sectores al interior del Frente Amplio: y que, desde los inicios de la campaña de Sánchez, buscaban apuntar principalmente al electorado “ciudadanista” y a los desencantados del oficialismo.

Para Claudio Fuentes, los 300 mil votos que recibió el Frente Amplio en las primarias lo dejaron “[…] recluido a un grupo de nicho, más que a una vocación un poco más amplia que vaya a desafiar lo que fuera la Nueva Mayoría”.
El académico indicó que, en comparación con la votación de concejales de 2016, el Frente Amplio alcanzó un porcentaje similar de votos, “[…] por lo tanto, el objetivo de convencer y movilizar a la izquierda moderada de que vaya a votar por ellos, no se cumplió. En ese sentido, el Frente Amplio todavía está un poco encapsulado en un votante de izquierda más duro”.

Gabriel Boric, consciente de las tareas que se le plantean a futuro, declaró luego de efectuadas las primarias que:
«Todo voto hoy día es positivo, porque hace seis meses esos votos no existían, porque el Frente Amplio no era una alternativa política. Ahora somos una alternativa que se consolida en Chile».

Y Giorgio Jackson, otro de los constructores de ese conglomerado, hablando sobre lo mismo:
“Para poder pasar a segunda vuelta tenemos que cuadruplicar los votos que obtuvimos hoy día, ahí hay un desafío de crecimiento a nivel territorial, digital y también político”.

Es un hecho cierto que  la votación del ‘Frente Amplio’ no fue la mejor. Recordó aquella que siempre tuvo lo que se conocía, en esos años, como  ‘izquierda extra parlamentaria’ y que fue capaz de levantar candidaturas como las de Tomás Hirsch, Jorge Arrate, Gladys Marín, Ernesto Pizarro, Marcel Claude. Por lo que uno de sus propios adherentes señala:

“[…] quedan desafíos. El primero, y más importante de ellos, es acceder a un electorado más amplio. La votación obtenida por Sánchez, si bien claramente superior a la de Mayol, es todavía reducida, anclada en un nicho muy específico del electorado. Esto enciende una señal de alerta y, sobre todo, abre interrogantes de fondo”.

Hay, además, otras interpretaciones. Rafael Gumucio da a conocer la suya:

“La baja votación obtenida por el Frente Amplio, comparada con el resultado de los sufragios anti-duopólicos anteriores, se podría justificar, según la versión de uno de sus ideólogos, pues este movimiento en formación no se define electoralista, ni pretende resultados inmediatos en las urnas, más bien se ubicaría en una visión estratégica a mediano y largo plazo, capaz de aglutinar a la izquierda antiliberal y que rechaza con fuerza el modelo actual. Congeniar los objetivos ideológicos a largo plazo con los procesos electorales es una tarea difícil y lenta, por consiguiente, al Frente Amplio no se le pueden pedir resultados inmediatistas”.

Y también lo hace otro analista:

“Para el Frente Amplio todo es ganancia, pero en perspectiva de futuro, y a condición de que transforme su esfuerzo electoral en fuerza parlamentaria. Si no lo logra, el día después verá llegar la merma y el fraccionamiento. No son malos sus resultados, pero tampoco meten miedo. Simplemente apuntan al 5% tradicional de la izquierda extraparlamentaria, a menos que se transforme en fuerza de multitud, para lo cual debe desplegarse de manera más incisiva en la sociedad. La gente sigue en la casa”.

La participación electoral fue de un 13.3% de la población con derecho a sufragar, cifra que algunos analistas consideraron alta dadas las condiciones en que las elecciones se realizaron. Según el profesor de la Universidad de Talca Mario Herrera, en 2013 (Primarias Presidenciales) votaron por la Nueva Mayoría cerca de 2.2 millones de personas en una elección que no era competitiva, si tu sacas a esos votantes el porcentaje de participación de estos comicios es alto».

José Miguel Insulza, a contrario de muchos que vieron el signo de la abstención en las primarias como un mal presagio para las próximas elecciones de noviembre, señaló:

 «Los que dijeron que las primarias serían un fiasco, se equivocaron por completo. Enfrentaremos una derecha fuerte y movilizada. Frente Amplio es un proyecto en lenta formación. Sánchez sacó tantos votos como Kast».

Gonzalo Müller, analista de la UDI y profesor de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, señaló, alegremente, que la participación «[…] algo de lo que sentirse orgulloso en general. Pese a todo (el número) es una buena noticia».

Sin embargo, no puede decirse que la participación en los comicios electorales de un 13,3% de la población chilena en edad de votar haya sido alta, sin caer en un explicable triunfalismo. Nuestra posición a este respecto es que dicha participación ha sido extraordinariamente baja.

Al parecer, y a juicio de varios analistas, las elecciones primarias no tienen un perdedor sino varios. A pesar de haber competido solamente dos coaliciones —‘Chile Vamos’ y ‘Frente Amplio’— algunos comentaristas y analistas sostienen (implícitamente, por cierto) que se trató de un proceso en donde hubo un tercer participante: el pacto ‘Nueva Mayoría’. Así lo hace Germán Silva, por ejemplo, cuando expresa que “[…] la gran derrotada de este proceso fue la Nueva Mayoría. La coalición oficialista no solo estuvo completamente ausente de la agenda pública durante el último tiempo, sino que además quedó ligada al conflicto, la falta de capacidad de encontrar acuerdos e incluso el uso de un lenguaje y tono entre sus dos candidatos que nada tienen que envidiarle al debate televisivo de Chile Vamos. Definitivamente, estar fuera de competencia fue un error mayúsculo. Y, claro, a la hora de asumir esas responsabilidades, ni los entornos de Guillier ni de Goic han estado a la altura”.

Pero, desde el punto de vista metodológico, ¿es acertado suponer ‘derrotada’ a una estructura política que no ha intervenido en un proceso competitivo como lo han sido las elecciones primarias de 02 del presente? Más, aún: ¿es posible hablar de la participación en ese proceso de una estructura cuya propia existencia se pone en tela de juicio? Nuestra opinión es que si se busca determinar la conveniencia que tenía participar o no en un proceso de esa naturaleza, es inconveniente vincular semejante circunstancia a la realización misma de las elecciones primarias. Porque una cosa es participar en un acto; otra es atribuir la presencia de un tercero excluido en ese acto para extraer conclusiones que inducen a error. No puede ser ‘derrotado’ quien no participa en una competencia; salvo que se quiera hacer una analogía que, de todas maneras, va a resultar bastante discutible. Por lo mismo, no parece necesario dedicar mayores comentarios al respecto.

La generalidad de los analistas no toma en consideración el carácter independiente del candidato Alejandro Guillier; por el contrario, lo asimila a ‘Nueva Mayoría’ y asimila ésta a Guillier. Y lo cierto es que uno de los puntales de esa coalición era la DC, partido que ha decidido enfrentar solo las elecciones de noviembre, prescindiendo del pacto; por lo cual, nadie sabe si ‘Nueva Mayoría’ existe aún o, si existe, si seguirá existiendo. De lo cual se puede concluir que Alejandro Guillier jamás ha sido candidato de una coalición cuya misma existencia ha sido puesta en tela de juicio sino de un grupo de partidos que lo han reconocido como ‘su’ candidato. Esta asimilación —bastante incorrecta por lo demás pues no considera la naturaleza misma de aquel pacto ni la circunstancia que uno de sus integrantes (la DC) ha optado por el camino propio —, puede inducir a error y resulta inexplicable en personas que exhiben pergaminos académicos.

Esta barbaridad metodológica puede encontrarse en un trabajo de Correa Bau cuando señala:

“De lo que no hay duda entre los especialistas es que estas cifras significan una derrota absoluta para el oficialismo. A pesar de los intentos por bajarles el perfil a las primarias —desde la denuncia de la poca ‘acción’ por parte del Gobierno para convocar a votar, que fue revelada hasta por el mismo director del Servel, hasta el llamado del presidenciable Guillier a ‘ver el partido, comer un asado y luego dormir una siesta’—, no lograron sacar una tajada de este mes de campaña y ‘quedaron totalmente invisibilizados’”.

Los análisis consignados hasta esta parte nos hacen entender que, a partir de las elecciones primarias de 2 de julio, un nuevo escenario político se abre en Chile. Un escenario por completo diferente al que existía hasta ese momento. Intentemos establecer algunos aspectos centrales que puede presentar.

En este escenario nuevo cobrarán vigencia una serie de nuevos elementos que van a servir eficazmente para una nueva interpretación. Estos elementos van a caracterizar la nueva fase que se abre en el país. Intentemos desarrollarlos.

Los votos de quienes no participaron en las elecciones primarias cobran importancia en esta fase. Nos referimos a ellos en la parte de este análisis dedicada a establecer los hechos objetivos. De acuerdo con las cifras contenidas en ese acápite, quienes no participaron en las elecciones primarias (partidos Socialista, Por la Democracia, Comunista, Radical Socialdemócrata y otros) sumaban un total de 1.558.000 votos, cifra de votantes que, de haber participado todos ellos en el proceso eleccionario de 2 de julio, por sí sola hubiere elevado el número de participantes a 3.302.800 y que debe suponerse como levemente superior al total de votantes en 2013. Por eso pudo decir un analista que “[…] el global de votantes en este proceso estuvo lejos de lo ocurrido en debido principalmente a que la
no participó en las elecciones de este domingo y ese año tuvieron la mayor masa de votantes con dos millones 142 mil votos, lo que ninguno de los dos bloques que participaron hoy logró convocar”.

Se puede, por consiguiente, sacar cuentas alegres de las cifras obtenidas en las primarias; pero no hay que olvidar los votos ausentes que no solamente pueden mostrar otras tendencias a futuro sino, además, recordar que en este tipo de comicios la rueda de la fortuna no ha sido aún clavada y que los sucesos venideros nos pueden deparar muchas sorpresas.

“Las cifras son un absoluto éxito para el candidato de Chile Vamos, quien obtuvo 815.254 votos en todo el país, más incluso que lo que obtuvieron los dos candidatos de derecha en las primarias de 2013. Sin embargo, no son tan alentadoras si se compara con lo que obtuvo la Presidenta Michelle Bachelet en las primarias de la Nueva Mayoría en ese año, donde lo duplica”.

En muchos de nuestros documentos hemos hablado de las fracciones que presenta la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo o empresariado y hemos dicho que ellas son la fracción bancaria (financiera), la industrial y la comercial. Pues bien: esas tres fracciones se han manifestado en su forma más pura en las elecciones primarias del 02 de julio.

Los analistas, sin embargo, no emplean dicha terminología sino recurren a términos más bien vulgares, a expresiones nacidas de la necesidad de dar un contenido a situaciones nuevas para las que no estaban preparados. Así, por ejemplo, lo hacen Carlos y Cristóbal Hunneus cuando señalan que “La campaña ha mostrado la emergencia de tres derechas, la que encabeza el ex Presidente Piñera, bajo el liderazgo de la UDI, con Andrés Chadwick como su principal dirigente; la que representa Ossandón, que apela al centro y hasta la centroizquierda; y una derecha más liberal, encabezada por F. Kast”.

No lo hace de manera diferente Carlos Peña cuando habla de una ‘opción modernizadora’ en la que incluye a Piñera y a Kast para señalar a  Ossandón como ‘conservador’.

“La derecha, por su parte, se inclinó ya casi definitivamente por la opción modernizadora (Piñera y Kast sumaron más del setenta por ciento de los votos de su sector) y la votación que obtuvo augura que está cerca en apenas un cuarto de siglo de lograr lo que nunca logró durante todo el siglo XX: ganar dos veces la voluntad popular”.

Nosotros, sin embargo, sostenemos que Piñera representa a la fracción bancaria de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, Ossandón a la grande y mediana  industria en tanto Kast lo hace con el sector comercial, especialmente con los distribuidores y contratistas, y con el comercio en general. Todos ellos representan la lucha de clases que se libra dentro del Bloque en el Poder por la conducción hegemónica de la sociedad en su conjunto. Y puesto que esa conducción hegemónica la ejerce la banca en conjunto con el comercio, no debe sorprender que Piñera y Kast se hayan unido inmediatamente luego de las primarias en tanto Ossandón lo haya hecho un tanto más tarde.

No debe sorprender, por consiguiente, que la Democracia Cristiana DC, a través de su presidenta Carolina Goic —quien también es candidata de ese partido a la presidencia del país—, al día siguiente de realizadas las elecciones primarias, manifestara su deseo de contar con el apoyo de  “[…] todo aquel que crea en una derecha distinta a la que plantea y encabeza Piñera”. “[…] una derecha más dura que se movilizó y respondió. Todos aquellos que no se sientan representados ahí, queremos abrirle las puertas detrás de un proyecto de sociedad que no busca la polarización sino  el reencuentro y el trabajo en común”.

El llamado de Carolina Goic fue dirigido directamente a los sectores que apoyaron a Manuel José Ossandón y a Felipe Kast, llamado que no fue casual sino obedeció a la línea política que siempre ha defendido la DC y que, en esta ocasión, solamente se hace manifiesta. Porque la DC siempre ha querido representar los intereses del empresariado industrial y comercial chileno; no del empresariado financiero cuya representación política la asume la Unión Demócrata Independiente UDI y, particularmente, Sebastián Piñera.  Esta posición fue confirmada, más tarde, por el vicepresidente de ese partido Matías Walker quien, hablando a Radio Agricultura, indico que esa era la opción por la cual se había pronunciado el partido:

«Es una candidatura que no tiene fronteras y por eso ayer en la conferencia de prensa que estuvimos con Juan Pablo Hermosilla y Pablo Ruiz-Tagle, hicimos este llamado, que la candidatura de Carolina Goic no tiene fronteras, por ahí fue muy polémica una frase que ella utilizó, pero claramente hizo un llamado también a los electores de Manuel José Ossandón que no se sienten representados por la candidatura de Piñera a considerar la opción de Carolina Goic»
“Y lo mismo al electorado de Felipe Kast que cree en una centro-derecha más liberal, en una centro-derecha democrática, que no se sienten representados por Piñera de también poder considerar la opción de Carolina Goic […]” La Democracia Cristiana, de esa manera, no sólo robustece su decisión de enfrentar sola las elecciones de noviembre sino reafirma su línea política haciéndola manifiesta.

Si bien hasta antes de las primarias, el Frente Amplio se veía como una opción que pudo quitarle gran parte del electorado al candidato independiente Alejandro Guillier, luego de los comicios del 02 de julio ese interés pasa a ser secundario. Peña lo expresa con mucha claridad:

“Los votos disiparon la imagen que, como consecuencia de la omisión de la Nueva Mayoría, se había generalizado, que el Frente Amplio y Beatriz Sánchez eran una opción competitiva, la intérprete de un reclamo sordo y soterrado, un liderazgo sorpresivo y centelleante. Nada de eso. Los votos que obtuvo —sumados son menos de los que por sí solo obtuvo Ossandón— pueden ser significativos a la luz de la modestia tardía de sus líderes; pero indican una escasa capacidad de incidir en las siguientes elecciones”.

“Si la votación de esta primaria es significativa, su señal más elocuente es obvia: en la centroizquierda ganó Guillier”.

También lo hacen Carlos y Cristóbal Huneeus cuando señalan:

“[…] el FA tiene importantes limitaciones programáticas, porque no las ha exhibido y no ha dado a conocer un paradigma de ideas que oriente la formulación de aquellas, para que dé contenido a su discurso de movilizar a votantes desencantados de la izquierda tradicional.

Tampoco tiene una figura que pueda actuar como un líder nacional que empuje su crecimiento. Beatriz Sánchez fue nominada candidata para suplir ese vacío. Su inexperiencia política quedó de manifiesto en la breve campaña de las primarias, que puede convertirse en un factor de inseguridad para el bloque en la larga campaña presidencial y hace difícil que sea la líder del futuro partido. El FA no es Podemos de España”.

No significa esto, sin embargo, que los sectores empresariales vayan a ignorar a la representación del Frente Amplio. Por el contrario: es posible hasta que intenten levantar su candidatura con la única finalidad de oponerla a la del senador independiente y debilitar ésta para robustecer la de Piñera. En política, todo puede suceder.
Las anteriores observaciones hacen entender que, inevitablemente, la candidatura independiente del senador Alejandro Guillier Álvarez volverá a adquirir notoriedad en los meses que se aproximan. Y, consecuentemente con ello, es decir, por ser la única alternativa capaz de enfrentar con éxito la candidatura del abanderado del Bloque en el Poder Sebastián Piñera, deberá ser objeto de las más sórdidas descalificaciones. Especialmente si su estrategia se orienta a manifestar ideas/fuerza tales como regionalización, participación ciudadana, industrialización, innovaciones tecnológicas, carácter transitorio de su administración (preparación de las condiciones a quienes han de realizar las grandes transformaciones que la sociedad requiere), etc., sin preocuparse de discutir temas específicos que han de realizar actores sociales directamente involucrados en esos problemas. Como ya ha sucedido, se le criticará por todo. Y si antes se le censuró porque no hablaba o hablaba poco, en el período actual puede censurársele porque habla, como ya ha sucedidocon los injuriosos términos empleados por Magdalena García en el periódico digital ‘La Duna’:

“Pareciera que Alejandro Guillier ya no sabe qué hacer para posicionarse dentro del plano electoral que estamos viviendo con miras a las presidenciales. Después de que la Nueva Mayoría decidiera no hacer primarias, de llamar a preparar el asado el día de las elecciones primarias, y de luego reconocer que fue un error por parte de su sector no hacer elecciones para definir un candidato, el senador no se ha callado”.

Es el precio que fatalmente deberá pagar por representar una alternativa que pone en tela de juicio la candidatura de quien representa los intereses del sector hegemónico del Bloque en el Poder.

Es posible que, en este período, los medios de comunicación leales al Bloque en el Poder destaquen en forma desmedida los esfuerzos que realice la candidata del ‘Frente Amplio’ para levantar su candidatura como una forma de opacar la figura del senador; es posible que no sólo realicen tal acción sino intenten destacar las expresiones de uno para contraponerlas con las del otro y crear así falsas contradicciones entre aliados que son estratégicamente naturales. Es posible.

Y puede suceder, en estos meses, que si las condiciones se mantienen tal cual se encuentran ahora, los sectores empresariales aparecerán en los comicios electorales definitivos (primera vuelta) representados por tres posibles candidatos: Sebastián Piñera, por ‘Chile Vamos, Carolina Goic, por la Democracia Cristiana y Franco Parisi que lo apoya la Democracia Regional Patagónica y algunos movimientos religiosos.

Sin embargo, cuando la candidatura de Alejandro Guillier quede a firme y se haga entrega de las firmas recolectadas al SERVEL, entonces se abrirá un nuevo escenario que deberemos volver a examinar.

Santiago, julio de 2017

Ver nota publicada: http://www.elclarin.cl/web/noticias/politica/22841-el-escenario-politico-que-se-abre-despues-de-las-primarias.html