Carlos Rodríguez Sickert es el director del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
En este lugar, distintos profesionales, tanto de las ciencias duras como sociales, se unen para estudiar problemáticas reales, en grupos determinados.
Por ejemplo, un equipo compuesto por físicos, psicólogos y biólogos puede estudiar ciertas formas de comportamiento de una comunidad escolar.
Deben generar un análisis interdisciplinario.
Uno de los métodos que utilizan para estudiar ciertas conductas es la Teoría de Juegos, la que enfrenta a personas a distintas situaciones, y en base a sus respuestas, se puede inferir el comportamiento real de una comunidad.
Así se van haciendo ensayos y experimentos con ellas.
-¿Cómo funciona la Teoría de Juegos?
-Es como que juntaras a las personas a jugar Monopoly, pero al final se van con la plata de verdad.
Entonces la gracia es que como hay un incentivo real en juego, creemos que las actitudes que las personas expresan, tienen valor, son reales.
Cada juego refleja distintos aspectos o disposiciones del ser humano
–¿A quién apunta este tipo de investigación?
-Lo que encontramos choro es irnos a grupos particulares y tratar de medir sus capacidades, porque esa medición tiene un valor para ese grupo específico, como por ejemplo un curso de básica.
-¿Esto podría reemplazar a las tradicionales encuestas?
-Si tú preguntas con una encuesta, en un curso, ¿usted es generoso con sus compañeros? Todos te van a decir que sí.
En cambio si a los niños los haces jugar un videojuego en el que tienen que demostrar que son generosos, porque tienen que sacrificar puntos por ejemplo, ahí ya tienes otro tipo de información, que está más cerca de las prácticas y está en una relación de interacción con el otro.