Como cada 21 de Mayo, la Cuenta Pública anual del Gobierno estuvo en el centro de la mirada política.
Lamentablemente, solo fue noticia lo que ocurrió dentro del Congreso Nacional, sino que además los desmanes injustificados que se desarrollaron en el centro de la ciudad de Valparaíso y que finalmente significó la muerte de una persona.
El breve discurso presidencial se centró principalmente en realizar una enumeración de los logros, haciendo hincapié en la necesidad de los acuerdos entre todos los actores políticos para poder lograr consensos, haciendo especial énfasis en la situación económica; hay que señalar eso sí, que fue un discurso que no realizó anuncios importantes en materia de reformas, ni se realizaron grandes propuestas para el tiempo de gobierno que queda; pero también llama la atención la falta de claridad en algunos de las áreas como también la ausencia de propuestas en algunas materias.
Al énfasis en materia económica, hay que sumarle lo señalado en materia de infraestructura, salud, educación, avance de las reformas, agenda anti-delincuencia, desconfianza ciudadana, proceso constituyente, entre otros temas.
Pero uno de los temas que no estuvo presente en esta cuenta pública y que había estado en las anteriores, incluso con carácter prioritario y urgente, es sobre los pueblos originarios, y que casi puede ser considerado como un retroceso en la materia.
No hubo mención alguna a avances ni medidas relacionadas a la implementación del convenio de la OIT 169, ni la declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos indígenas.
Incluso, la Presidenta mencionó brevemente que Chile es una nación multicultural, y que se reconoce a los pueblos originarios como individuos, cultura y organizaciones; pero el mayor problema de esto es que parte de la base de que somos una sola nación donde están presentes diferentes culturas; cuando la realidad es otra: Chile es un país plurinacional, donde conviven diferentes pueblos (donde uno de ellos es el chileno) con toda su riqueza cultural y el tremendo desafío que tiene nuestro país es asumir esa diversidad y desarrollar un proceso de inclusión política de cada pueblo.
El proceso constituyente que se está desarrollando en estos momentos es una tremenda oportunidad para reconocer constitucionalmente a cada uno de estos pueblos y para generar un cambio cultural necesario en nuestro país.
Columna publicada en Diario de Concepción 22/05/2016