Es impresionante el efecto mediático que han traído consigo las denuncias por irregularidades en materia de financiamiento de la política. Sin embargo, se debe precisar que se trata de terminar con una práctica que había sido tolerada. Lo concreto es que hoy no existe certeza de que mañana no encontremos otro caso. Esta situación de incertidumbre es lo que podemos denominar crisis.
Otros problemas públicos no están teniendo la resonancia que merecen. Un ejemplo es la delincuencia. En efecto, ésta sigue siendo una de las principales prioridad consignadas por los entrevistados en encuestas de opinión (la primera en la CEP de abril de 2015).
En contraste, apreciamos un hecho difícil de hacer comprender a las personas, a saber, que un 49,7% de los fiscales fue evaluado con nota 7, un 49,5% con notas entre 6,9 y 6,0 y solo el 0,8% con nota menor a 6,0 aunque superior a 5. Todo ello, a pesar de que sólo un 1,8% de los encuestados declara confiar mucho en el “Ministerio Público” o los “Tribunales de Justicia”.
Aun cuando las estadísticas de victimización a nivel del hogar han venido cayendo en la última década (Enusc), su nivel es alto, en concreto, en uno de cada 4 hogares se declara que uno de sus miembros ha sido victima de algún delito, lo que ya es alto si comparamos con lo que sucede con países de la OCDE. Esto explica que el sentimiento de inseguridad y denuncias de delitos contra las personas y propiedad en nuestro país sea uno de los más altos dentro del grupo de países.
Algunas cifras alarmantes que no hemos considerado en toda su magnitud, y que muestra la Enusc 2014, dada a conocer en 2015, son: un 40,4% de los hogares victimizados no denuncia los hechos; un 43,8% cree que será victima en los próximos doce meses; la re-victimización alcanza un 27,2% de los hogares; los niveles de inseguridad de los mas pobres en el hogar son 6 veces mayores que los de los más acomodados; y, un 79,9% piensa que la delincuencia aumentó.
Estos hechos configuran un panorama para nada auspicioso, a pesar de la reducción de la victimización, los niveles aún siguen siendo altos, lo que repercute en las expectativas y los niveles de temor. A ello se suma un escenario de desorden derivado de la violencia de las movilizaciones sociales, en las que la autoridad descalifica a Carabineros, todo lo cual empeora el escenario.
Publicada en La Segunda 08/06/2015