El ex presidente ha adoptado una estrategia parecida a la de Michelle Bachelet cuando dejó La Moneda. Ya está trabajando en la construcción de un nuevo relato para su sector, en silencio, con un núcleo cerrado de colaboradores, con miras a una eventual segunda candidatura presidencial. Pero el impacto de la aparición de su nombre en el caso SQM preocupa a su entorno.
«Ver a un ex alumno ir tras la presidencia y conseguirlo, fue un placer», dijo el martes el economista estadounidense Jeffrey Sachs, mirando a Sebastián Piñera, quien estaba sentado en primera fila, presenciando –junto a gran parte de su ex gabinete– la clase con que Clapes UC celebró su primer aniversario.
Tras la exposición, el ex presidente abandonó raudamente el salón, sin hablar con el público que lo saludaba y eludiendo a la prensa que lo esperaba para abordar temas de la contingencia.
No ha sido fácil para Piñera guardar silencio, cuentan sus cercanos. Acostumbrado a tener un rol protagónico en la política chilena y en la centroderecha, el ex mandatario ha tenido que hacer un esfuerzo para contener su ansiedad por salir a opinar de los temas que le preocupan, como las reformas educacional y laboral. Y más aún, para no salir a defenderse de su involucramiento en el caso SQM.
Revisar nota completa publicada en Revista Qué Pasa 18/06/2015.