Más allá de los buenos deseos de Allamand que hablan de un partido único de centroderecha, desde ese sector plantean que un posible «pegoteo» del sector por obra y gracia del ex ministro «va a depender de lo que se estructure después de la elección municipal», aunque los proyectos «hegemonizantes» de la UDI y RN frenarían los ímpetus y dejarían por ahora «sin agua a la piscina». «No tajante a coaliciones con sectores conservadores» respondió Andrés Velasco a la invitación que le mandó por los medios el senador de RN Andrés Allamand.
Por Luis Casanova
Lo que menos tiene el «retorno» de Andrés Velasco a la contingencia política es casualidad. Primero, lo hizo en una columna editorial en el diario El Mercurio y con fuertes críticas a las reformas que está implementando el actual Gobierno de la Nueva Mayoría, lo que supone una señal a los lectores de ese medio.
Segundo, ocurrió a solo días del discurso del 21 de mayo que leyó la Presidenta Michelle Bachelet ante el Congreso Pleno. Y tercero, llegó en el momento de menos relevancia que vive hoy la derecha y donde las figuras con más futuro -según algunas encuestas- son Marco Enríquez-Ominami (PRO) y Sebastián Piñera (ex RN).
Para sus detractores y ex socios de bloque, el texto que el ex ministro y ex presidenciable tituló como «El columpio» fue su ingreso definitivo a la oposición y muestra un proceso de «derechización» que no tiene vuelta atrás, por mucho que la definición ideológica de su movimiento Fuerza Pública sea de «centroizquierda». En este contexto post irrupción de Velasco brota una pregunta espontánea: ¿Quién pierde y quién gana con su nueva postura? Por de pronto, los sectores del «centro liberal» que participaron por separado de las primarias de la NM y de la Alianza en 2013, y que no se identifican con ningún partido en especial y que coincidentemente son críticas del Ejecutivo verían una posible bandera de identificación a la hora de expresar sus preferencias en los próximos sondeos. Por tal motivo, la reacción inicial de las dos coaliciones grandes fue de rechazo, dado que tienen la absoluta conciencia de que su rostro genera simpatías ante una inevitable repostulación a La Moneda.
En la Democracia Cristiana, por un lado ante la falta de presidenciables de peso para el proceso electoral de 2017, no son pocos los militantes que optarían por Velasco. No por nada un amplio contingente de FP que viene de 2013 milita o ha militado en la falange, incluso con cargos de confianza presidencial. Es más, la ex ministra Mariana Aylwin (consejera de FP) se salvó de ser expulsada luego de una petición que provino de las juventudes de ese partido y, además, durante mucho tiempo se dio por despedido al titular de Economía, Luis Felipe Céspedes, a causa de su cercanía con el esposo de Consuelo Saavedra. Hasta se habló de una «caza de brujas» que fue reducida a su mínima expresión después del pasado cambio de gabinete. Curiosamente, Ignacio Walker, senador y ex timonel DC que en algún momento mantuvo una buena comunicación con Velasco, ahora repele su accionar luego de decir que «legítima, pero incoherentemente, terminó reconociendo domicilio político en la oposición con las banderas de la derecha». Dato relevante: Walker ya declaró sus intenciones presidenciales al interior de la flecha roja y en la Nueva Mayoría.
No pero sí Ayer la derecha lo miraba con distancia, ahora lo acepta con expectación. De hecho, el vocero de la buena onda hacia el economista fue el senador de Renovación Nacional Andrés Allamand, quien lo invitó a formar una alianza de cara a la segunda vuelta de 2017. Lo llamativo es que horas antes de su sorprendente proclama, el diputado y timonel de RN Cristián Monckeberg, había dicho que «sobre mi cadáver voy a permitir o facilitar que personas que vienen de otros sectores intenten representar al nuestro como si no tuviéramos candidatos». Aunque lo niegue, el ex ministro de Defensa de Sebastián Piñera y ex postulante a La Moneda pasó por encima del cuerpo inerte y sin vida de Monckeberg al fundamentar las «coincidencias» entre Velasco y la oposición y luego afirmar que incluso no participando en la primaria aliancista de 2017 ambas partes podrían apoyarse mutuamente en caso de balotaje. Hasta ahí todo bien.
Ver análisis de Eugenio Guzmán publicado en Cambio 21 el 27/05/2015