Acaba de ser aprobada en general en el Senado la Ley de Fomento de la Música. En tiempos donde la mayor fuente de difusión de música no es la radio, sino internet, parece que seguimos a destiempo a la hora del diseño de políticas culturales. Obligar a las radioemisoras a emitir un determinado porcentaje de contenidos no apoya a los artistas, sino que los entiende como objetos de una política paternalista y poco creativa.
Esta política dista de los ejemplos de los grandes artistas que han surgido en nuestro medio, y que no necesitaron de la intervención del Estado. Por lo mismo, es necesario hacerse algunas preguntas de rigor sobre los objetivos deseables de nuestra política cultural por ejemplo ¿cuántas obras de calidad son el resultado de una política pública? ¿la calidad es parte de la promoción pública? Y si no lo es, ¿qué música será la seleccionada? ¿Alguien tiene los criterios? A mi juicio, dado el avance tecnológico -y su consecuente baja en los costos- en la producción y difusión musical, esta política tendrá un pobre efecto en los puntos cuestionados.
20/06/2014
Facultad de Gobierno
Carrera de Ciencia Política y Políticas Públicas
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