Probablemente el gobierno del Presidente Piñera será recordado como una época de bonanza económica, de despegue de los movimientos sociales. También, por la hazaña de los mineros, la reconstrucción del 27/F y los difíciles momentos que enfrentó producto de un manejo político ineficiente. Un reflejo de estos problemas fueron los bajos niveles de aprobación que durante años enfrentó la administración, cuando figuras de oposición llegaron a señalar problemas de «gobernabilidad» en su gestión y una constante crítica al manejo político de los asuntos del país.Sin embargo, las voces que hablaron de crisis y fractura social de un sector de la opinión pública no tuvieron eco en los resultados finales. El país finaliza su período con robustas cifras, un aire de avance en indicadores a nivel macro (pobreza, calidad de vida, empleo y sueldo) y un sistema democrático que pareciera estable. Si bien la paranoia de una eventual crisis es una constante en el pensamiento humano, la realidad dicta que, de mantenerse la tendencia, estamos lejos de pasar por situaciones donde nuestra estabilidad sea puesta en jaque. Piñera entregará el 11 de marzo un gobierno aprobado por la mitad de los chilenos, cifra estadísticamente similar a aquella con la cual asumió la conducción del Ejecutivo hace cuatro años.Se cumple entonces una constante en la democracia chilena de las últimas décadas, donde la estabilidad reina en los procesos democráticos, aun cuando de tiempo en tiempo nos enfrentemos a momentos de tensión. Todo ello se supera gracias a instituciones sólidas y progreso económico y social.
Miguel Angel Fernández – Cientista políticoUniversidad del Desarrollo
04-03-2014
Facultad de Gobierno
Carrera de Ciencia Política y Políticas Públicas
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