En su primera intervención en el Parlamento, durante la votación del proyecto Bono Marzo, el diputado Boric —en sus propias palabras— aludió al sustento ideológico de aprobar un instrumento como este. Señaló, entonces, que este bono soluciona aspectos que la política anterior no atendía, y que se justifica por su importancia «en la cotidianeidad» de los beneficiarios, aludiendo a que su sustento se encuentra en la literatura de corte «economicista y neoliberal del Rational Choice».
Sin embargo, sostuvo que este enfoque no aborda muchos factores que esta teoría pretende imponer. Por lo mismo, es importante tomarle la palabra al diputado justamente cuando desde la perspectiva del capital social de una comunidad, el instrumento aprobado puede terminar siendo un incentivo perverso.
Se puede, por ejemplo, acordar con sus empleadores ingresos menores, lo que redunda en menores cotizaciones y, por ende, en un problema a largo plazo. Y, en el corto plazo, al coexistir prácticas de engaño en una comunidad, aumenta la desconfianza interpersonal en donde están los potenciales beneficiarios.
Tampoco vemos que en este proyecto de asignación directa permanente exista una intención de asociar el beneficio al cumplimiento de objetivos, por ejemplo, en temas de capacitación. Quizás, mejor que entregar pescados, se habilite al beneficiario a pescar.
Si no introducimos variables de responsabilidad individual con los beneficios, estos no son internalizados por sus beneficiarios como tales. Un Estado paternalista, al igual que un padre irresponsable, puede terminar por corroer nuestras disposiciones a cooperar.
JOSÉ DE LA CRUZ GARRIDO / Profesor Teoría Política Facultad de Gobierno UDD
Facultad de Gobierno
Carrera de Ciencia Política y Políticas Públicas
UDD 2014 ®