Mucho se escucha hablar de la innovación y del emprendimiento como piezas clave para un desarrollo sólido. Una evidencia de que esta afirmación está en lo correcto es que las pequeñas y medianas empresas ya aportan con el 20% del PIB y más del 70% del empleo del país.
Desde hace un par de años, el Estado, a través de Corfo, ha desarrollado una serie de iniciativas con el fin de potenciar el desarrollo de la innovación y el emprendimiento. Entre estas iniciativas destacan el apoyo a la creación de incubadoras, redes de inversionistas ángeles, fondos de capital de riesgo y uno de los programas más emblemáticos y que nos ha dado a conocer en el mundo entero, «Start Up Chile».
A los esfuerzos del Estado se suman otras instancias como universidades y centros de investigación que fortalecen la industria a través de la formación, el conocimiento y el apoyo directo a emprendedores, en el caso de los que cuentan con una incubadora. Por otro lado, también han surgido organizaciones como la Asech (Asociación de Emprendedores de Chile), que busca promover y defender el emprendimiento en forma conjunta.
Bajo este contexto, podemos señalar que, a diferencia de otros países, contamos con un entorno privilegiado para emprender. Lo importante es avanzar en una mentalidad que propicie la innovación y el emprendimiento como una cultura de vida, como una guía estratégica para enfrentar el desarrollo del país en forma sustentable, en el largo plazo.
Publicado en diario EL Mercurio el 1 de Julio del 2013.