Era el año 1992 cuando fui admitido como joven profesor ayudante en mi Alma Máter, la Universidad del Desarrollo, Y sin dudarlo un instante solicité para mis clases la primera hora de la mañana, la sesión de las 8.00 am, decidido a imponer a mis alumnos un alto estándar de exigencia partiendo por su puntualidad…
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Publicado en diario Concepción el 27 de mayo del 2013.