Señor Director:
La próxima semana se retoma la actividad parlamentaria, y uno de los temas que seguramente volverá a tomarse la agenda es la discusión que incorporó el ministro Elizalde, aprovechando la discusión del proyecto de ley que busca extender la votación de octubre a dos días. Durante la negociación de ese proyecto, el gobierno, en una carta que tenía oculta, liberó de multa a los extranjeros que no concurran a votar, dejando de esta forma el voto de aquellas personas en voluntario.
Hasta el momento no hemos escuchado razones técnicas que justifiquen esta nueva categorización. Por lo tanto, uno puede razonablemente pensar que tiene directa relación con que ese electorado es muy probable que vote por candidatos de oposición. Volver a analizar la conveniencia de voto voluntario o incluso la posibilidad que extranjeros puedan participar en un proceso electoral es perfectamente viable. Lo que no parece correcto es que, a una semana de la inscripción de las candidaturas de alcaldes, concejales, cores y gobernadores regionales, y a tres meses de esa elección, el gobierno intente moldear el padrón electoral alterando de esta manera las reglas del juego.
Es impresentable intentar influir por medio de un cambio legislativo en la elección inmediatamente siguiente. Estamos frente a una paradoja de la democracia y sus instituciones: el Pesidente Boric no puede, por un lado, criticar los regímenes dictatoriales como el de Maduro y, por otro lado, replicar las mismas malas prácticas en beneficio electoral de su coalición.
Rodrigo Arellano Falcón