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Paula Daza en El Mercurio se refiere al alza de la lista de espera de cáncer

Una de las enfermedades donde la oportunidad de atención tiene un mayor impacto en el resultado del tratamiento y la esperanza de recuperación del paciente es el cáncer, que desde 2019 es la primera causa de muerte en el país. Lo preocupante es que el incremento en los retrasos de las garantías GES en esta patología se ha venido registrando de manera sostenida, desde la llegada de la pandemia de covid-19.

Así, mientras en 2019 eran 2.717 las atenciones oncológicas en lista de espera, para 2020 ya habían subido a 4.909, mientras que en 2021 ya eran 10.062. Pero la situación tampoco mejoró durante 2022, cuando la emergencia sanitaria comenzó a disminuir su impacto en el país, ya que las garantías retrasadas volvieron a subir y llegaron a las 13.469. Mientras que la última cifra disponible, a abril de este año, ya superaba las 15 mil.

De hecho, según un nuevo informe del Centro de Políticas Públicas e Innovación en Salud (CIPS UDD), en base a la revisión de la información del Ministerio de Salud, solo durante un mes, entre marzo y abril de 2023, aumentaron en 11,1% las prestaciones GES retrasadas relacionadas con cáncer, pasando de 14.191 a 15.776.
Se trata de una fuerte alza en tan solo un mes, considerando que, por ejemplo, entre 2021 y 2022 se observó un incremento de 33%.

Paula Daza, directora Ejecutiva de CIPS-UDD, asegura que “vemos que hay macrozonas, como la centro sur, donde hay mayor cantidad de retrasos, pero en Osorno hay muy buenos datos. Entonces, acá hay varios problemas, pero el primero es gestión. Si una persona tiene un cáncer GES que se retrasa, Fonasa tiene la responsabilidad de derivarlo a un segundo prestador. Si hay falta de especialista, si no hay sillones de quimioterapia, Fonasa tiene la responsabilidad de traspasarlo, ya sea a otro hospital o una clínica. Si eso no está ocurriendo y tenemos un incremento de las listas de espera, hay un tema importante de falta de gestión”.

Entre marzo y abril de este año, las garantías retrasadas que más aumentaron en términos porcentuales fueron: en cáncer cervicouterino, con un alza de 35% (3.970 a 5.379); ovárico epitelial, que creció 20% (154 a 185); gástrico, 15% (1.208 a 1.384); linfoma en adultos, 6% (449 a 474), y cáncer de tiroides, 4% (255 a 265). Mientras que las garantías que sufrieron mayor aumento en el promedio de días de retraso fueron: en cáncer de testículos, en donde el aumento fue de 5,8 días (73 a 78,8); renal, 5,3 (109 a 114,3); de próstata, 4,8 (73 a 77,8); leucemia en adulto, 4,3 (108 a 112,3), y cáncer de pulmón, que aumentó su promedio de espera en 3,2 días (89 a 92,2).

“En promedio, son 63 días de retraso en lo que llevamos de 2023 en prestaciones por esta enfermedad. Este tiempo vale oro, sobre todo en la etapa de diagnóstico y tratamiento”, dice Daza.

Carolina Goic, directora ejecutiva del Centro para la Prevención y Control del Cáncer (Cecan), advierte que “en cáncer el tiempo es un factor determinante, muchas veces puede implicar perder la ventana de oportunidad y marcar la diferencia entre un diagnóstico curativo y uno paliativo”. Por lo mismo, añade que “es fundamental tener una estrategia especial de manejo de las listas de espera, que aproveche todas las capacidades que hay en el sistema”.