Desde el inicio de su gestión como intendente, la administración de Jorge Ulloa no estuvo exenta de polémicas, tales como su apoyo a la dictadura militar, los episodios ocurridos en el contexto de los incendios forestales de este verano sobre la implementación del toque de queda, su relación compleja con algunos actores de su propio conglomerado político (específicamente con Renovación Nacional) y con la oposición y, lo que más cuestionamiento ha generado, sus declaraciones durante el mes de febrero de este año como testigo en el caso Asipes. Si bien los motivos que gatillaron la reciente salida del intendente Ulloa, no están del todo claros, y se han esgrimido razones personales, no cabe duda que, desde los últimos meses, la posibilidad de cambios profundos en el gabinete regional fuera cada vez más probable hasta que se generara la coyuntura política adecuada.
El nuevo intendente Sergio Giacaman, deberá enfrentar diversos e importantes desafíos de cara al nuevo panorama que enfrenta la Región del Biobío: una región territorialmente más pequeña desde la creación de la Región de Ñuble; que además en los últimos meses ha puesto en evidencia la necesidad de mirar el desarrollo desde una perspectiva local y no centralizada como suele ocurrir en nuestro país. Donde diversas necesidades se han impuesto en la agenda de la región, los más conocidos son los que se han tomado los titulares de los medios de comunicación desde hace algunas semanas: tales como el anhelado metro regional con un sistema integrado de transporte, el desarrollo del parque científico y tecnológico, el desarrollo de diversos sectores industriales que debe de adecuarse a los nuevos tiempos y realidades de un mundo cada vez más cambiante, el cierre de emblemáticas empresas de la zona y las incertidumbres que ello ha generado en el comercio y en los indicadores económicos de la región, solo por mencionar algunos, son temáticas fundamentales para lograr este desarrollo. Estas materias, en conjunto con otras, que buscan la implementación de políticas públicas con una perspectiva local no son los únicos desafíos; sino que además poder generar un diálogo efectivo con todos los sectores políticos de la región, y con los diversos actores sociales que se interrelacionan en ella.
Pero quizás los dos desafíos más importantes del nuevo intendente, tienen que ver, por un lado, con desligarse de su cercana relación política con la senadora Jacqueline van Rysselberge, especialmente porque debe desarrollar un estilo de gobierno propio y cercano con la ciudadanía y los partidos, y además en un segundo punto, organizar y adelantar el nuevo escenario político que deberá de desarrollarse a partir de las primeras elecciones de gobernadores regionales.
La salida de Jorge Ulloa de la intendencia, nos recuerda (y adelantar) la próxima contienda electoral a las que nos veremos enfrentados, donde aún no hay claridad de quienes serán los candidatos, pero con el capital político de Ulloa es muy probable que sea la carta que la UDI y la coalición política de Chile Vamos se juegue en este nuevo escenario político electoral.
LESLEY BRICEÑO VALENCIA
Coordinadora académica de Ciencia Política y Políticas Públicas UDD.