El país necesita reformas para avanzar de forma relevante hacia mayores niveles de desarrollo. Pero si este instrumento no está disponible por el rechazo de la oposición, el gobierno debe re enfocar su estrategia y buscar otros caminos para intentar avanzar hacia estímulos a la inversión y el crecimiento.
Siempre hay espacio para la sorpresa, pero pareciera que ya están echadas todas las cartas en lo que será la votación de la idea de legislar de la reforma tributaria en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Han sido semanas de nerviosismo máximo, de gestiones acaloradas, de movidas políticas y comunicacionales de máximo calibre para intentar movilizar el escenario político. De hecho, pareciera que la política está en estado de euforia y agitación ante la votación de la primera gran reforma del gobierno.
En la construcción de este escenario, todos los actores políticos y los líderes de opinión pública han puesto de su parte. La oposición se ha negado a colaborar, el gobierno ha hecho una y otra propuesta para tratar de romper la unidad de ésta, los medios de comunicación han dado amplia cobertura a lo que pareciera haberse transformado en un “plebiscito” sobre la gestión del gobierno.
Pero en estricto rigor, nada de esto es tan grave. Si se aprueba la idea de legislar, se despejan estas inquietudes y se puede avanzar en una discusión sensata. Si se rechaza la idea de legislar en la Comisión, aún queda espacio para revisar esa decisión en la sala de la Cámara e incluso utilizar otras herramientas constitucionales para buscar una alternativa que permita avanzar. Y si todo lo anterior fallara, mala noticia para el país, y la oposición tendrá que dar la cara ante la ciudadanía por haber rechazado un proyecto que es importante para recuperar la inversión, el crecimiento y la certeza jurídica. Mala noticia, pero el gobierno puede seguir trabajando y avanzando.
Como he planteado en otras columnas, el país necesita reformas para avanzar de manera relevante hacia mayores niveles de desarrollo. Pero si este instrumento no está disponible por el rechazo de la oposición, el gobierno debe re enfocar su estrategia y buscar otros medios para intentar avanzar hacia estímulos a la inversión y el crecimiento. La Ley de Presupuesto, la Potestad Reglamentaria, su capacidad de gestión, el impulso de iniciativas de inversión que se encuentran trabadas en procesos burocráticos, son herramientas que el gobierno puede enfatizar como alternativa (no perfecta, pero sensata y realista) ante un eventual rechazo de la oposición a la propuesta tributaria.
La ciudadanía ha dado signos constantes de moderación y sentido común, todo lo contrario a la polarización que se observa en el debate de las elites políticas.
Mientras todo esto pasa, uno debiera preguntarse: ¿qué pensará la ciudadanía de todo esto? Hace algunas semanas nos visitó en la Universidad del Desarrollo el profesor de Stanford e Investigador de Hoover Institution, Morris Fiorina. Fiorina plantea que en Estados Unidos existe una desconexión entre la ciudadanía y la élite política, donde la primera es moderada y la segunda, polarizada. Una de las explicaciones para la polarización de los grupos políticos ha sido la estructuración y alineamiento homogéneo al interior de los partidos, el cual disminuye la diversidad al interior y las posibilidades de discusión sensata y moderada.
Pareciera que en Chile sucede algo similar. La ciudadanía -que ha votado alternadamente por candidatos de coaliciones políticas opuestas como Michelle Bachelet y Sebastián Piñera- ha dado signos constantes de moderación y sentido común, todo lo contrario a la polarización que se observa en el debate de las elites políticas. Hay señales consistentes de una distancia entre las inquietudes ciudadanas y la temática de la discusión pública. Más que estar a favor o en contra de una reforma tributaria, la ciudadanía quiere más crecimiento, trabajo y oportunidades. Quiere que el progreso se sienta en el hogar y en el bolsillo, y que el gobierno ayude en ese camino.
Por ello, y más allá del resultado de la votación de la idea de legislar, el gobierno debe volver a establecer diálogo directo con la ciudadanía, a conectarse nuevamente con sus necesidades y anhelos, y en caso que las oposiciones rechacen el proyecto, explicarle al país lo que ha hecho la oposición, para luego seguir buscando instrumentos que permitan avanzar en el desafío de dar solidez al crecimiento económico y llegar con mejores noticias a los hogares de las familias chilenas.
Ver nota publicada: https://ellibero.cl/opinion/ernesto-silva-discusion-polarizada-ante-una-ciudadania-moderada/