La próxima semana el gobierno anunciará nuevas urgencias legislativas a proyectos de ley. Esa es parte de la estrategia de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), liderada por el ministro Gonzalo Blumel (Evópoli), para contrarrestar las críticas a la llamada “sequía legislativa”.
Pese a que el ministro apareció al inicio del gobierno como una de las figuras emergentes, ya han aparecido críticas públicas a su gestión, como las de los diputados de RN, Eduardo Durán y Leonidas Romero, y los senadores Carlos Montes (PS), Yasna Provoste (DC) y Jorge Pizarro (DC), quienes lo acusan de no contar con experiencia para su labor en el Congreso.
Sin embargo, el respaldo del Presidente Sebastián Piñera, sigue siendo su principal sustento político.Y es que a 54 días del inicio del gobierno, a juicio de analistas, el ingeniero civil ha ejercido como una suerte de cable a tierra para Piñera.
De hecho, un cercano a Blumel, lo define como una persona sin lealtad a la antigua derecha y muy en sintonía con la opinión pública. El académico de la UDD, Eugenio Guzmán, dice que “es muy probable que Blumel tenga sensibilidad ante la opinión pública, porque hay una diferencia generacional (con respecto al gabinete). Él pertenece a otro ambiente, a otro momento político histórico que le hace ver las cosas con algo más de tino. Es un cable a tierra, pero no es el único”.
Con ello, coincide con él la historiadora de Horizontal, Valentina Verbal. “Él influye en Piñera en cuanto a que acepte cosas que originalmente no quería aceptar. Un ejemplo, la ley de identidad de género. Piñera en un principio era más reacio, pero hasta donde entiendo él fue un puntal para acercar a Piñera a posiciones un poco más liberales”.
“Es una relación de mucha cercanía y mucha confianza”, comentan el subsecretario de la Segpres, Claudio Alvarado sobre la dinámica entre Piñera y Blumel.
Críticas a sus “paseos”
Hasta la fecha, el gobierno ya suma un total de 35 proyectos con urgencias (facultad constitucional del Presidente para apurar la discusión de ciertas leyes) y esta semana Blumel reforzó esa carpeta con el anuncio de 5 nuevas iniciativas legales comprometidas en la campaña.A modo comparativo, según las cifras de la Segpres, en sus primeras ocho semanas, el gobierno de Bachelet ingresó 8 proyectos y en el mismo periodo, la actual administración tendrá 10 iniciativas.Pese a ello, los cuestionamientos a la sequía legislativa son transversales.La senadora Provoste (DC) lo acusó de ir a “pasear” al Congreso.
Y esta presunta pasividad de La Moneda también está siendo aprovechada por la oposición para colocar sus temas, por ejemplo, las iniciativas de DD.HH.
que dividen al oficialismo.En una entrevista del 24 de marzo pasado en La Tercera, la propia presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, emplazó a la Segpres a que “sepa priorizar los temas que hicieron ganar a Piñera”.Pese a ello, Blumel sigue defendiendo el diseño del Ejecutivo de mantener un ritmo pausado en el trabajo en el Congreso y apostar a la maduración lenta de los acuerdos en las comisiones de trabajo que definió La Moneda.No obstante, sus definiciones liberales, como el cambio de identidad de género en adolescentes o el matrimonio igualitario, son las que han generado más roces con los conservadores.
De hecho, a Blumel lo ha criticado públicamente la bancada evangélica de RN.Consultada por La Segunda, Van Rysselberghe dice que Blumel “en lo personal es una persona inteligente y agradable en el trato humano, pero aún le falta, porque está recién partiendo, conocer más los códigos del Congreso”.Pero la senadora UDI cree que es cosa de tiempo que mejore el entendimiento: “Son complicidades que se van dando, en la medida en que se van generando las relaciones humanas.
Eso tiene que ver más bien con que él no ha sido parlamentario antes. A muchos de nosotros nos ubica pero no nos conoce en lo personal”.Otra de sus críticas, la diputada Francesca Muñoz (RN) dice que “al comienzo hubo un poco de diferencias, pero ahora ha mejorado la relación con los parlamentarios”.
Y agrega: “Hemos planteado algunos temas y hemos sido escuchados. Sin embargo, yo siempre estaré atenta”.Frente a las críticas, el subsecretario de la Segpres, Claudio Alvarado, dice que las “diferencias” están circunscritas a “temas valóricos”. Agrega que estas discrepancias “son legítimas y que se deben expresar”, pero que no debieran personalizarse.
El fantasma de Larroulet
Las críticas a Blumel por su poco conocimiento del Congreso, también las enfrentó Cristián Larroulet en la anterior administración. Incluso en 2010, el entonces senador PS, Camilo Escalona, lo apodó como un “alma en pena”, porque, a su juicio, se paseaba en el Congreso buscando acuerdos sin éxito.
Incluso, durante una sesión de la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, Hugo Gutiérrez (PC) le dijo a Larroulet que le “desagradaba” su presencia, debido a sus lazos con la dictadura.Sin embargo, las críticas pasaron y Larroulet logró establecer redes con la oposición especialmente el entonces diputado Osvaldo Andrade, con el senador Andrés Zaldívar e, incluso, Escalona, con quien selló el acuerdo para nombramientos en la Corte Suprema y en el Consejo del Servel.Hoy un senador del PS y un diputado RN, creen que Larroulet sigue actuando en las sombras, desde su cargo como jefe de asesores presidenciales (Segundo Piso).Van Rysselberghe dice que ha “escuchado” esas versiones, pero le resta dramatismo y cree que “es razonable que la Segpres y el Segundo Piso tengan una relación cercana”.El subsecretario Alvarado señala que no se mezclan las tareas.
“Aquí cada uno tiene su rol. En el caso del ex ministro Larroulet, él hoy día asesora al Presidente en todos los temas de políticas públicas y coordina equipos de asesores. Pero en definitiva siempre el trabajo entre Presidencia y la Segpres es un trabajo en equipo permanente”, dice.
Sus avales
Y si bien tiene detractores, la generación sub 45 de la centroderecha es donde Blumel ha encontrado a más aliados en el oficialismo. Los diputados más cercanos a él son Javier Macaya y Jaime Bellolio en la UDI, y Paulina Núñez y Marcela Sabat en RN (ver infografía).“Pese a su agenda, se da siempre el tiempo para responder directamente , aunque sea por WhatsApp”, dice Macaya.“Es un ministro joven, estudioso y con ganas de hacer las cosas.
Tiene que aglutinar visiones distintas en Chile Vamos, pero también con la oposición.
Va a salir adelante y que es un ministro que no por su juventud o por su poca experiencia política, del punto de vista del carácter legislativo, le va a ir bien”, dice el jefe de bancada de RN, el diputado Leopoldo Pérez (RN).El factor generacional también ha contribuido para que Blumel genere ciertas afinidades con legisladores opositores como Matías Walker (DC), Camila Vallejo (PC), Gabriel Boric (IA) y Giorgio Jackson (RD), quien incluso lo invitó a su fiesta de cumpleaños.En el Senado, en tanto, Blumel sentó alianzas con al menos dos presidenciables del sector: los RN Andrés Allamand y Manuel José Ossandón.Allamand se ha transformado en uno de sus principales consejeros.
Ossandón, en tanto, pese a las roces de la primaria presidencial, reconoce en Blumel la apertura programática que tuvo Piñera a sus propuestas como en educación.
Evópoli: El punto de discordia
La militancia en Evópoli de Blumel ha sido un punto que despierta sospechas al interior de Chile Vamos. El partido de Felipe Kast ha asumido posturas distantes de La Moneda, en temas como el financiamiento de educación superior, eutanasia o la fallida designación de Pablo Piñera en la embajada en Argentina.
A juicio del diputado evangélico de RN, Eduardo Durán, Blumel influyó en el Gobierno para que se adoptara una postura liberal en el proyecto de ley de identidad de género.“En un principio fue un traspié del ministro. Nosotros le hicimos notar la molestia y él acusó recibo y enmendó el camino. Eso lo valoramos.
Tuvo privilegios con una postura más liberal en lo valórico en esa oportunidad”, recuerda Durán. Van Rysselberghe agrega que “yo no lo he visto hasta el minuto (con privilegios). Tanto los ministros de la UDI como los de RN y los de Evópoli son ministros de Piñera. Más allá de su origen partidario, lo que corresponde y lo que deben hacer es situarse como ministros de Piñera”.
Alvarado lo defiende: “Son precisiones que no se ajustan a la realidad. Cuando una persona ejerce un cargo de responsabilidad ministerial, lo ejerce en función del cumplimiento de un programa del gobierno y no lo ejerce en función de los intereses de un partido en particular”.