Lejos del «remezón» que prevé Genaro Arriagada, sino más bien un reacomodo del sistema donde convivirán partidos tradicionales y los emergentes que superen la primera prueba, es lo que surgirá de las urnas el domingo, según el decano de la Facultad de Gobierno de la U. del Desarrollo, Eugenio Guzmán, y el analista político y columnista Ernesto Águila. Reunidos por «La Segunda», estas son sus previsiones.
—¿Cuánta gente votará?
—Águila: Mi hipótesis es que vamos a estar en rangos de votación de 40% a 50%, en torno a seis millones y medio de votantes. Con un universo de ese tipo la elección está abierta. Hay un electorado de derecha compacto y movilizado frente a uno de centroizquierda más bien desmoralizado y confundido por esta fragmentación. Pero el electorado de derecha tiene techo y la situación puede cambiar si aumenta la votación de los jóvenes y en las comunas populares, donde están los principales bolsones de abstención, que son electores más favorables a Beatriz Sánchez, ME-O y Guillier, en ese orden.
—Guzmán: Soy escéptico de que la participación vaya a ir mucho más allá del 45%. El alto número de candidatos al Congreso puede favorecer una mayor votación, pero hay muchas listas «infladas» por las cuotas. Y los votos «sábanas» confunden más al elector. Esta elección, que no tiene ninguna épica, va a ser definida por indecisos, que son estas nuevas clases medias pragmáticas y materialistas.
—¿Quiénes se restarán del proceso?
—Águila: Hay dos perfiles de abstencionistas. Uno es un votante desencantado de la política, con una identidad más de centroizquierda, que votó en el plebiscito y en la primera o segunda presidencial siguientes y después dejó de ir a las urnas. Algunos los estiman en unos 800 mil electores. Luego, hay otra gran cantidad que mira el sistema político y las elecciones más con los ojos de un consumidor que de un ciudadano, que le pide al sistema político una satisfacción inmediata y que ve más soluciones en el mercado que en la política y el espacio público.
—Guzmán: En la UDD hicimos un trabajo, usando la encuesta CEP, para ver qué variables influían en la decisión de ir a votar y encontramos que las que más influyen son el clivaje del plebiscito y la edad: la generación del plebiscito tiende a votar más. Y a mayor edad, mayor posibilidad de votar. Con estas variables no hay razón para pensar que vaya a haber un gran cambio respecto al 2013.
—Marta Lagos dice que en los indecisos, las preferencias se distribuyen más o menos igual que los decididos.
—Águila: Las candidaturas del centro y la izquierda claramente tienen perfiles distintos. El votante de Guillier es más de sectores populares y sobre los 45 años, mientras que el de Sánchez es mucho más de capas medias ilustradas y jóvenes de hasta 30 años.
—¿Y los de Piñera?
—Águila: Son de nivel socioeconómico alto, ABC1…
—Guzmán: No es lo que dicen las encuestas ni los números, si fuera como dices estaríamos en Suecia o Finlandia. No, hay ahí muchos votantes de clase media y sectores populares, además de regiones.
—Más allá de la sociología del votante, ¿la campaña, la franja y la variada oferta política no podrían llevar más gente a las urnas?
—Guzmán: Las personas que ven la franja tienen cierto compromiso o mucha curiosidad. Hay más oferta, pero un alto número de candidatos va a la reelección.
—Águila: Hoy hay mayor volatilidad del voto, mucha gente que decide su preferencia en el tramo final. Veo un escenario demasiado construido por las encuestas y cierto triunfalismo en la derecha, pero hay un voto escondido que no se expresa y que no decide por cosas como las franjas o las campañas.
«Un parlamento fragmentado»
Los dos analistas coinciden en que lo que ocurra el domingo va a configurar el mapa político de un nuevo ciclo.
—Águila: Es una elección que inaugura el período postbinominal, donde el poder se redistribuirá entre viejos y nuevos actores. No habrá un Big Bang, van a sobrevivir las fuerzas tradicionales post-90 y está por verse la consolidación de nuevos actores: Evópoli se va a medir en torno a un senador y 2 diputados; Amplitud, si reelige o no a la senadora Lily Pérez, si no, cierra el boliche, y Ciudadanos, yo creo que lo va a cerrar. El Frente Amplio es el que tiene el mejor pronóstico.
—Guzmán: Esta elección es con voto voluntario, otro sistema electoral, Ley de Cuotas y nuevas reglas de financiamiento que han obligado a los partidos a adaptarse para sobrevivir. Va a surgir un Parlamento fragmentado no sólo en número de partidos, sino de corrientes en su interior.
—Águila: En la derecha se va a consolidar la hegemonía de la UDI, lo que condicionará a Piñera en ciertos temas. La DC va a depender de sus resultados internos, donde será muy importante cómo les va a Cornejo vs. Walker; Rincón vs. Zaldívar; a Provoste y a Huenchumilla. De la lectura que haga la DC, de un resultado que será de discreto a malo, dependerá de cómo se reposicione en la centroizquierda. Tiendo a pensar que va a surgir una DC más cargada a la centroizquierda que a la centroderecha. Y en la izquierda, donde hay una disputa si se privilegia una alianza con la DC o con el Frente Amplio, va a depender si triunfan candidatos como Allende o Insulza, más favorables a reconciliarse con la Falange, o Fernando Atria, partidario de acercarse al FA. Éste tiene una compleja disyuntiva estratégica: si no apoya a Guillier y éste gana, serán irrelevantes, pero si pierde se va a generar una enemistad. Los electorados de Guillier y Sánchez no se diferencian demasiado y en algún momento en el futuro, cuando el Frente Amplio llegue a segunda vuelta, va a necesitar los votos de la izquierda histórica.
—Guzmán: Para eso el FA debe renunciar a su sueño de mandar al cementerio a los viejos tercios de la Nueva Mayoría, algo aún poco probable.
—¿La noche del domingo quedará prefigurado lo que ocurra en la segunda vuelta?
—Guzmán: No me extrañaría que esa noche Sánchez, Goic y Marco lleguen a felicitar a Guillier. El problema es cómo transformar esa foto en una secuencia. Piñera debe tratar de cometer la menor cantidad de errores, recorrer el país y no tener ningún exabrupto.
—Águila: La DC va a plegarse en una idea de pacto de gobierno. ME-O va a apoyar tempranamente, no sé si aspirando a ser parte del gobierno. También será importante una señal del laguismo. Es importante que se dé una señal de continuidad con Bachelet, que para una parte del electorado es importante, pero no veo figuras de gobierno que puedan jugar un rol gravitante en la segunda vuelta.