TeletreceLey de cuotas: un paso adelante y dos para atrásTeletreceProfesor Facultad de Gobierno UDD, magister en Políticas Públicas, analista político y panelista en Estado Nacional de TVN. Este lunes vimos a los partidos políticos correr y negociar, hasta última hora, cupos y cargos, el lado más oscuro de la política.
Gonzalo Müller. Profesor Facultad de Gobierno UDD, magister en Políticas Públicas, analista político y panelista en Estado Nacional de TVN.
Este lunes vimos a los partidos políticos correr y negociar, hasta última hora, cupos y cargos, el lado más oscuro de la política. En medio de toda esta vorágine, debutaba la aplicación de la ley de cuotas, uno de los cambios a nuestra institucionalidad electoral, pero con los días surgen las dudas de si el cumplimiento de esta ley fue real o solo formal.
La necesidad de los partidos al momento de elaborar sus plantillas de contar con una relación de no sobrepasar en más de un 60% del total los candidatos a parlamentarios de un mismo sexo, se volvió y fue asumida como una más de las restricciones y limitaciones que tuvieron al momento de negociar sus cupos al interior de las coaliciones. Mala noticia para quienes aspiraban a que esta ley corrigiera la baja participación femenina en cargos de elección popular.
Hasta hoy solo un 17% de los cargos parlamentarios están en manos de mujeres, las que para ser elegidas han debido superar muchas restricciones y cuando no verdaderas discriminaciones. Pero con su presencia en el Congreso daban prueba de que pese a todo lograban ganar e imponerse a toda dificultad. Ahora por cumplimento de la ley, aunque sea en la forma, ha subido mucho la inscripción de candidatas, más de 400, pero solo bastó escuchar a la candidata a senadora DC de Arica reaccionar ante el apoyo de su partido al candidato José Miguel Insulza, sin tener con ella ni la mínima consideración de avisarle que iba de candidata solo para cumplir la ley de cuota. Lamentablemente este es solo un ejemplo de cientos de candidatas que fueron inscritas por los partidos bajo esta misma nefasta lógica.
«No contar con mecanismos reales y eficaces de promoción de liderazgos femeninos, que sean un aporte en su formación y preparación es una debilidad de los partidos y que la ley no aborda de buena manera» No contar con mecanismos reales y eficaces de promoción de liderazgos femeninos, que sean un aporte en su formación y preparación es una debilidad de los partidos y que la ley no aborda de buena manera. Como podemos esperar que las candidatas inscritas tengan reales oportunidades de ser elegidas si son contactadas solo hacia el final de los procesos electorales, cualquier liderazgo requiere de una maduración y preparación en el tiempo, es aquí donde se define la real capacidad de contar con cupos con electibilidad, palabra que se volverá un test de la blancura a la hora de revisar el cumplimento del espíritu de la legislación que busca aumentar la participación de mujeres en el Congreso.
Sin importar que los partidos fueran presididos por mujeres u hombres, en los pasillos de todos ellos se escuchaba lo mismo, la ley de cuotas los obligaba a pedir más cupos de los que verdaderamente necesitaban para sus candidatos competitivos inscribiendo nombres de mujeres que estarán en el voto sin hacer realmente campaña para ganar o, peor aún, sabiendo de antemano que lo hacen como un favor para cumplir el requisito y nada más. Qué peor señal para los electores que verán en el voto de noviembre a decenas sino cientos de candidatas nominales, rellenando sin haber tenido nunca una real oportunidad de competir.
Las barreras de la participación de las mujeres son más culturales que legales, el contar con más recursos para campaña resulta quizás el más eficaz de los cambios. El contar con ellos les permitirá a las candidatas que si hagan campaña contar con la ayuda necesaria para darse a conocer, quizás la más dura de las tareas de todo liderazgo nuevo. La esperanza está puesta más que en la ley, que aporta pero no corrige, en el cambio cultural que se está produciendo en la sociedad a mayor velocidad y con más fuerza, basta mirar en la universidades como la presencia de dirigentes mujeres se ha multiplicado, lo mismo que en el mundo del trabajo, en un efecto permanente de como el cambio social supera y anticipa a los cambios de la ley o de la política. Los partidos seguirán en deuda, nuestra democracia seguirá en deuda con los liderazgos femeninos. La nueva ley de cuotas es en definitiva un paso para adelante, pero dos para atrás.