La guerra geopolítica va sobre aquellos vectores que generan el terror y no respetan la vida de las personas. Claramente la vida tiene un valor diferente en el mundo del Estado Islámico y occidente. Claramente entramos a una situación de la política mundial distinto.
Lamentando profundamente los brutales atentados en París, pareciera ser necesario entender que el mundo no se enfrenta a una guerra «normal» tradicional, en la que se respeta, dentro de lo que se puede, el derecho de gentes. Lo que vivimos es una guerra geopolítica en que todos los vectores están presentes en ello: la cultura, la religión, las características de la población, los objetivos, el tipo de fuerza y la definición de un objetivo que se publicitó hace algo más de dos años y occidente no lo entendió.
Tampoco entendió que los golpes son sobre los símbolos de los Estados occidentales elegidos como objetivos y en Europa, está claro que Gran Bretaña, Alemania y España son objetivos por su participación individual sobre el Estado Islámico.
Luego del atentado a Charlie Hebdo, Francia debió haber entendido que su enemigo estaba decidido. Luego vino el atentado a un avión ruso en Egipto, un atentado en Beirut y todo apuntaba al Estado Islámico y a una advertencia referida a la intervención dentro del espacio definido como el Califato.
La guerra geopolítica va sobre aquellos vectores que generan el terror y no respetan la vida de las personas. Claramente la vida tiene un valor diferente en el mundo del Estado Islámico y occidente. Claramente entramos a una situación de la política mundial distinto.
Francia ya estaba en alerta y aun así sufre los efectos del terror.
Carta publicada en La Tercera 17/11/2015