Los errores son múltiples y profundos, lamentablemente. El más importante es que el diagnóstico es malo, porque el problema de la educación superior chilena es la calidad, no el acceso de los que tienen menos recursos. Hay un buen sistema de becas que hace que esos mismos alumnos a los que se les quiere dar gratuidad estén estudiando con becas que no tienen que pagar nunca y, por lo tanto estudian gratis. No les va a cambiar nada la vida, no van a estar ni ápice mejor de lo que están hoy.
Federico Valdés explica en detalle por qué a pesar de compartir la idea de financiar la educación para los alumnos más vulnerables, es un férreo opositor a la gratuidad.
¿Cómo ve la reforma a la educación superior y en específico el avance en gratuidad? —Lo que se conoce hasta ahora es una política pública de mala calidad que no ha sido suficientemente pensada, y erróneamente se decidió partir a través de la ley de Presupuesto, sin contar con los consensos adecuados, sin respetar la opinión de los técnicos y sin consultar a quienes se van a ver afectados. Que desde el 21 de mayo los criterios de elegibilidad hayan cambiado cinco veces, indica que la prioridad fue echar a andar una política nueva tratar de dar un paso irreversible y no diseñar la política que mejor ayudara a cumplir con un propósito que comparto.
El propósito es avanzar a un sistema de gratuidad universal ¿eso lo comparte? —No lo comparto para nada, porque la idea de pensar en financiarle la educación superior a quienes no lo necesitan, como las familias con mayores recursos, es aberrante. De llevarse a cabo quitaría recursos de otras necesidades que sí son acuciantes. En educación donde más se requieren recursos es en educación escolar y pre escolar.
Revisar entrevista completa publicada en Diario Pulso 02/11/2015